Bianca Jagger

No es lo habitual pero ella, Bianca Jager, la que fuera esposa de Mick Jagger, decidió cambiar las fiestas de Studio 54 en Nueva York por el fango del conflicto internacional. Amnistía Internacional, Coalición para la Justicia Internacional, Human Rights Watch America y XX Century Taskforce son sólo algunas de las organizaciones con las que ha trabajado esta mujer, ejemplo de estilo y de lucha, nacida en Nicaragua y criada en el seno de una familia humilde.

Férrea defensora de los derechos de las minorías, y muy especialmente de los derechos de la mujer, empezó a tomar conciencia de las desigualdades entre sexos cuando observó la discriminación que sufría su madre tras decidir divorciarse de su padre. Una batalla que no parece querer dar por perdida: "No tenemos una situación de igualdad. En el trabajo, en la sociedad, los parámetros que se le piden a una mujer son mucho más exigentes".

Después del divorcio, la madre de Bianca –a la que ella califica de "adelantada, vanguardista... ¡pionera!"– abrió una pequeña cafetería con la que poder sacarla adelante a ella y a sus otros dos hermanos. Despierta e inconformista, la nicaragüense consiguió una beca para estudiar Ciencias Políticas en París. Allí conoció a Mick Jagger, el líder de los Rolling Stones y el padre de su hija Jade, con el que se casó en una iglesia católica de Saint Tropez.

Junto a Mick formó una de las parejas más representativas de los años setenta y se convirtió en un reclamo para la industria de la moda y en una de las asiduas asistentes al mítico Studio 54 de Nueva York –su imagen, entrando a la discoteca montando a caballo, está ahí para la Historia–. Sin embargo el fulgor de los focos y el brillo de los flashes no estaban hechos para ella y acabó poniendo fin a su matrimonio con la estrella del rock. "Hasta cierto punto, en mi matrimonio fui un pez fuera del agua. Nunca encajé en su mundo. El día de mi boda fue muy desconcertante, me di cuenta de que no iba a tener el control de mi vida. Mick es el colmo del machismo y en cierta forma mi divorcio fue una liberación. Aunque fue difícil; no habría querido que pasara", aclara.

Ajena a su estatus de icono de estilo, en la actualidad es una de las activistas más inquietas y persistentes –cuenta con su propia fundación, la Bianca Jagger Human Rights Foundation– y sus labores de ayuda no se limitan a un sólo ámbito. Uno de los temas que más le preocupa es el del calentamiento global y sus efectos: "Que estemos cerca de llegar al punto de no retorno en el calentamiento global y sigamos sin invertir en energías renovables... No debemos permitir que los gobiernos nos sigan engañando diciéndonos que la nuclear es una energía verde. No debemos permitir que nos engañen diciéndonos que el gas de esquisto, la fractura hidráulica (fracking) y las energías hidroeléctricas son energías verdes", sentenciaba en 2012.

Muy activa en Twitter, donde posee cuenta (@BiancaJagger) con más de 38.000 seguidores, es consciente de la responsabilidad que un gran poder como el suyo –el del personaje mediático– conlleva. "Esas personas no me siguen porque esperen que hable de famosos y les cuente algún cotilleo, sino porque hablo de los problemas del mundo ”, puntualiza. "La economía, el medio ambiente, los derechos humanos, todo está entrelazado. Tiene que ver con el buen gobierno. Y debemos exigir a nuestros líderes que cumplan con su obligación. Y, si no, podemos cambiarlos. Creo realmente en el papel que juegan los individuos y en la importancia de la posición que adopta cada ser humano", comentaba al respecto del estallido de la crisis –no sólo económica– en el año 2008.