Baby

Una fábula extraña llena de simbolismos que puede entusiasmar o aborrecer a los espectadores a partes iguales.

Una joven drogadicta da a luz en uno de sus momentos más bajos. Incapaz de cuidar al bebé, lo vende a una extraña mujer. Pronto se arrepentirá de esa decisión, y tras volver al lugar donde lo vendió, encontrara una misteriosa casa cercana donde retienen al bebe una familia tenebrosa. 

Juanma Bajo Ulloa se ha comprometido con esta película a realizar un trabajo demasiado arriesgado, sin diálogo ninguno nos presenta una historia sobre la maternidad con unas especies de brujas maléficas. La acción transcurre con una buena fotografía y música, pero la incesante carga poética termina aburriendo rápidamente, así como la lentitud y la falta de conversaciones lastra completamente esta irregular película.

Las cuatro mujeres protagonistas son Rosie Day como la madre drogadicta, una irreconocible albina Natalia Tena, una retorcida Harriet Sansom Harris y una misteriosa Mafalda Carbonell. Las cuatro intérpretes se esfuerzan en contar este cuento macabro sin decir ni una sola palabra. Una tarea difícil al quedar un poco exagerados sus gestos.

El talento que desprendió Juanma Bajo Ulloa con sus dos primeras películas "Alas de mariposa" y "La madre muerta", intenta recuperarlo en esta obra tan confusa, inventando una narrativa bella, pero incómoda de seguir, yo particularmente no he conseguido entrar en la película y mi aburrimiento al verla ha sido constante.
Destino Arrakis.com

Baby es una arriesgada apuesta tan cautivadora como pretenciosa.

Su director Juanma Bajo Ulloa siempre fue un verso libre en la industria cinematográfica española y esta vez nos regala un cuento tenebroso envuelto en una presentación visual hermosísima con una arriesgada apuesta formal en su puesta en escena, la ausencia de diálogos.

Baby es visualmente espectacular. Su diseño de producción, fotografía, iluminación, escenografía, música se conjugan para generar unas imágenes de extremada belleza, que son auténtica poesía para los sentidos.

Parte de una trama incómoda: la venta de un bebé por su madre drogadicta y posterior arrepentimiento, e intento de recuperarlo. El problema viene que el film pretende un desarrollo dramático que se fracasa a mitad de metraje cuando los personajes se estancan en un juego de escondite. La apuesta formal de eliminar los diálogos acaba resultando forzada e inverosímil y el espectador acaba perdido en un metraje excesivo. Es complicado pretender narrar y hacer poesía a la vez.

A pesar de ello, hay que reconocer su valentía al desafiar las normas del cine mainstream, el esfuerzo de sus actrices para defender sus personajes y agradecer la maravilla de sus imágenes, más allá del resultado dramático.

Juanma Bajo Ulloa se adentra en un territorio bizarro, que maneja elementos entre lo onírico, la pesadilla y el asco.

En los mejores momentos, su propuesta parece inspirarse en la tradición de La noche del cazador y recoge el tono de obras suyas como La madre muerta o Alas de mariposa. En los peores, la atmósfera roza la de relatos sórdidos, donde lo deforme y extraño se mezcla con la violencia y las relaciones de sometimiento.

En este dibujo preciosista de lo oscuro, el director apuesta por atemperar los extremos grotescos y las múltiples incongruencias narrativas (gran parte de los numerosos devaneos de la protagonistas escondida en la casa flojean en verosimilitud) con una sobria ausencia de diálogo. Eso sí, la película juega con el sonido para completar el clima de la escena.

En su conjunto, si el film tuviera menos metraje resultaría menos desajustado y problemático en los encajes que intenta hacer el guion. Mientras, el espectador debe comerse muñecas a trozos, insectos simbólicos y risas estridentes a destiempo.

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Seré breve (lo que se agradecería de esta película, sin tratar de faltarle al respeto). Cuento infantil gótico lleno de claroscuros y personajes arquetipo, sin diálogos, lo cual es arriesgado y a mi parecer no le sale bien. El arranque es fantástico, esperas cine del bueno. Y vas perdiendo interés conforme pasan los minutos. Técnicamente es impecable, fotografía, sonido, encuadres y composición. Pero narrativamente se estanca pronto, abusando del uso de la técnica del suspense, ya que básicamente la historia no da para hora y media, el guión es flojo y acaba convirtiéndose en un puro juego de escape sin demasiado ingenio. Me parece muy forzada y artificiosa en muchos momentos y tendente a lo inverosímil en algunas soluciones que se dan. Y la música está bien pero al no haber diálogos hablados acaba siendo algo machacona, rellenando el silencio más que subrayando la emoción. Me esperaba mucho más de Bajo Ulloa.

No digo que no tenga cierto mérito narrar una historia más o menos coherente sin un solo diálogo en pleno siglo XXI.
Tampoco digo que Juanma Bajo Ulloa no haya logrado algunos momentos de buena fotografía simbólica, como lo de la araña y el chupete que podemos ver en la portada.
Y un arranque como drama de una madre fracasada y perdida siempre puede ser un buen aliciente.
Pero el hecho de que no hablen, por muy original y artístico que le haya quedado, ni me convence ni creo que funcione para la suspensión de incredulidad.
Ni me creo una película contada así, ni veo que transmita la más mínima posibilidad de empatizar con la protagonista. El estilo narrativo me saca completamente de una historia que, por cierto, podría haber quedado mucho mejor como cortometraje, ya que deciden hacerla así.
Es algo que me parece un capricho innecesario y absurdo por parte del director, que además lo combina con simbolismos animales que me parecen un recurso pretencioso y forzado.
Pero el cambio de género que tiene después, tampoco es que arregle mucho la cosa, sino que la vuelve un despropósito aún más difícil de aceptar.
La película, al final, es un experimento surrealista, no sé si de cine de autor, en un formato mudo que nadie ha pedido y que, por esa y otras razones, ni entretiene ni logra que te olvides de tus problemas mientras la ves. Es un fiasco que solo gustará a los críticos que se convenzan con la fotografía y la valentía (o chulería) de que no hablen en todo el film.