Babe Ruth: la leyenda del béisbol que dejó todo un legado en la MLB

A principios del siglo XX, un chico vagaba por las calles de Baltimore. A los siete años, cometía pequeños delitos, casi no iba a la escuela, mascaba tabaco y hasta tomaba whisky.

Hijo de inmigrantes alemanes, su padre atendía una taberna y su madre estaba casi siempre enferma. No pudieron darle al chico la atención que merecía. Todo parecía perdido cuando los padres del chico, cansados de su rebeldía, lo enviaron a un internado católico.

Allí, George Herman Ruth Jr., el niño en cuestión, aprendió a jugar al béisbol. Con los años, Babe Ruth se convertiría en una verdadera leyenda que dejó todo un legado en las Major Leagues Baseball (MLB), las famosas Grandes Ligas, de Estados Unidos.

Babe Ruth: sus mejores momentos deportivos

Todo comenzó en 1914, cuando el dueño de las Ligas Menores de los Orioles de Baltimore, Jack Dunn, conoció a Babe Ruth y lo incorporó al equipo. Entonces, alternaba en los puestos de pitcher (o lanzador) y bateador, destacándose en el primero. Pero los Orioles necesitaban dinero y decidieron venderlo.

Los Red Sox de Boston pagaron US$ 25.000 y se lo llevaron. Al principio, estuvo en el banco, incluso tuvo que jugar en las Ligas Menores. En 1915, contra los Yankees de Nueva York, consiguió su primer hit en las Grandes Ligas.

A partir de ese momento, Babe Ruth llamó la atención como bateador, tras lograr tres home runs en tres partidos seguidos. El home run o jonrón (también expresado coloquialmente como batazo) es la jugada más popular y esperada del béisbol y no es tan frecuente.

Se da cuando un bateador le da tan bien a la pelota que le ha sido arrojada que esta se va a las gradas del lado contrario. O incluso se va por lo alto del estadio. Lo que le permite al jugador recorrer todas las bases, dando la vuelta completa y volver a su lugar, anotando una carrera en la misma jugada.

El home run o jonrón también se llama cuadrangular y puede darle al equipo hasta cuatro puntos. Un jugador que logra conectar en una temporada 30 cuadrangulares o home run es considerado una estrella.

Y en eso se estaba convirtiendo Babe Ruth cuando en 1918, los Yankees ofrecieron mucho dinero para quedárselo, pero los Red Sox no aceptaron la oferta. Ruth inició una seguidilla de récords (en 1919, hizo 29 home runs) y los Red Sox volvieron a ganar las Series Mundiales, como habían hecho en 1915 y 1916.

​Babe llega a La Gran Manzana

Los Yankees subieron la apuesta. Ofrecieron una cifra enorme para la época (US$ 125.000) y Babe Ruth, finalmente, se mudó a Nueva York, para jugar con ellos desde 1920. Su alto promedio de bateo y el poder con que le pegaba a la pelota cambió al béisbol “científico” de la época, basado en complicadas estrategias.

Con los Yankees, año tras año, Ruth batió sus propios récords. En 1920 logró 54 home runs y en 1921, 59. Babe Ruth, con tres series mundiales ganadas con los Red, era una estrella fuera y dentro de la cancha. Pero en Nueva York su juego, su personalidad y la idolatría de los americanos lo convirtieron en uno de los grandes deportistas de la historia.

Fue el tal el crecimiento de su popularidad, que el estadio Polo Groudns, que los Yankees compartían con los Giants, quedó chico para tanta demanda de público. Y en 1923 tuvieron que construir un nuevo estadio, el Yankee Stadium, muchísimo más grande, y al que se lo conoció desde siempre como “la casa que Ruth construyó”. (The House that Ruth Built).

Pese a tanto público, Ruth bajó su efectividad entre 1923 y 1925 (de 41 a 25 home runs). Multas, incidentes con espectadores, sobrepeso y hasta alguna dolencia relacionada con la sífilis lo afectaron en ese período. Pero, en 1927, Babe Ruth se recuperó y se convirtió en la estrella de uno de los mejores equipos de la historia.

Los Yankees tenían seis grandes bateadores: Ruth, Gehrig, Cumbs, Koenig, Meisel y Lazzeri. La llamada “línea asesina” fue la base que les permitió ganar cuatro Series Mundiales. Ruth, en tanto, llegó a los 60 home runs, una marca que recién sería superada por Roger Maris en 1961.

Desde 1928 hasta 1932, mantuvo una media de 40 home runs o jonrones al año. En 1934, jugó por última vez para el equipo de Nueva York. Entonces, llegó a los 708 home runs (haría otros seis con los Boston Braves, donde estuvo hasta 1935).

Dueño como pocos de un talento muy especial para usar el bate y poner la pelota donde él quería, los números alcanzados en su carrera por Babe Ruth lo ponen en el primer lugar de todos los tiempos en dos rubros estadísticos: Slugging (.690) y On Base Plus Slugging (1.1.64). Con sus 714 home runs, ocupa el tercer lugar de la MLB (solo lo superan Barry Bonds y Hank Aaron) y está segundo en Run Batted (2.213). Su Batting Average es de .342; de Earned Run Average, 2.28 y sus hits alcanzan 2.873. Pero además, figura quinto entre los mayores ganadores de las Series Mundiales con 7 títulos : 3 con los Red Sox de Boston y 4 con los Yankees.

Infancia, familia y última ovación

George Ruth Jr. nació en febrero de 1895, en Baltimore. Su madre, Kate, tuvo ocho hijos (de los cuales sobrevivieron dos, George y Mamie), y murió cuando el niño rebelde tenía 16 años. El trabajo de su padre en la taberna habría influido en el temprano gusto de Babe por la bebida. Como vimos, su infancia fue bastante problemática.

Ya en la St. Mary`s Industrial School for Boys, el monje Matthias lo introdujo en el béisbol. Más aún, fue quien le presentó a Jacke Dunn, su mentor en el béisbol grande, quien luego asumiría su custodia legal convirtiéndose en el padre que Babe no había tenido.

El jugador se casó con Helen Woodford en 1914. En 1925, se separó y comenzó a salir con la actriz Claire Hodgson, con quien contrajo matrimonio en 1929. No tuvo hijos, aunque adoptó a dos niñas.

La última vez que Babe Ruth pisó un estadio vestido como beisbolista fue el 13 de junio de 1948 cuando le hicieron un imponente homenaje al cumplirse 25 años de la construcción del Yankee Stadium. Apoyándose en su bate de béisbol y con su gloriosa casaca de los Yankees con el 3 en la espalda, Babe caminó en el estadio y se paró a agradecer una increíble ovación de ese público que lo había amado como a nadie.

La imagen inolvidable fue captada con un especial talento por el fotógrafo Nathaniel Fein, fotógrafo del New York Herald Tribune, en una foto que ganaría el premio Pulitzer en 1949. Dos meses después de esa despedida inolvidable. un 16 de agosto de 1948, Babe Ruth murió a los 53 años de un cáncer. Su funeral fue tan multitudinario e imponente como sus mejores partidos, con dos días de despedidas a su cajón en el mítico estadio de los Yankees.