También Marfisa hacer la prueba ansía, si bien en lo segundo arte no tenga, que piensa que suplir la espada pueda aquello que su ser natural veda.
¿Qué sería de la nación, si no cambiasen las instituciones? Ese cambio es la vida; la inmovilidad que ansía el Poder Ejecutivo es la muerte.
No menos que yo ella de aquí ansía que salga, mientras yo llevarla jure, que así espera que yo en su compañía, sin otra esposa, el matrimonio apure.
La saga principal, la más importante,es la de Makoto Shishio, sustituto de Kenshin como asesino y que tras ser traicionado, ansía dominar Japón.
A las claras ciudades de Asia volemos. Ya mi mente estremecida ansía vagar, ya alegres de su afán los pies cobran fuerzas. Oh dulces compañías de mis camaradas, adiós: a quienes, lejos a la vez de casa que partimos, distintas vías, diversamente, nos devuelven.
¿Dónde, pues, o en qué lugares, a ti puesta, patria, te creeré? 5500 Ansía mi misma pupila a ti dirigir su centro, de rabia fiera careciendo mientras, breve tiempo, mi ánimo está.
Ambas márgenes cubiertas de cuanto la Europa cría, de cuanto el arte produce, de cuanto
ansía la codicia, de armas, víveres y aprestos, fardos, cajones y pipas, de extraordinarias riquezas, de varias mercaderías.
Ángel de Saavedra
Alma que de frágil polvo pura y rauda se desprende y ansía goces misteriosos y busca el puro deleite, de una santa inspiración, ideal, sublime, leve, impalpable, misteriosa, como la luz, como el éter.
--- Lánzate: cruza el éter infinito: búscame cual mi aliento les ansía el vigor y la fe que necesito, para ahogar en torrentes de armonía al mundo, que me mira de hito en hito.
Fue allí donde el tirano Amor, que ha sido siempre falso al jurar a quien de él fía, y siempre busca el medio en que fallido quede cuanto con seso más se ansía, mudó de modo triste y corrompido mi bien en mal, en pena mi alegría; y a aquel leal del que Zerbín no cela le abrasa el pecho y la amistad le hiela.
Al acero responda el acero y la amistad a la amistad En el pecho antillano no hay odio; y el cubano saluda en la muerte al español a quien la crueldad del ejercicio forzoso arrancó de su casa y su terruño para venir a asesinar en pechos de hombre la libertad que él mismo ansía.
Ya, ya me duelo lo que hice, y ya, ya me pesa.” Cuando de los rosas labiecillos suyos este sonido veloz salió, a los gemelos oídos de los dioses estos nuevos mensajes trayendo, 75 al punto, su uncida junta desatando Cíbele a sus leones, y al de la izquierda, de los ganados enemigo, aguijando, de este modo habla: “Vamos ya”, dice, “vamos, feroz ve, haz que a él el furor lo mueva, haz que del furor por la herida de vuelta a los bosques vaya, de mis imperios libremente demasiado el que huir ansía.