tener una oración por el santo Padre, el Papa, no escuchéis a esas personas, que son hijos míos también, cuando vayan hablando tan mal, injuriando al Papa, creed, hijos míos, que el Papa fue puesto en el Vaticano, en la Iglesia por la Trinidad y allí estaba Yo.

LA CASITA DE LA VIRGEN 25 DE OCTUBRE 2020

Pequeños míos, hijos míos, paz tengáis en vuestros corazones y Luz de mi Luz en vuestras almas.

Ya estoy otra vez con vosotros, hijos míos, son cosas que tienen que pasar, mi hijo fue atacado mucho, pero Yo estoy con él y una vez más Yo quiero daros el mensaje de aquel día que no pudisteis por estas cosas que tienen que pasar, y también porque os he reunido a vosotros también, pequeños míos, que sois los baluartes de este mensaje de mi Corazón al mundo entero.

Meditad a EZEQUIEL, ya os lo dije.

También vengo vestida de rojo como aquel día, sufriendo por mis hijos, no por aquellos que mueren solos, porque son santos, pero aquellos que mueren en sus enfermedades que son más de trescientas almas diarias que mueren de cáncer, de enfermedades contagiosas, dolor y pena; también dije a mi hija Encarna que la enfermedad de su marido era purificación y tú, María Luisa, tu madre está en las Moradas Celestiales, pero hace tiempo ya hija mía, tienes que encomendarte a ella y pedir por tu padre, pedir por tus hijos, pedir por el mundo entero.

Os dije también que el mundo tiene guerra, se están matando países contra países y no lo sabe el mundo, mueren cientos de hijos míos en esas guerras. El mundo está con el virus, con un dolor interminable, sufrimiento y, ¿sabéis por qué tienen miedo?, ya lo dije hace tiempo, porque no van a Dios, el que ama a Dios no puede tener miedo a ninguna enfermedad; pero ya os dije también que tienen miedo a morirse por sus conciencias, y os dije también que rezaseis por el mundo, que toda la humanidad se clave de rodillas y rece por este virus que tenéis en el mundo, pero no rezáis y mi Dios, vuestro Dios, está triste y la Copa está rebosando; y otras veces os he dicho en Faro de Luz y en otros lugares que los Ángeles están ya con las trompetas para el aviso, que mi Dios, vuestro Dios, para que si el mundo no se arrepiente y pidan perdón, será aniquilada mucha parte de la humanidad; que espanto y que dolor vendrá a la tierra, y ya está viniendo, pero el hombre no quiere hacer caso y sigue con lo suyo, con sus pecados, con sus miserias, ¿hasta cuándo, hijos míos?, ¿hasta cuándo vais a estar haciendo estas cosas que desagrada a mi Dios, vuestro Dios? Haceos como niños, haceos como niños, que los niños no tienen maldad, pero niños pequeñitos, porque ya un niño con nueve años en adelante ya saben lo que es la maldad y lo que es lo malo y lo bueno, por eso muchos niños también están en el Infierno porque no han hecho la obediencia que tuvieron que hacer. Por eso vosotros que tenéis hijos, nietos, ayudadles a que sean santos, que no se os vayan de las manos, hijos míos, los que estáis aquí y los que estáis allá, hablo para el mundo entero, vosotros que decís que tenéis fe y amor a vuestro Dios, mi Dios, tenéis que inculcar a vuestros hijos y nietos el Amor de Dios.

Pero hoy el hombre le interesa más el poder del dinero, el poder del trabajo, el poder del estudio y se olvidan del poder de Dios, a Dios a un rincón, las cosas del mundo son las que quiere el hombre y están equivocados porque acordaros de aquel que amasaba, amasaba, el granero, el granero, ya cuando tenga el granero grande, ya puedo descansar y puedo hacer la vida de rey, de pecado, de miseria, y dijo mi Hijo, “esta noche vas a ser llamado, ¿de qué te ha valido tener y poseer?”

Y os digo a vosotros, mis hijos del mundo, vivid en pobreza, no tengáis el orgullo y esa cosa dentro de vuestras almas de querer tener más y más y más, ¿para qué, para dejarlo a quien?; pero no sabéis, hijos míos, que casi todas las herencias que dejáis en el mundo vuestros hijos o nietos se la gastan en un “plis plas” como decís vosotros en la tierra. Los hombres son miserables y no ven el sacrificio que hace una madre, un padre o unos abuelos para esos niños que son sus vidas, si tenéis que ayudarlos, tenéis que estar con ellos, tenéis que amarlos, pero las cosas son como son, no decís vosotros que al pan, pan y al vino, vino; primero educar a vuestros hijos en el Temor de Dios, ayudarlos que lleven una vida santa, una vida buena,

Mirad, hace poco, este hijo pequeño, que sabéis todos que es santo ya ( se refiere al joven Carlos Acutis), y, ¿por qué santo?, porque, mirad, sus padres, como decís vosotros, ateos, dinero, poder, pero por ese niño sus padres ya son creyentes, y si supierais lo que están haciendo esos padres hoy, se están quedando pobres por ese hijo santo que dio una lección al mundo de su santidad, ¡qué bonito! Cuando cogía un dinero, se lo daban sus padres y se iba, aquí en vuestra España, chabolas, iba a visitarlos, tenía una sonrisa con dolor, que se le comía el cáncer, era una cruz, un Cristo como vosotros decís, un Cristo, mi Hijo clavado en la Cruz de dolor, y ese pequeño llevaba dolor, dolor tras dolor, pero miró a Cristo, a su Redentor y le ha seguido. ¿Lo veis como también hay niño que van al Cielo?, son santos.

Por eso vosotros, hijos míos, tenéis que pedir mucho por el mundo; hoy estoy dando un mensaje como aquel día que lo di aquí, pero era de amor y también de dolor, por eso vengo de rojo llorando por todos mis hijos, no solamente los que mueren, sino que el dolor de mi corazón es por el pecado que hace el hombre, por la soberbia del hombre.

Hijos míos sed caritativos, sed bondadosos, sed buenos, sed humildes; hablo mucho de la pereza, no tengáis pereza para ir al Templo, para estar con vuestro Dios, ¿no sabéis que Dios es todo?, es todo, vuestra vida; vuestra salvación va a ser para toda la Eternidad, hijos míos. Yo me aparezco a los niños de Fátima, a mis niños y les mostré el Infierno; Teresa, mi Teresa; también a este gusano, vio el Infierno, no una vez sino varias veces; pero el hombre es rebelde, el hombre no cree en el Infierno y dice que aquí se acaba todo, ¡qué dolor siente mi Corazón y mi Hijo cuando el hombre no cree y dicen que todo es mentira, que no existe Dios! Por eso estáis así, hijos míos, estáis pasando un momento muy delicado en el mundo; la Apostasía, hijos míos, el silencio de la Iglesia, ya están llegando a su fin; pero ahora vienen los Jinetes del Apocalipsis, los días de tiniebla, las miserias, el agua, el fuego, las bombas nucleares; el hombre no quiere creer en las guerras nucleares, pero van a fulminar ciudades, y ciudades enteras serán destruidas, y eso el hombre no se lo cree todavía; ha venido este virus que viene del Demonio y de los hombres, y encima que mueren tantas almas, mis hijos no se clavan de rodillas para pedir clemencia a su Dios Creador y decirle: “Señor basta ya, ayúdanos, ten piedad y misericordia de todos vuestros hijos”.

Hijos míos si superáis, que no lo veis, pero lo estáis viendo, familias destronadas, locuras, psiquiatrías, hombres y mujeres que no saben dónde van y donde están, no se saludan, el mundo se está destronando, y hace tiempo que se lo dije a este pequeño “gusanico”, como también le dije lo de este virus; vendrán virus, más virus, pero esos serán del Cielo, y el hombre tampoco lo creerá, solamente está en su yo, en su soberbia, en tener y poseer y no le importa que mueran y mueran las almas inocentes, ellos viven y viven al capricho, al poseer y a gobernar.

Hijos míos, no tengáis miedo, mi hijo Pablo lo decía tantas veces, no tengáis miedo; id a vuestro Dios, abrazad a vuestro Dios, consolad a vuestro Dios, pedid a vuestro Dios, y ahí le tienes murió pobre, llorando por toda la humanidad, y esos son los verdaderos hijos de mi Dios, vuestro Dios, el que da todo sin recibir nada a cambio, porque tú lo das, hijo mío, hija mía, y mi Dios, vuestro Dios, os va a dar el ciento por uno.

No sufráis tanto, no os metáis en esas cosas que tenéis del mundo, cuando tengáis pena, ya lo he dicho muchas veces, id a mi Hijo y a mi Corazón: “¡Madre!” Insistid, pedid, no una vez, muchas veces, miles de veces, el que pide hallará, el que no pide no tendrá ni hallará nada; mi Hijo y Yo estamos con vosotros, siempre con vosotros en el mundo, para el mundo y tenéis que pedir primero perdón y después decid: “Jesús mío, te amo más que estrellas tiene nuestro Cielo, más que hojas tienen los arboles, más que arena tienen los mares, yo te amo más que nada, ven Jesús mío, ayúdame a perseverar y amarte, bendíceme siempre porque yo soy creado por Ti y Tu eres mi todo, Señor sin Ti no puedo vivir”

No tengáis angustia si unos u otros os dice, os llama locos, bendita locura, siempre cuando estéis bajo control de vuestro Dios y améis a vuestro Dios con todo vuestro corazón.

Hijos míos Yo lloro y vengo de rojo y vengo con tantos santos, aquí están muchos santos, hijos míos, como siempre, pero voy a deciros a cuatro, Santa Juana de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Santa Rosa de Lima, San Pio de Pietrelcina y también Juan Pablo II, vuestro querido Papa; y os digo que pidáis mucho por este Papa vuestro, malas lenguas andan por el mundo mortificando su corazón. ¡Ay de aquellos que blasfeman y que hablan más de lo que tienen que hablar! No les gustan a mi Dios, vuestro Dios, las criticas malas; hijos míos, amad mucho al Papa, no le critiquéis, porque ya estáis mereciendo, los que criticáis, el Infierno. Santo por la Trinidad.

Os he dicho y os dije hace tiempo que vendrá el Papa malo, pero ese le veréis que hará cosas muy malas; vosotros mismos, aunque vendrá como un cordero al principio haciendo hasta milagros, le vais a creer, pero al final os vais a enterar de que es el Papa malo; con ese Papa vendrá el fin del mundo; pero muchos le adorarán, le seguirán. ¡Ay de aquellos que no quieran reconocer que el Papa fue Pedro! Él vendrá como Pedro, Jesucristo en el Trono de la Iglesia; va a llegar pronto, muy pronto, pero vosotros tenéis que hacer oración y penitencia, mucha penitencia y mucha oración, como os dije, rosario, viacrucis, confesión, comunión, adoración, eso es lo que tenéis que hacer, hijos míos, esa es vuestra vida, vuestro camino al cielo, y lo demás, hijos míos, no vale para nada; si queréis meteros en el fango, en las miserias del Demonio, vosotros ya tenéis un entendimiento de obrar el bien o el mal. Pedid por mis sacerdotes, la agonía de muchos sacerdotes que creen que lo están haciendo bien y están avasallando aquel hijo que va a pedirle un consejo o hablar con él para sus cosas del centro de su cuerpo y no son recibidos porque están apegados al mundo, al mundo de la soberbia, de las comilonas, de las borracheras, de la maldad. ¡Cuántos hijos míos son asalariados!, y lo saben ellos, pero ellos no quieren trabajar para el futuro, para sus hijos, quieren trabajar para ellos mismos; sí, Yo, hijos míos, os pido oraciones para ellos, para que mi Dios, vuestro Dios, le consoléis y Él los lleve otra vez al camino de la Verdad.

Yo, todas las oraciones, todos los pensamientos, todo lo que traéis en vuestros corazones, lo sé todo, pero seguid pidiendo, unos por los hijos, otros por los nietos,

otros por los maridos. Hijos míos del mundo, mis hijos de amor, escuchad la Palabra de vuestro Dios en el Mensaje de mi Corazón, Yo estoy con vosotros siempre, y hoy como siempre os digo que os amo, que sigáis perseverando, que no tengáis miedo, que no tengáis miedo a la muerte, hijos míos, porque la muerte, se muere una vez, un día u otro cuando Dios, mi Dios, venga a por vosotros en el momento indicado. Os dije que esta muerte, que estos virus, son hijos míos, hijos del Cielo, y Yo les llevo, porque no han tenido tiempo de decir: “¿por qué a mí, y yo?” Mi Dios, vuestro Dios, es tan Grande, hijos míos, tan Poderoso y tan Misericordioso que los hace mártires para que estén en el Cielo. ¡Ay de aquellos que interrumpen todo esto y hacen tanto mal, más les valiera de no haber nacido!

Hijos míos, os amo con todo mi Corazón, y os doy mi bendición, y todo esto está bendito y todo lo bendigo, al mundo. Otra vez os digo, hijos del mundo, clavaos de rodillas y pedid para que Dios, mi Dios, vuestro Dio, tenga misericordia de todo esto que está pasando en el mundo por unos hombres malvados que han hecho el mal al mundo.

Ahora os bendigo, pero antes como siempre mi Dios Padre Creador, mi Hijo Redentor, el Espíritu Santo mi Esposo Santificador y Yo vuestra Madre Miriam Corazón de María, Faro de Luz, Faro de Luz, Faro de Luz, no os olvidéis, hijos míos, de tener una oración por el santo Padre, el Papa, no escuchéis a esas personas, que son hijos míos también, cuando vayan hablando tan mal, injuriando al Papa, creed, hijos míos, que el Papa fue puesto en el Vaticano, en la Iglesia por la Trinidad y allí estaba Yo.

Adiós pequeños, adiós hijos.

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