Un malvado de cine
Alfred Molina es de esos actores que se quedan grabados en la retina por sus papeles de tipo antipático o con pocos amigos. El típico secundario que hace de malo. Y así es. Ha tocado casi todos los géneros, y a pesar de su semblante serio, ha demostrado ser también un buen comediante. De todos modos, para muchos será siempre el inmortal Doctor Octopus.
Hijo de madre italiana y padre español, de ahí su apellido, Alfred Molina vino al mundo en Londres, el 24 de mayo de 1953. Habla español e italiano fluidamente y su primera aparición en el cine fue con 28 años, a las órdenes de Steven Spielberg en En busca del arca perdida. A continuación, siguió labrándose su carrera en el cine en cintas como Lady Halcón, dirigida por Richard Donner en 1985; un pequeño papel en el drama Eleni, y una comedia biográfica en 1987 titulada Ábrete de orejas.
Su pelo y ojos oscuros y su aspecto, quizá, poco británico, le han hecho ser requerido para papeles de personajes franceses, griegos, rusos, como Desde Liverpool con amor, incluso, árabes, como fue el caso de No sin mi hija (1991), donde hacía del marido iraní de Sally Field, el cual llevaba a rajatabla las leyes de ese país y hacía pasar todo un infierno a su mujer e hija. Al año siguiente, el papel de mal marido, le venía de nuevo al pelo en Un abril encantado. El actor ha declarado que sus roles en estas dos películas han sido los preferidos de su carrera.
Tras varias películas hechas para la televisión, Molina apareció en El proceso de Kafka (1993), un drama dirigido por David Hugo Jones e interpretado por Anthony Hopkins y Kyle MacLachlan. En 1994 con Vuelve Colmillo Blanco se adentró en el cine familiar, y el mismo año repitió con Donner en Maverick, junto a Mel Gibson y Jodie Foster.
No es un actor de un solo género, pero si que se le dan bien los papeles enigmáticos con un punto de maldad, como en Boggie Nights, Chocolat, Texas Rangers o Identidad. La comedia ha sido uno de los terrenos que no ha dejado pasar, ahí están Dudley de la montaña, Los impostores, Funerarias S.A. o la reciente
Pero uno de sus papeles más recordados es el de villano de Spider–Man 2 (2004), haciendo del doctor Octopus, donde daba vida a un superhéroe malvado que se convertía en un enorme pulpo con planes de liderazgo. Por otro lado, Molina ha participado en la pequeña pantalla, en diferentes series de televisión, y así se le ha visto en Ley y orden: Unidad de Víctimas Especiales, The Company y Monk.
En cuanto a lo personal, Alfred Molina es un gran aficionado a la música, en especial el jazz; está casado desde 1985 con la actriz Jill Gascoine, que ya aportaba dos hijos, los cuales Alfred adoptó. Tiene una hija biológica llamada Rachel fruto de una relación anterior. Afirma intentar humanizar todos sus papeles para hacerlos más cercanos y entre sus actores predilectos se encuentran Spencer Tracy, Cary Grant, y el italiano, Alberto Sordi. Con dos películas de media por año, Alfred Molina se encuentra en su mejor momento. Su agenda está llena de compromisos profesionales como The Tempest, una película basada en la obra teatral de William Shakespeare, donde compartirá pantalla con Helen Mirren y Djimon Hounsou. En 2010 le veremos en Prince of Persia: The Sands of Time, adaptación de un videojuego donde trabajará codo a codo junto a Jake Gyllenhaal y Ben Kingsley.