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Ricardo Gaitán

Pregunta ‘estúpida’

De la curiosidad se deriva la necesidad de investigar, no hay preguntas estúpidas, porque cuando se formulan obtienen respuestas inteligentes.

Ricardo Gaitán
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Ricardo Gaitán

Hace 32 años, exactamente el 9 de noviembre de 1989, un periodista italiano llegó a la rueda de prensa ofrecida por Günter Schabowski, portavoz del Politburó y secretario general del sector de Berlín Oriental, y preguntó sobre cuándo iban a entrar en vigor los permisos para pasar de Berlín oriental a Berlín occidental, la respuesta de Schabowski fue: “de inmediato”.

Sin ser consciente del papel que la historia le tenía reservado, la pregunta, supuestamente “estúpida” de Riccardo Ehrman, corresponsal de la agencia de noticias italiana Ansa, provocó la caída del Muro de Berlín, significando con ello el fin de la Guerra Fría. Hasta ese día nadie entendía cómo dar el paso del comunismo a la democracia de manera pacífica, pero la pregunta obvia tuvo una respuesta ‘contundente’ que movieron a los berlineses, que estaban escuchando las noticias, a dirigirse a los puestos fronterizos del muro y pasar al otro lado para ser recibidos afectuosamente por los residentes de la Alemania Occidental.

Hoy en día la “Pregunta estúpida” tiene una conmemoración en el calendario que se ha extendido a muchos países. Este peculiar acontecimiento nació en los años 80 por un movimiento de los maestros de escuela en los Estados Unidos para incitar a los alumnos a buscar respuestas en clase, superando el temor a preguntar y animarlos a indagar activamente y recordarles que no existen las preguntas estúpidas.

El miedo a preguntar es más incoherente que pretender que ya sabemos algo o quedarnos con la duda. Además, la valentía de una persona al hacer una pregunta en un ámbito profesional, laboral o escolar, puede servir para que otros, que tenían susto de hacer la misma pregunta, adquieran un conocimiento valioso.

Las preguntas se formulan no solo para obtener aclaraciones de dudas, también para reflexiones personales: “si la manzana cae, ¿también lo hará la Luna?” Este cuestionamiento puso a Isaac Newton en el camino de su gran descubrimiento: la fuerza de gravedad, que en 1687 lo llevó a la conclusión de que los planetas y estrellas se mueven de la forma en que lo hacen, gracias a esa fuerza. Esto le valió el mote de ‘Padre de la Gravedad’.

El 6 de agosto de 1945, Robert Lewis, copiloto del bombardero Enola Gay que lanzó la primera bomba atómica sobre Hiroshima exclamo: “¿Qué hemos hecho?”, es la pregunta de la conciencia que vive en la razón y el corazón de cada persona. Aún habiendo causado un mal, esta onda interior es una premisa para conocer el estado de bienestar y de salud mental que nos hace más humanos.

De la curiosidad se deriva la necesidad de investigar, no hay preguntas estúpidas, porque cuando se formulan públicamente obtienen respuestas inteligentes de la fuente, pero también una contestación ‘autárquica’ para salir del paso, que en algunas ocasiones pueden desencadenar una gran noticia.

Ricardo Gaitán
Consultor de branding y marcas propias.

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