«Lo que se ha creado en Afganistán no tiene por qué destruirse» - Alfa y Omega

«Lo que se ha creado en Afganistán no tiene por qué destruirse»

Las negociaciones con los talibanes son claves para sostener el cambio de los últimos 20 años ante la salida de EE. UU., según un analista del IEEE

María Martínez López
Explosión a las afueras de Jalalabad el 21 de julio, un día después de otro ataque contra el palacio presidencial. Foto: Efe / EPA / Ghulamullah Habibi

«Los ejércitos pasamos, pero los caminos permanecen». Esta reflexión lleva al coronel José Ignacio Castro, analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) con experiencia de primera mano en Afganistán, a ser «prudente», pero no pesimista, ante el horizonte al que se enfrenta el país asiático a partir del 31 de agosto. En esa fecha está prevista la salida definitiva de las últimas tropas estadounidenses, en medio de un importante avance de los talibanes y de un incremento de la violencia.

Según datos de la ONU, en lo que va de año los enfrentamientos han acabado con la vida de 1.600 civiles, un 47 % más que en el mismo periodo de 2020, y con las cifras en mayo y junio más altas desde 2009. Además, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha informado de que en 2021 290.000 personas más se han visto desplazadas dentro del país.

«Las familias cuentan que tuvieron que huir sin previo aviso, con lo puesto» y enfrentándose a la amenaza de explosivos improvisados en las carreteras, relata María Jesús Vega, portavoz de la entidad en España. Se suman a los casi seis millones de desplazados y refugiados generados por décadas de conflicto. Todo ello, en medio de una preocupante sequía y mientras el coronavirus se expande entre una población donde ni una de cada 100 personas ha recibido la vacuna completa.

Cambio de mentalidad

En medio de este panorama, la alusión del coronel Castro a los caminos no es poética. Remite a lo que han supuesto casi 20 años de presencia extranjera. La mejora en la seguridad hizo posible el trabajo de multitud de ONG y agencias y la puesta en marcha de todo tipo de iniciativas de desarrollo y promoción de los derechos humanos. «Se ha educado a niños y a niñas», destaca, algo antes impensable; «se han establecido o reconstruido hospitales e infraestructuras» de agua y luz para buena parte del país. El coronel subraya la importancia de la expansión de la radio, televisión e internet, y de los «kilómetros y kilómetros de carreteras asfaltadas». Más aún, ha empezado «un cambio importante en la mentalidad de las personas, que han visto un estilo de vida diferente» y han sido testigos de un proceso democrático.

Afganistán
Población:

37,5 millones

Invasión:

7 de octubre de 2001, en respuesta al 11S

Gobierno:

Régimen presidencial (últimas elecciones en 2019)

«Todo lo que se ha creado no tiene por qué destruirse», confía. Cree que la situación seguirá empeorando a corto y medio plazo, pero que a la larga el país «puede remontar» gracias a lo sembrado estas dos décadas. El momento actual es de cambio en los equilibrios, explica, y los talibanes están ocupando el vacío de poder. Avanzan rápidamente, a veces ante la inacción de las tropas del Gobierno, sobre todo en las zonas rurales del sur y este. Allí es mayoritaria la etnia pastún, afín a ellos. Pero el Gobierno «controla las principales capitales, las ciudades y vías de comunicación». Otras zonas de la nación, muy fragmentada, están en manos de señores de la guerra que pueden frenar el avance de la facción islamista.

Movimiento en el que, por otro lado, el analista del IEEE detecta un cambio y cierto «espíritu constructivo». «Quieren el máximo poder y, si pudieran, intentarían volver» a dominar casi todo el territorio. Pero son conscientes de que hay otros implicados y de que, si van demasiado lejos, «van a encontrar un escenario final de confrontación» hasta la «guerra civil o la partición del territorio», dos salidas que parecen querer evitar. Convertidos en interlocutores internacionales en negociaciones sobre el futuro del país como las de Irán o Doha, «están dialogando» y se han comprometido a no apoyar a grupos terroristas. «Pensamos que van a actuar de manera racional».

Muchos posibles jugadores

Por ello, a pesar del fracaso del diálogo los días 17 y 18 de julio en la capital de Catar, Castro subraya que la prioridad es «intentar que siga». Es un proceso complejo que «va para largo» y con muchos jugadores, desde Rusia y China (que comparte frontera con Afganistán) hasta los vecinos Irán y Pakistán, o Turquía y Catar como posibles mediadores.

Si se logra que las conversaciones progresen, se podría alcanzar algún tipo de acuerdo y, una vez medidas las fuerzas, «intentar que no se perdiesen los derechos adquiridos», sobre todo por las mujeres. Eso sí, matiza, siendo conscientes de que Afganistán «ya es una república islámica» y no muy diferente de las sociedades de su entorno. Si fracasan, la alternativa es «la desestabilización de toda la zona, que es lo que se está intentando evitar por todos los medios». Desde ACNUR, Vega exhorta «a todas las partes a desescalar el conflicto y volver a la mesa de negociaciones» buscando el bien común de todo el país.

Las negociaciones políticas son, en opinión del analista del IEEE, una de las principales herramientas que pueden «sustituir en cierto modo» la presencia militar. Otra es la economía, a través del apoyo de países donantes. Pero también aprovechando la utilidad que tendría un Afganistán estable para la Nueva Ruta de la Seda de China o para el transporte de mercancías o petróleo, y los beneficios que esto podría reportar al país.

Duelo en Irak

El Gobierno iraquí detuvo el sábado a varios presuntos autores del atentado, reivindicado por el Estado Islámico, que el 19 de julio se cobró 30 vidas en un mercado del barrio chiita de Sadr, en Bagdad. El Papa pidió que «ningún acto de violencia disminuya los esfuerzos» por la paz.