El partido amistoso entre España y Portugal que, aun con buena imagen de los de Luis Enrique, terminó sin goles, dejó una gran noticia: el debut de Adama Traoré.

El jugador de los Wolves, nacido en Hospitalet y excanterano del Barça, posee un físico privilegiado y con una fuerza nunca antes vista en las filas de la selección española. Su musculatura no le impide, sin embargo, ser un atacante veloz muy capaz de zafarse de sus rivales y dejarlos sentados.

Este miércoles ante Portugal, Traoré disputó aproximadamente media hora e instaló en los aficionados una ilusión de futuro que pasa por una renovación generacional que debe incluirle sí o sí a él.

La más clara del partido llegó con él en el campo, pese a que no culminó en gol, y le imprimió al juego de España una marcha más en la velocidad. Tiene velocidad, fuerza, regate y, sobre todo, futuro.

Traoré es una de las grandes sensaciones de la Premier y a sus 24 años está llamado a hacerlo todo en el mundo del fútbol. 

Una carrera en Inglaterra

Entre 2013 y 2015, Traoré militó en las categorías inferiores del FC Barcelona. Tras La Masía, donde vistió los colores azulgranas en el filial y llegó a debutar con el primer quipo, hizo las maletas y puso rumbo a Inglaterra.

Aston Villa y Middlesbrough fueron sus hogares hasta que en 2018 fichó por su equipo actual, el Wolverhampton, donde ha despuntado y asombrado a medio mundo, además de sacar de quicio a sus rivales.

Unos rivales que tratan de agarrarle y hacerle falta cuando se va en velocidad, hasta el punto de que Traoré ha necesitado hacer uso de aceite infantil en su cuerpo para evitar disgustos. España tiene jugador para rato.