Aceite: la guía definitiva (tipos, usos, orígenes, etc) | Planeta Aceite Saltar al contenido

Planeta Aceite: todo lo que debes saber del mundo de los aceites

El aceite es un líquido graso que no se disuelve en agua y que además, tiene menor densidad que esta. Su origen puede ser muy diverso y actualmente se puede extraer aceite de casi cualquier elemento que nos ofrece la naturaleza mediante diferentes técnicas físico-químicas.

Aceite

Al final de la página te hablaremos de los distintos usos y composición pero antes, ¿qué tal si vemos los distintos tipos de aceite que existen en nuestro planeta?

Aceite de oliva

El aceite de oliva es, sin duda, la estrella de todos los aceites. Y es que probablemente sea el primer aceite utilizado por el hombre con multitud de beneficios.

Se extrae de la oliva, como su propio nombre indica y su calidad va a depender directamente del cultivo del árbol, de la calidad de sus frutos y del proceso de extracción utilizado.

El uso que se le da al aceite de oliva va desde aliños, hasta conservas, pasando por cocina y cosmética, medicina y fines religiosos, ya que la Biblia hace muchísimas referencias al aceite de oliva.

Es habitual tomarlo crudo, forma en la que sigue conservando todas sus propiedades intactas, ya que a altas temperaturas puede perder muchas de ellas. Es de los mejores aceites que existen para condimentar una deliciosa ensalada.

En cosmética, el aceite de oliva se puede utilizar directamente para hidratar la piel, como base en otros productos cosméticos e incluso para elaborar jabones de gran calidad.

El aceite de oliva es rico en vitaminas A, D, E y K, ayuda en la absorción de minerales y favorece los procesos digestivos; mejora la presión arterial y ayuda a mantener a raya los niveles de glucosa en sangre.

Gracias a su gran cantidad de polifenoles, es un antioxidante natural; ayuda a prevenir enfermedades degenerativas, actúa contra el envejecimiento prematuro y mantiene alejadas las enfermedades cardiovasculares.

El aceite de oliva también es conocido como oro líquido porque no solo protege nuestro corazón, sino que también ayuda a mantener en buen estado nuestros huesos, controla la diabetes, la presión arterial, previene el dolor y accidentes cerebrovasculares.

Su textura líquida a temperatura ambiente es un claro indicativo de que tiene abundantes grasas buenas. ¿Quieres saber qué más puede hacer por ti el aceite de oliva?

Aceite de coco

La textura sólida a temperatura ambiente del aceite de coco nos indica que tiene gran cantidad de grasas saturadas en su composición, sin embargo, este aceite está cargado de beneficios gracias a su combinación de ácidos grasos de cadena media y sustancias antisépticas.

Se utiliza tanto en cocina como en cosmética y es famoso por obrar milagros en melenas que lucen suaves y brillantes tras su aplicación a modo de mascarilla hidratante.

Debemos decantarnos por el aceite de coco virgen, que es el que se obtiene de la pulpa del coco sin procesos de refinado para disfrutar de un aceite con alto valor nutritivo y una gran cantidad de sustancias biológicamente activas beneficiosas.

El aceite de coco virgen no contiene colesterol y además, se encarga de disminuir el colesterol total aumentando el colesterol bueno. Por otro lado, gracias a su contenido en polifenoles y ácido láurico, caprílico y cáprico, tiene propiedades antimicrobianas y antivirales.

Para disfrutar de todos sus beneficios, puede consumirse en la cocina a razón de 30-40 ml al día para cocinar lo que queramos, ya que tiene mayor estabilidad ante las altas temperaturas.

Es decir, para freír es mejor utilizar aceite de coco frente al aceite de oliva porque aunque este último puede ser más saludable, se desestabiliza mucho más que el de coco a altas temperaturas.

¿Sabes que puedes añadir una cucharadita o dos a tu café o té de la mañana? Va a darte mucha más energía para afrontar el día, e incluso lo puedes añadir en las recetas de tus postres favoritos.

Y no solo eso, aprovéchalo como aceite de masaje y como tratamiento natural para la dermatitis, psoriasis y otros eccemas, así como en tu lucha diaria contra el envejecimiento de tu piel. Es un gran aliado para combatir las arrugas y la flacidez.

¿Aún no sabes por qué deberías incluir aceite de coco virgen en tu despensa?

Aceite de palma

Seguro que has oído hablar del aceite de palma gracias a que es motivo de controversia en el etiquetado de multitud de alimentos. Y no solo eso, a nivel medioambiental también supone un gran problema.

Y es que el aceite de palma se obtiene del fruto de la palma africana que está cultivada mayoritariamente en Asia y América, provocando su obtención una tremenda deforestación poco controlada.

A nivel nutricional, el aceite de palma tiene alrededor de un 50% de grasas saturadas o grasas malas, siendo un gran portador de ácido palmítico, mientras que el otro porcentaje está ocupado por grasas buenas, monoinsaturadas y poliinsaturadas.

No obstante, hay numerosos estudios científicos que evidencian que su consumo es perjudicial para la salud, ya que aumenta los niveles de colesterol en sangre y aumenta la probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares.

El problema reside en que es un aceite muy barato que está presente en multitud de alimentos, por lo que eliminarlo de la dieta puede resultar muy complicado, pero no imposible; es muy habitual en bollería industrial, galletas y otro tipo de snacks, ya que su durabilidad es mayor y su precio de producción muy bajo.

Es por ello que se recomienda vigilar el etiquetado de los productos que consumimos, porque sino es posible que estemos consumiendo grandes cantidades de aceite de palma con sus correspondientes inconvenientes.

A nivel medioambiental, dejar de consumir aceite de palma puede poner en alerta a los productores para que comiencen a recolectar de forma sostenible este fruto; numerosos primates y otra fauna de estos bosques se está viendo afectada por la fiebre del aceite de palma.

¿Sabías todo esto sobre el aceite de palma?

Aceite de ricino

El aceite de ricino se obtiene de una planta originaria de África e India y aunque se ha conocido siempre por sus efectos laxantes, sus beneficios se extienden más allá.

Es utilizado en aceites de masaje, en cosméticos, medicamentos y jabones; ofrece multitud de beneficios para la salud porque está compuesto de ácidos grasos esenciales: el 90% es Omega 9.

Además, contiene proteínas, minerales, una gran cantidad de vitamina E y propiedades antibacterianas, antifúngicas y antiinflamatorias.

La mayoría de usos del aceite de ricino se centra en la piel y en el cabello, y es que una limpieza facial utilizando aceite de ricino mezclado con otro aceite más ligero para masajear la cara, va a disolver los restos de grasa y suciedad del rostro.

Además, el aceite de ricino es un desconocido hidratante y antiarrugas natural; su cantidad elevada de vitamina E penetra en las capas más profundas de tu piel estimulando la producción de colágeno y elastina, hidratando y suavizando tu piel.

Otro de sus beneficios es el de reductor de estrías y cicatrices, ya que los ácidos grasos ayudan a difuminar estas marcas en nuestra piel porque estimulan el crecimiento de células nuevas.

Como aceite de masaje es uno de los más adecuados porque ayuda a relajar la tensión muscular y favorece la circulación sanguínea. Además, es un aceite idóneo para diluir aceites esenciales y potenciar el efecto terapéutico del masaje.

Utilízalo para hidratar y fortalecer tus uñas y tu cabello; estos crecerán más fuertes y sanos y con mucho mejor aspecto. Aplícalo durante la noche para que haga efecto y retíralo en la ducha a la mañana siguiente.

Son numerosos los beneficios del aceite de ricino, así que te animamos a que sigas leyendo sobre él y descubras qué más puede hacer por ti.

Aceite de argán

El aceite de argán es un aceite que se utiliza tanto para la cocina como para el cuidado corporal en cosmética y es conocido como el «oro líquido de Marruecos».

El aceite que es comestible tiene las mismas propiedades que el cosmético, pero la diferencia radica en el sabor; en el primero, las almendras han sido sometidas a un tueste que le dará un sabor especial al producto final.

Se dice que las propiedades nutricionales del aceite de argán son superiores al aceite de oliva, ya que contiene un porcentaje más alto de ácido linoleico y mucha más vitamina E. Eso sí, este aceite no debe ser calentado o se perderían sus propiedades.

En cuanto a sus beneficios a nivel cosmético, podemos destacar su alto poder hidratante en piel, cabello y uñas gracias a su contenido en ácidos grasos, vitamina E, vitamina A y antioxidantes.

Se absorbe rápido, no es pegajoso y está totalmente indicado para el rostro, ya que no es muy comedogénico; no lubrica, sino que hidrata y por tanto interviene en la reparación de la piel dañada por el acné y restaura la barrera protectora natural de la piel de las pieles más secas aliviando picores y otras molestias típicas.

Es un gran desconocido como remedio anti-envejecimiento, y es que sus antioxidantes mantienen la salud de la piel durante más tiempo; aumenta la elasticidad de la piel aplicando dos gotas sobre el rostro limpio dos veces al día.

Este aceite es un gran aliado en el cuidado de las uñas débiles, los labios agrietados y las manos y los pies secos.

En definitiva, poner aceite de argán en tu vida es un gran acierto. ¿Necesitas más motivos?

Aceite de girasol

El aceite de girasol se obtiene del prensado de las semillas del girasol y es un gran competidor del aceite de oliva, ya que se puede consumir tanto en cocina como en cosmética gracias a sus propiedades emolientes.

En su composición abundan las grasas buenas incluyendo ácidos grasos esenciales además de una gran cantidad de vitamina E, siempre y cuando se trate de un aceite virgen extra y no refinado, que es lo más fácil de encontrar en supermercados.

El aceite de girasol virgen extra tiene un sabor más intenso y agradable que el refinado y además no es tan oxidable a altas temperaturas como el segundo, que en frituras se convierte en un elemento muy dañino para la salud de las personas.

Es uno de los aceites más ricos en Omega 6; también tiene Omega 9 y ácido palmítico, uno de los ácidos grasos saturados necesarios para nuestro organismo.

Un aceite de girasol de calidad presenta el equilibrio perfecto de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, teniendo numerosos beneficios para nuestra salud.

No solo mantiene alejadas las enfermedades cardiovasculares, sino que mantiene a raya el colesterol, ya que su composición contiene fitoesteroles que bloquean la absorción de colesterol malo en los intestinos, ayudando a disminuir la cantidad de triglicéridos en sangre.

Su alto contenido en vitamina E lo convierte en un gran antioxidante; repara los tejidos y ayuda en la regeneración celular y al sistema inmunológico.

En cosmética se convierte en un aliado perfecto para tu piel; su aplicación ayuda a retener la humedad y reduce la probabilidad de infecciones o acné gracias a su presencia de vitaminas A, C, D y carotenoides.

Es un aceite no comedogénico que no obstruye los poros y es un fantástico desmaquillante que mantiene el equilibrio natural de la piel.

¿Conocías todos estos beneficios del aceite de girasol?

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Aceites de otros tipos

Existen tantos aceites como plantas oleaginosas hay en el mundo. Por ese motivo, la variedad de aceites es enorme, pudiendo encontrar variedades aptas para casi cualquier uso, con diferentes composiciones de ácidos grasos y diversos beneficios para la salud, la cosmética y nuestra cocina.

A continuación queremos darte una pincelada de otros aceites que son también muy conocidos y que presentan una serie de propiedades que seguramente resulten de tu interés.

¡Vamos allá!

Aceite de rosa de mosqueta

El aceite de rosa de mosqueta es uno de los aceites más utilizados en cosmética gracias a su poder hidratante y de regeneración de la piel que ayuda a eliminar manchas, estrías y cicatrices.

En su composición podemos encontrar ácidos grasos esenciales como el Omega 6, Omega 3 y ácido linoleico, además de antioxidantes y vitamina A, E y C, que contribuye en la producción de colágeno y lo convierte en un gran producto antiarrugas.

Es una excelente opción para el tratamiento de pieles secas y con manchas, estrías, cicatrices y cabello seco.

Aplicado directamente sobre la piel libre de impurezas, ayuda a mantener la elasticidad de la piel favoreciendo su regeneración y mejorando su aspecto día tras día.

Para el cuidado del cabello, se recomienda aplicarlo directamente sobre el cuero cabelludo limpio y así dejar que penetre en los folículos para mejorar la salud del pelo.

¿Habías oído hablar de las maravillas del aceite de rosa de mosqueta?

Aceite de colza

El aceite de colza lleva encima una losa a causa de la mayor intoxicación alimentaria que ocurrió en España en 1981. Fue vendido como tal a incontables familias cuando en realidad era aceite adulterado conteniendo anilina, una sustancia que se cobró muchas vidas.

Desde entonces, el aceite de colza no ha tenido mucho éxito, cuando en realidad es un aceite muy saludable para nuestro organismo que se utiliza mucho en otros países de Europa.

Aunque contiene ácido erúcico, que en grandes cantidades puede ser nocivo para nuestra salud, la realidad es que los procesos de producción de este aceite están mejorando notablemente, obteniendo aceites de colza de calidad.

También se suele encontrar como aceite de canola y es el principal aceite utilizado para la cocina en países como Alemania; no cambia el sabor de la comida y tampoco se desestabiliza a altas temperaturas.

El aceite de colza tiene muchos beneficios que ofrecerte.

Aceite de jojoba

El aceite de jojoba se extrae de la nuez de una planta originaria del suroeste de Estados Unidos y es tremendamente similar al sebo natural de nuestra piel, lo que lo convierte en un acondicionador inmejorable de la misma.

Aunque se ha utilizado durante muchos años por las tribus nativas americanas, su popularidad llegó cuando se convirtió en el sustituto oficial del aceite de ballena en las preparaciones cosméticas.

El aceite de jojoba se puede utilizar sin diluir para numerosas aplicaciones como el acné, la psoriasis y eccemas.

Debido a que es una sustancia serosa, su aplicación en la piel es perfectamente tolerada por esta misma, creando una barrera protectora que mantiene la hidratación de la piel a la vez que la protege de los agentes externos.

Esto convierte al aceite de jojoba en un gran aliado para devolver el equilibrio a las pieles grasas y secas, así como restaurar la vitalidad de cabellos encrespados y uñas quebradizas.

¿Quieres saber más sobre todos los beneficios que te puede dar el aceite de jojoba?

Aceite de almendras

El aceite de almendras es principalmente conocido por sus propiedades hidratantes en cosmética, pero también se puede utilizar con fines culinarios.

Es rico en vitaminas, entre las que destacamos la vitamina E, en ácidos grasos monoinsaturados, proteínas y zinc, y se puede encontrar en dos versiones: amargo y dulce.

Este último se obtiene directamente de las almendras comestibles y se utiliza principalmente para el pelo y el cabello.

Al ser un aceite suave e hipoalergénico, es idóneo para pieles sensibles y una excelente alternativa para realizar masajes a bebés, ya que se absorbe totalmente por la piel nutriéndola desde el interior.

Es magnífico como limpiador profundo del rostro y es que su textura ligera permite que este penetre en las capas más profundas de la piel, facilitando su limpieza; evitando así la aparición de puntos negros y acné.

Esto es solo el principio de todo lo que puedes obtener utilizando aceite de almendras.

Aceite de árbol de té

El aceite de árbol de té se obtiene a modo de aceite esencial, es decir, para utilizarse suele ser necesario que este se diluya en otro aceite vehicular como el aceite de jojoba, por ejemplo.

El árbol de té es una planta con un alto poder antibiótico y antiséptico que se ha demostrado con numerosos estudios científicos, convirtiéndolo en uno de los remedios más eficaces de nuestros días.

Entre las aplicaciones medicinales más destacadas, encontramos las de aplicación tópica para tratar bacterias, hongos y virus. Es un gran aliado para luchar contra los microorganismos que provocan infecciones.

Por otro lado, el aceite de árbol de té ayuda a combatir las inflamaciones aliviando la sensación de dolor; tiene un efecto calmante ante golpes y dolores de articulaciones. Y no solo eso, también presume de tener un alto poder cicatrizante, ser expectorante, parasiticida e inmunoestimulador.

¿Quieres saber qué más puede hacer por ti el aceite de árbol de té?

Aceite de sésamo

El aceite de sésamo también es conocido como aceite de ajonjolí y es muy fácil de encontrar en tiendas especializadas.

Es uno de los alimentos más beneficiosos que podemos incluir en nuestra dieta; además de que tiene un sabor muy especial y una textura muy suave, su composición en ácidos grasos esenciales Omega 3 y Omega 6, lo convierten en un auténtico tesoro para nuestra salud.

El aceite de sésamo contiene zinc, calcio y hierro; tiene magnesio, lo que ayuda a combatir el agotamiento físico y mental y a fortalecer nuestro sistema nervioso.

Su gran aporte de vitamina E nos ayuda a mejorar la memoria protegiendo nuestras células nerviosas, alejando así la posibilidad de padecer enfermedades cerebrales como el Alzheimer o accidentes cerebrovasculares como un ictus.

Su composición en grasas buenas lo hace perfecto para favorecer nuestra salud cardiovascular: mejora la circulación sanguínea y reduce el colesterol.

¡Te contamos más sobre el aceite de sésamo!

Aceite de romero

Hay que destacar la diferencia entre el aceite de romero y el aceite esencial de romero; es en este último en el que se concentran todas las propiedades que esta planta puede ofrecernos y en función de cuál se escoja, se puede utilizar como remedio medicinal o en la cocina para aderezar nuestros platos.

El aceite esencial de romero de alta calidad tiene propiedades anticatarrales, anticancerígenas, antibacterianas, antifúngicas, antiinfecciosas, analgésicas, antiinflamatorias, antioxidantes y expectorantes.

Con todas estas propiedades a sus espaldas, el aceite de romero se convierte en un fantástico remedio para superar dolencias del día a día como la tos, el dolor de cabeza e infecciones vaginales.

Su uso en champús y lociones ayuda a estimular los folículos, dándole fuerza y resistencia al cabello y eliminando la caspa del cuero cabelludo.

Utilizado como enjuague bucal, ayuda a eliminar el mal aliento, las bacterias de la boca y por tanto, previene las caries y la acumulación de placa.

¿Sabes que el aceite de romero tiene mucho más que ofrecerte?

Y ahora sí, vamos a ver de qué se compone esta sustancia. Nos metemos en la parte más química.

Composición del aceite

Dependiendo del origen del aceite, este tendrá un objetivo concreto. Desde aceite para uso industrial de maquinaria y vehículos, aceite comestible hasta aceite para cosmética.

El aceite de uso industrial para combustibles proviene del petróleo o del biodiésel y es producido mediante diferentes procesos de refino; los aceites que se obtienen pueden ser para lámparas, calentadores o solventes, por ejemplo. Se diferencia del aceite comestible por la composición de hidrocarburos, la diferencia de puntos de ebullición y por supuesto, los aditivos químicos.

Dentro de la gran familia de aceites de uso industrial, hay que nombrar a los aceites minerales; estos son los que van a actuar como lubricantes gracias a su viscosidad estable, su resistencia a la temperatura y a su capacidad de dispersar el calor.

En cuanto a los aceites comestibles, que seguramente sean los que más te interesan, podemos decir que su origen puede ser tanto animal como vegetal, aunque actualmente en cocina tienden a utilizarse los de origen vegetal, que aportan ácidos grasos insaturados y grandes cantidades de vitamina E.

Existen multitud de aceites que pueden contener tanto ácidos grasos saturados como insaturados.

Los ácidos grasos insaturados esenciales son:

  • ácido linoleico
  • ácido linolénico
  • ácido oleico
  • ácido palmitoleico.

En cuanto a los ácidos grasos saturados tenemos: el ácido esteárico y el ácido palmítico.

Nuestro organismo es incapaz de sintetizarlos, por lo que es necesario que sean incluidos en nuestra dieta; deberíamos ingerir alrededor un 20-30% de energía procedente de grasas, ya que son necesarias para múltiples procesos de desarrollo, crecimiento y equilibrio de tu cuerpo.

¿Has oído alguna vez los términos de grasas buenas y grasas malas? ¡Vamos a aclararte algunas dudas!

Grasas buenas

Las llamadas «grasas buenas» son las que tienen un efecto beneficioso frente al desarrollo de cardiopatías o enfermedades cardiovasculares, ya que ayudan a desinflamar nuestro cuerpo. Estas grasas son las insaturadas, que se dividen en poliinsaturadas y monoinsaturadas.

Para que puedas diferenciarlas, las grasas buenas son líquidas a temperatura ambiente debido a su estructura química. Como ejemplo tienes el aceite de oliva.

Grasas monoinsaturadas

La función de estas grasas es la de aumentar el colesterol bueno o HDL, por lo que son protectoras frente a enfermedades coronarias. A ellas se refieren cuando se habla de Omega 9, te suena, ¿verdad?

Se encuentran en el aceite de oliva, las nueces, aguacate y en semillas oleaginosas como el sésamo, por ejemplo, y deben aportar alrededor de un 13-18% de la energía total diaria.

Grasas poliinsaturadas

También habrás oído hablar del Omega 3, que son los ácidos linolénicos y del Omega 6, ácidos linoleicos. Pues bien, es necesario que los aportes a través de la dieta en tu organismo porque tu cuerpo es incapaz de sintetizarlos.

Además, han de suponer entre el 7 y el 10% de energía total diaria aportada a nuestro cuerpo.

El Omega 3 destaca por ser antiinflamatorio y antioxidante, además de ayudar en la disminución de los triglicéridos en sangre, mientras que el Omega 6 actúa reduciendo el colesterol en sangre.

Y reduce tanto el colesterol HDL (bueno) como el LDL (malo), por lo que su exceso en la alimentación puede suponer un problema.

Podemos encontrar grasas poliinsaturadas en la mayoría de pescados azules, semillas oleaginosas y en algunos frutos secos.

Grasas malas

Las «grasas malas» son aquellas que consumidas en exceso favorecen la aparición de enfermedades cardiovasculares, diabetes e hipertensión, entre otras.

Grasas saturadas

Son fáciles de distinguir, ya que a temperatura ambiente son sólidas. No deben superar el 10% de aporte energético diario de nuestra alimentación porque pueden resultar perjudiciales para la salud.

Los alimentos en las que están presentes son los lácteos enteros, la grasa animal de la carne roja y algunos aceites vegetales como el aceite de palma, de palmiste y de coco.

Pero recuerda que aunque se les llame grasas malas, has de consumirlas con moderación en tu dieta porque tu organismo es incapaz de sintetizar estos ácidos grasos.

Grasas trans o hidrogenadas

Este tipo de grasas han sido motivo de controversia por su presencia en alimentos, más concretamente en bollería industrial, caramelos, galletas y alimentos precocinados, entre otros.

Las grasas trans o hidrogenadas se obtienen de la transformación de grasas insaturadas en grasas saturadas a raíz de la adición de hidrógeno o bien después de haber sometido al aceite a altas temperaturas.

¿Cuál es el beneficio de añadir este tipo de grasas a ciertos alimentos? La vida útil del alimento en cuestión se alarga y se mejora su textura haciéndolo más apetecible. Todo es marketing.

Pero este tipo de grasas aumentan el colesterol malo y disminuyen el bueno, por lo que se relacionan directamente con la existencia de dislipidemias y enfermedades coronarias.

Entonces, ¿por qué tenemos que ingerirlas? Las grasas son necesarias para nuestro organismo porque no solo aportan energía, vitaminas y antioxidantes, sino que son las encargadas de llevar a cabo diversas funciones necesarias para la vida.

No obstante, es comúnmente conocido que una ingesta excesiva de grasas conlleva a contraer sobrepeso, obesidad y diferentes enfermedades cardiovasculares, por lo que deberás consumirlas de forma moderada y siempre procedentes de alimentos preparados por ti mismo.

Por qué deberías poner aceite en tu vida

A la vista está que los aceites son unos grandes aliados para mantener un buen estado de salud.

Y es que si escogemos aceites de calidad cuya composición sea rica en grasas insaturadas con un correcto equilibrio de grasas saturadas, conseguiremos mejorar el estado de salud de nuestro corazón, nuestra circulación sanguínea y nuestro sistema nervioso.

Por otro lado, no olvidemos que la piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y teniendo en cuenta lo saludable que es utilizar aceites que se fundan con nuestra piel, no deja lugar a dudas de por qué debemos decantarnos por alternativas más naturales en la cosmética que utilizamos diariamente.

Te animamos a que te informes sobre todos los aceites que hay disponibles y en función del uso que le quieras dar, escojas la opción que más se adapte a ti y a tu estilo de vida; nunca es tarde para empezar a cuidarse y seguro que hay un aceite idóneo para ti que está esperando a que lo encuentres.

¿Qué más necesitas saber para empezar a cuidarte?