Los ojos de Marruecos - Panenka
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Los ojos de Marruecos

El relevo generacional de los 'Leones del Atlas' no habría sido posible sin su red de scouting. Marruecos es el país africano que mejor desarrolla el talento joven

Marruecos

Este reportaje sobre el curioso y efectivo plan de Marruecos para captar talento para su selección fue escrito y publicado en noviembre de 2022, y está extraído del #Panenka123, el número que Panenka le dedicó al último Mundial. Ahora que ha trascendido la decisión del atacante del Real Madrid Brahim Díaz de aceptar la llamada de los ‘Leones del Atlas’, lo recuperamos en nuestra web.


 

Marruecos fracasó en la Copa África 2019. Los ‘Leones del Atlas’ eran una de las favoritas y su sorprendente eliminación en octavos ante Benín marcó el fin de ciclo. Poco después, los Mbark Boussoufa, Karim El Ahmadi, Manuel da Costa, el capitán Mehdi Benatia, Nordin Amrabat, Younes Belhanda y Khalid Boutaïb -es decir, el núcleo de la plantilla construida por el francés Hervé Renard- se retirarían o quedarían al margen. El camino de la generación que había hecho soñar al pueblo marroquí con reinar en África tras el único triunfo de 1976 se detuvo en las paradas de Saturnin Allagbé. El equipo que había puesto en aprietos a Portugal y frenado a España en Rusia’18 se había extinguido.

En África solo cinco selecciones pueden clasificarse para la Copa del Mundo y por lo tanto mantenerse constantemente entre las mejores del continente representa una tarea muy complicada. Es por esta razón que la derrota frente a Benín podría haber marcado también el comienzo de un largo período de transición antes de volver a la élite, si no fuera por las excelentes visión y programación que han caracterizado al fútbol marroquí en la última década.

Marruecos es probablemente el país africano que mejor trabaja el desarrollo de los futbolistas jóvenes. La Academia Mohamed VI, inaugurada en 2009 por el mismo rey tras una inversión de 13 millones de euros, es única en África y está al nivel de las mejores escuelas de fútbol del mundo. Entre los jugadores que forman parte de la actual plantilla de la selección absoluta, Youssef En-Nesyri (Sevilla), Nayef Aguerd (West Ham), Azzedine Ounahi (Angers) y el portero Ahmed Reda Tagnaouti (Wydad de Casablanca) han surgido del centro de formación de Salé, cerca de la capital, Rabat.

 

Marruecos, la gran revelación del último Mundial, ha crecido a medida que los hijos de su diáspora se han comprometido con el equipo nacional. Un trabajo de base que demuestra que nada es casualidad

 

Es evidente que el impacto que el entonces director técnico de la academia Nasser Larguet tuvo en el progreso del fútbol marroquí ha sido notable. Fue también él quien en 2014, en la etapa inicial de su experiencia con la Real Federación Marroquí de Fútbol (FRMF), empezó a tejer una red de ojeadores en Europa con el objetivo de detectar a los chicos de origen marroquí más prometedores en la diáspora.

El primer fichaje de Larguet, en la actualidad director técnico de Arabia Saudita, fue Rabie Takassa, ojeador con sede en Madrid. Puesto que la inmigración marroquí en España no es tan antigua como en Francia o Bélgica, Takassa tomó la iniciativa de mudarse a la península ibérica porque había notado que iban a surgir muchos jugadores de su país de origen. Comenzó a establecer vínculos con algunos futbolistas en 2008, cuando se comunicó por primera vez con el defensa Zouhair Feddal, después jugador del Real Valladolid. “Fui a verle a Ceuta cuando jugaba en el San Roque de Lepe y vi que tenía características muy interesantes”, recuerda. “Avisé al personal de la selección olímpica y a partir de ahí comenzó mi historia”, añade.

Ahora es coordinador de los ojeadores marroquíes en Europa y maneja un grupo de cinco profesionales que, además de España, cubren Francia, Italia, Alemania, Países Bajos y Bélgica. “Hay un trabajo global que consiste en tener una visión general sobre todos los jugadores”, comenta. “Luego, en función de las necesidades que tiene cada categoría inferior, nos centramos más en determinadas posiciones, pero si detectamos a talentos como Achraf Hakimi la calidad se impone por sí sola”.

 

A los ojeadores se los necesita antes de que el talento florezca. El seguimiento empieza a partir de los 12 años. “Hay que intentar que no se nos escape nadie”, afirma Takassa, uno de los responsables del crecimiento de la selección marroquí

 

Si no es una petición expresa del seleccionador -si quiere comunicarse con algún jugador o tener un informe sobre alguien que acaba de debutar en el primer equipo-, no suelen intervenir en la absoluta. A estos ojeadores se los necesita antes de que el talento florezca y sea visible. El seguimiento de los futbolistas empieza a partir de los 12 años. “Hay que intentar que no se nos escape nadie”, afirma Takassa.

Es precisamente esta atención capilar y la voluntad de mirar hacia el futuro lo que está permitiendo a Marruecos ser hábil para captar todo lo que produce el Viejo Continente. En su casa, Takassa tiene una pequeña habitación que ha convertido en su laboratorio de fútbol. “Intento ver al menos cinco partidos durante el fin de semana, más las competiciones internacionales”, revela. “Después, a partir del domingo por la noche y hasta el martes, escribo informes sobre lo que he visto”. Este año su foco está en la Youth League, donde hay más de 30 jugadores de origen marroquí.

Nunca debutaron en este torneo, pero sí estaban en el radar de la federación las tres caras nuevas que presentó el seleccionador nacional, Walid Regragui, para los amistosos de septiembre de 2022 frente a Chile y Paraguay. Son el atacante Walid Cheddira; el centrocampista Abdelhamid Sabiri y Abdessamad Ezzalzouli, más conocido como Ez Abde.

ENCENDER LA LLAMA

Benjamin Hajji, exojeador marroquí-noruego del Famalicão, define a Marruecos como pionero en África con respecto al scouting juvenil. “Convocatorias como la de Ezzalzouli son el resultado de años de comunicación y planificación”, destaca. “La federación tiene el control total sobre la diáspora y Larguet fue clave para lograrlo. Aunque fue criticado en su momento, jugó un papel importante en la profesionalización de todo el fútbol marroquí y ahora la gente se da cuenta de que sentó las bases para futuros triunfos”, completa.

Al ser los ojeadores los primeros en acercarse a los potenciales nuevos refuerzos de la selección para explicarles, a ellos y a su familia, el proyecto y los objetivos de la federación, Takassa participó en las discusiones para que Abde se uniera a los ‘Leones del Atlas’. Asegura que en ningún momento la perla del Barcelona pensó en no jugar con Marruecos y que la polémica que surgió cuando decidió no participar en la Copa África 2021 fue creada por la prensa. “Lo convocamos para la selección sub-20 siendo jugador del Hércules”, señala. “Por lo tanto siempre hubo confianza entre él y la federación, ya antes de que explotara en el Barcelona”.

 

Si el jugador duda, ni siquiera se produce la negociación para que acepte la llamada de Marruecos. “Un jugador sin ningún tipo de sentimiento hacia el país no va a rendir nunca”, comenta un ojeador

 

Takassa admite que raramente las conversaciones con jugadores con la doble nacionalidad toman el camino equivocado. De hecho, está convencido de que para los numerosos futbolistas que están jugando en las selecciones inferiores de otros países llegar a la absoluta de Marruecos es también un sueño. “Todos los jugadores de origen marroquí, aunque hayan nacido y/o crecido en Europa, siempre tienen algo dentro que los ata a Marruecos”, dice, recordando que suelen viajar al país con su familia casi todos los veranos.

Las cosas habían fluido de manera muy natural también con Achraf Hakimi, uno de los campeones que Takassa contribuyó a acercar a la selección. “Había empezado en la sub-17, aunque en 2014 no pudo acudir a una de sus primeras convocatorias porque tenía exámenes”, rememora, subrayando que una de sus mayores satisfacciones fue verle salir al campo durante el Mundial de Rusia en 2018 después de haber empezado a seguirle en las inferiores del Real Madrid. “Consideramos a cualquier jugador de origen marroquí un embajador del país”, reflexiona. “Cuando se menciona a Hakimi, o a cualquier otro jugador, automáticamente se menciona a Marruecos. Es algo que nos enorgullece”.

No es cuestión pues de convencer a los futbolistas sino de expresar el interés de la federación en ellos. “La llama está ahí dentro”, razona Takassa. “Lo único que hay que hacer es encenderla”. Si el jugador duda, ni siquiera se produce la negociación. “Un jugador sin ningún tipo de sentimiento hacia el país no va a rendir nunca”, comenta. El caso de Munir El Haddadi es paradigmático: él sí quería jugar con Marruecos pero tuvo que esperar seis años y medio y un cambio del reglamento FIFA para que su decisión, al parecer apresurada, de optar por España, no arruinara su carrera internacional.

 

“No conozco a ninguna otra selección con tantos jugadores nacidos y crecidos fuera de su país. No sé si hay un sistema mejor, pero dudo que haya uno tan peculiar y al mismo tiempo tan eficaz”

 

El factor tiempo ha sido determinante. El hecho de que en 2014 lo subieran de la sub-21 a la absoluta de España para reemplazar al lesionado Diego Costa y, probablemente, anticiparse a Marruecos, puso al actual delantero de Las Palmas en una situación compleja que tenía que resolver en poco tiempo. “Su padre me dijo que Munir lloró la noche antes de su debut con España”, revela Takassa. “Por una parte era difícil rechazar la llamada de Vicente del Bosque pero aceptarla significaba cerrar definitivamente las puertas a Marruecos”. El coordinador de ojeadores asegura que por dentro Munir siempre quiso jugar con el combinado marroquí: “Lo conozco desde 2011 y tengo mensajes suyos de 2012 y 2013 preguntándome por cómo podía representar a Marruecos en la sub-20, pero no estábamos ni yo ni el actual directivo. Desde 2014 las cosas han cambiado y el trabajo con los jugadores con doble nacionalidad es distinto”. En marzo de 2021 Munir pudo finalmente vestir la camiseta de Marruecos, pero el entusiasmo que lo rodeaba ya había disminuido. Y de momento sus actuaciones no han estado a la altura. “Munir se convirtió en el símbolo de una regulación legal que el presidente de la federación, Fouzi Lekjaa, quería cambiar”, destaca Hajji: “Al principio lo querían por su potencial, pero luego fue más una cuestión de dignidad. No ha demostrado lo suficiente en los últimos años para convencer de que es mejor que otros delanteros”.

Noussair Mazraoui y Hakim Ziyech ya habían demostrado todo su talento antes de que Halilhodzic les apartara por motivos disciplinarios. El primero volvió cuando el bosnio aún estaba al mando. El segundo, cuya ausencia resultó ser justamente una de las causas de la destitución de Halilhodzic, fue la gran novedad en la primera convocatoria de Regragui. “El regreso de Mazraoui no podría haber llegado en mejor momento ahora que Adam Masina está lesionado”, comenta Hajji. “Es probable que aparezca en la izquierda con Hakimi en el otro lado, brindándonos dos laterales de clase mundial”. Ziyech, por su parte, fue la estrella de la selección durante el mandato de Renard. Luego vino el penalti fallado en el último segundo del tiempo reglamentario en la desastrosa derrota ante Benín y la turbulenta relación con Halilhodzic, que lo llevó a anunciar su retiro de la selección el pasado febrero. Ahora la tarea de Regragui es no dispersar la magia del exjugador del Ajax.

El proceso de reconstrucción no habría sido posible sin el departamento de scouting. De hecho, 20 de los 28 futbolistas convocados para la Copa África 2021 nacieron o se formaron en Europa. Parte del mérito es de los ojeadores que conocen los países de estos jugadores y saben cómo acercarse a ellos. “Yo no conozco a ninguna otra selección con tantos jugadores nacidos y crecidos fuera de su país”, aclara Takassa. “No sé si hay un sistema mejor, pero dudo que haya uno tan peculiar y al mismo tiempo tan eficaz como el marroquí”.

 


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Fotografía de Getty Images.