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La noche más oscura (Zero Dark Thirty)
8 /10 decine21
La noche más oscura (Zero Dark Thirty)

Zero Dark Thirty

Premios

Oscar
2013
Nominada a 3 premios

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La noche más oscura (Zero Dark Thirty)

La captura de Osama Bin Laden preocupó al mundo y a dos administraciones presidenciales estadounidenses durante más de una década. Al final, un pequeño y brillante grupo de agentes de la CIA le encontró. Fue una misión llevada en el secreto más absoluto. Algunos detalles han salido a la luz, pero las partes más significativas de la operación secreta, y sobre todo el papel que jugó el equipo de agentes, se verán por primera vez en la fascinante película del oscarizado dúo compuesto por Kathryn Bigelow y Mark Boal.

La descripción de la busca y captura de Bin Laden es intensa, sin por eso dejar de ser fiel a los hechos, y lleva al espectador hasta el corazón del poder y a la primera línea de la histórica misión, que culmina en el asalto por parte de las fuerzas especiales a una misteriosa residencia en Pakistán.

8 /10 decine21

Crítica La noche más oscura (Zero Dark Thirty) (2013)

Objetivo: Osama Bin Laden

Objetivo: Osama Bin Laden

El 11 de septiembre de 2001 el mundo cambió para siempre. Pero sobre todo cambió el modo en que Estados Unidos se iba a enfrentar al terrorismo a partir de entonces. Eliminar a los responsables de las masacres se convirtió en el primer objetivo de un país encolerizado y fuera de sí. Millones de dólares, de recursos y de agentes se pusieron manos a la obra. Diez años después las noticias del mundo entero se hicieron eco de la muerte de Osama Bin Laden, el jefe de Al Qaeda. Este film es una crónica de más de dos horas y media acerca de esos años. El hilo conductor es Maya, una joven agente de la CIA que es enviada desde Washington hasta Pakistán para obtener pistas acerca del paradero de Bin Laden. Una vez allí los esfuerzos de Maya se centrarán en la búsqueda de un hombre, Abu Ahmed, presumiblemente el correo de Bin Laden. Maya está segura de que encontrándole a él podrán llegar hasta su objetivo número uno.

La noche más oscura tiene un comienzo discreto, quizá poco imaginativo, que remite a las típicas películas de denuncia, con esas primeras secuencias tan sucias, tan desagradables, de las torturas que los estadounidenses infligen a los presos para sacarles información; sin embargo, tal impresión inicial es un espejismo, porque poco a poco todo va adquiriendo una inusitada intensidad, una visión más amplia, más traumática, hasta llegar al impactante clímax final, ya en escenario bélico, visión nocturna de por medio, con el objetivo claro de abatir al hombre más buscado del mundo. Entre medias, muchos días, años, de pesquisas, de interrogatorios, de testigos, de decisiones, de muertes, de atentados en diferentes países.

Después de En tierra hostil, la oscarizada Kathryn Bigelow vuelve a demostrar que se ha convertido en una directora muy, muy seria. Sigue buscando el hiperrealismo, que en este film está remarcado con la efusión con movimientos de cámara a menudo nerviosos y una planificación cuidadísima para que parezca “descuidada”, real, como si viéramos un trozo de lo que ocurre en el enorme puzzle de los conflictos bélicos, del terrorismo, del mundo de los agentes, de las cárceles secretas e inhumanas, de las reuniones de despacho, etc., con encuentres abiertos y una tendencia enorme a cambiar de localizaciones, no vaya a ser que la cosa resulte aburrida o previsible... En este aspecto destaca el buen uso temporal de la historia, que no acusa debilitamiento alguno pese a abarcar desde 2001 hasta 2011, y que va situando al espectador en numerosos lugares del planeta –aunque centre su base de operaciones en Pakistán y Estados Unidos–, mostrando los hechos que en ese momento suceden, sus investigaciones y avances en cuanto a las pistas que llevan hacia el posible paradero de Bin Laden.

Para realizar el film, el equipo de Bigelow ha contado con información privilegiada acerca de los hechos reales que llevaron a la localización y muerte del jefe de Al Qaeda. Y parece bastante lógico que todo lo que se cuenta sea más o menos lo que ocurrió. Porque hay en La noche más oscura algo que llama mucho la atención: el poco interés que se presta a la investigación propiamente dicha. En el fondo, todo el film es una investigación, pero a Bigelow no le interesa mostrar las migas de pan que llevan al objetivo, ni trasladar al espectador una serie razonamientos que ofrezcan a lo Sherlock Holmes la solución matemática de la ecuación. Para Bigelow y su guionista Mark Boal (que ya trabajó con ella en En tierra hostil) cuenta la intensidad de esa investigación (que en realidad es la obsesión de todo un país, y así se enfatiza), las vivencias traumáticas de sus personajes protagonistas, la presión a la que están sometidos, sus tomas de postura, sus crisis, sus enfrentamientos, su frustración. Resulta genial el dibujo a trazo grueso que hace del organigrama de la CIA, donde cada uno cree una cosa, donde todo son dudas y la presumible infalibilidad del mejor sistema de espionaje del mundo se desmorona al revelarse simplemente como ineficiente. Y donde, al final, quien tiene el poder de decisión es capaz de doblegarse ante una sola persona con verdadera seguridad en sí misma. Jessica Chastain ofrece excelentes secuencias con este enfoque gracias a su portentosa interpretación de Maya, de una altura que raya la perfección. El Oscar llama a su puerta.

Pero, lógicamente, para que La noche más oscura pueda ser tenida en consideración ha de poner en la picota toda la sucia realidad de la lucha contra el terrorismo. Aquí no hay casi nada para la galería. Todo es directo, despiadado, frío. No se esconden las intenciones inmorales, asesinas, de la CIA, a quien sólo interesa llegar a hasta su objetivo, da igual las vidas que siegue en su camino. Se muestra la falsedad de la Casa Blanca, pero Bigelow lo hace con enorme displicencia y a la vez sabe enfocar (o desenfocar) la mirilla para huir del puro maniqueísmo y, así, muestra, por ejemplo, cómo la inhumanidad de la tortura también acaba pasando factura a los verdugos.

Visualmente el film está tan cuidado como todo lo demás aunque hay momentos destacados y de un atroz realismo, como en la escena del atentado del restaurante o en la incursión final en Abbottabad. Desde luego lo más llamativo es ese peculiar aire documental que se imprime a toda la narración, hecho que adquiere mayor entidad a la hora de sembrar la historia de numerosos personajes, sin que ninguno, salvo la Maya de Chastain, se lleve la gloria. Así, con un elenco de actores excelentes en papeles menores –Jennifer Ehle, Stephen Dillane, Mark Strong, James Gandolfini, etc.– la narración aumenta en verosimilitud a la hora de ofrecer una trama equilibrada que quiere acercarse lo más posible a lo que ocurrió en la realidad.

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