Tras su pase por el festival de Venecia, Gran Premio del Jurado y mejor actriz para Olivia Colman, la última película de Yorgos Lanthimos se ha proyectado en un par de festivales en Francia y casi nada más. La Twentieth Century Fox sabe que tiene un diamante en bruto para la carrera de los Oscars y lo protege con uñas y dientes. La película aún no se ha estrenado en los EE.UU. (próximo viernes 23 de noviembre, en España tendremos que esperar hasta el 4 de enero).

La proyección, completa, del film se realiza ante la presencia de tres empleados del estudio, parapetados detrás de gafas infrarrojos, para evitar cualquier fuga de imágenes o videos (condición no negociable para su difusión pública en dos únicas sesiones). Tres puntos rojos que, muy discretamente, controlan con detalle al público presente durante sus dos horas.

Una bizarra experiencia que, seguro, le encanta al cineasta griego. Unas sublimes imágenes en pantalla de la barroca y abigarrada corte inglesa del siglo XVIII, y la última tecnología de control frente a los espectadores. Al final los temas de sus películas han hecho presencia en la misma sala de butacas.

Yorgos Lanthimos se ha superado a sí mismo con La favorita. Desde su inicial manera de filmar, en planos más bien cortos y cerrados, su puesta en escena se ha ampliado, creando la misma angustia, poco a poco, en sus producciones en inglés, hasta abarcarlo todo (al igual que las gafas de infrarrojos), con los grandes angulares, e incluso, ojo de pez de La favorita.

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La favorita

Primera vez que el cineasta no firma su guión, centrándose en una puesta en escena, con reminiscencias de Stanley Kubrick o de Peter Greenaway, y además no situado en la época actual. Lanthimos se lanza a una película de época para confirmar que, por muchos años que hayan transcurrido, las cosas siguen exactamente siendo iguales.

Una guerra sin cuartel en ocho episodios: dos primas en la corte inglesa de principios del siglo XVIII. Dos mujeres de dos ‘p’, poder y posición: Lady Sarah (Rachel Weisz), poderosa, rica, influyente y esposa del duque de Marlborough, el general que lidera la guerra contra los franceses (un detalle histórico, la célebre canción "Mambrú se fue a la guerra" se refiere a él y es una deformación de sus apellido). Por otro lado, Abigail (Emma Stone), antigua aristócrata venida a menos, que no se resiga ante su nueva posición. Y en mitad de este ring, una reina enfermiza y un tanto ida, Anne (Olivia Colman). Tres actrices en un verdadero duelo, real e interpretativo, que no dejan títere con cabeza.

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La favorita

La reivindicada ironía, el macabro sentido de humor y el fino sentido de montaje de Lanthimos se pasea entre potente drama y momentos de pura comedia, como las, ya antológicas, escenas de la llegada de Abigail al palacio o su primera noche de bodas. Las dos utilizarán sus encantos frente a una reina que lo único que desea es un poco de amor.

La violencia en las relaciones personales, el miedo a la muerte, la soledad del individuo o la manipulación de los otros, temas tan queridos al cineasta, se expresan en La favorita con una fluidez y un maestro equilibrio. Todo ello bajo la fotografía Robbie Ryan, arropada de una música impecable, Handel, Bach, Purcell, Vivaldi, Olivier Messiaen, Luc Ferrari o Anna Meredith. La mejor baza de Twentieth Century Fox para los Oscars. La cuestión es cuántos se llevará. Un verdadero diamante en bruto, con sus cortantes aristas.