Xabi Alonso persigue la hazaña incompleta que truncó Zidane

Antes de que Xabi Alonso abriera la boca, ya toda su audiencia intuía cuál sería su mensaje. Aun así, la atención era máxima. Como si el entrenador del Bayer Leverkusen fuera a revelar un secreto de Estado. La fórmula mágica de la felicidad. Para sus aficionados se le pareció bastante. “Lo que voy a decir ahora, mejor lo digo en inglés para que todos me entiendan”, comenzó una comparecencia en la que el preparador de Tolosa anunció que no se iría la próxima temporada a ningún otro equipo.

Que continuaría en el Bayer Leverkusen para continuar su obra, ésa que está a punto de conseguir una Bundesliga, que sueña con algo grande en Europa League y que pretende (aunque para ello habrá que esperar la próxima temporada) completar el sueño más ambicioso que ha tenido en su historia, el que truncó hace ya 22 años el Real Madrid, Zinedine Zidane e Iker Casillas.

Con el Real Madrid siempre presente

La decisión de Xabi llegó después de que varios medios ya adelantaran que no se marcharía. Sorprendente. Porque detrás de Xabi han ido tres de los más grandes de Europa. A saber, Liverpool, Bayern de Múnich y el Real Madrid. En el caso de los dos primeros, con altas probabilidades de que, si Alonso hubiera dicho sí, se hubiera terminado convirtiendo en su entrenador la temporada que viene pese a que tiene contrato hasta 2026 con su actual equipo. Pero una cláusula especial en su contrato le permite salir si alguno de estos tres (además de la Real Sociedad) le llaman.

En el caso del Real Madrid la vía del reemplazo inmediato para Ancelotti quedaba descartada cuando el italiano firmó su ampliación de contrato también hasta 2026. Es decir, que su nombre sigue presente en el caso de que el italiano acabe contrato… y si no lo acaba, también. Porque el perfil de Xabi Alonso gusta tanto en el Bernabéu, que la opción de que el italiano se marche en 2025 y le pueda reemplazar el tolosarra no está descartada, ni mucho menos, por el Paseo de la Castellana.

Retorno por la puerta grande

Entre tanto, Xabi Alonso va a seguir haciendo crecer un proyecto que la temporada que viene será equipo de Champions otra vez. El retorno se hará por la puerta grande, con la Bundesliga bajo el brazo y serias opciones de ganar la Copa de Alemania e incluso la Europa League. En las apuestas de Betfair el equipo de Leverkusen es favorito a ganar las dos primeras y segundo a levantar el título continental (23% de probabilidades implícitas frente al Liverpool, máximo candidato a gobernar en la segunda competición continental).

Con semejante currículo, no sería de extrañar que el Bayer entrara de lleno como uno de los favoritos a ganar un título que ya rozaron hace 22 años. En 2002 alcanzó la final y sólo el Real Madrid de Zidane pudo tumbarlo para ganar la Novena… eso sí, con mucho sufrimiento. Los merengues se pusieron 2-1 tras los goles de Raúl y (sobre todo) el mítico de Zidane. Antes Lucio había hecho el 1-1. En el tramo final del encuentro los alemanes se volcaron sobre la portería de los españoles, que dejó de defender César Sánchez. Iker Casillas lo reemplazó para escribir una de sus noches más milagrosas. Sus paradas evitaron el empate (Berbatov aún sueña con Iker) y le acabaron de dar el título al Real Madrid.

Aun así, el recorrido del Bayer fue majestuoso. En la primera fase de grupos (había dos fases de grupos, la segunda sustituyó a los octavos de final) se cargaron a Olympique de Lyon y Fenerbahce y en la segunda, a Arsenal y Juventus. Luego en los cruces vencieron al Liverpool (cuartos) y al Manchester United (semis). Un recorrido increíble.

Un torneo esquivo

Desde entonces, el Bayer Leverkusen, que sólo ha participado en once Champions en este siglo XXI, sólo ha alcanzado como máximo los octavos de final, ronda que no toca desde 2017. Ahora Xabi Alonso espera armar un equipo que sea tan competitivo en la máxima competición continental como lo está siendo esta temporada en torneos domésticos y continentales. Todo, además, en un curso con nuevo formato de Champions que podría dar lugar a sorpresas inesperadas. El Leverkusen espera serlo para cerrar la herida abierta hace 22 años y, de paso, encumbrar más todavía a su entrenador como uno de los mejores de Europa.