La ira de Dios (2022), de Sebastián Schindel

Entretenido thriller alrededor del concepto de venganza, dirigido por el argentino Sebastián Schindel, que adapta una novela de Guillermo Martínez con el sugerente título “La muerte lenta de Luciana B”, mejor que el más manido de “La ira de Dios”. Se ambienta en el mundo de la literatura superventas, entorno que últimamente ha dado algún título interesante en géneros muy diversos, me vienen a la cabeza los filmes franceses La biblioteca de los libros rechazadas y Envidia sana, y de Hollywood la cinta de Sandra Bullock La ciudad perdida.

La joven Luciana trabaja cómo asistenta del célebre escritor de novelas de misterio Kloster, le transcribe y sus textos y cuida de su hijita, pues la esposa padece una enfermedad nerviosa. Hija de un pastor evangélico y la segunda de cuatro hermanos, es tal vez algo ingenua y no sabe detectar que su jefe la mira lujuriosamente. Cuando él intenta besarla, ella le para los pies y huye descompuesta. Más tarde lo denuncia por acoso sexual, lo que desatará en el hogar de Kloster una tragedia familiar. Como en su novela estaba trabajando en el concepto de venganza, decide llevarlo a la práctica en la vida real, “ojo por ojo, y diente por diente”, aunque lentamente, a lo largo de una década, eliminando a miembros de la familia de Luciana, y evitando que puedan implicarle. Luciana pedirá a su amigo Esteban, escritor mediocre y periodista, que le ayude a desenmascarar a Kloster.

No sé si la novela original será así, pero el guión coescrito por Schindel y Pablo del Teso está deconstruido: empieza apuntando el final, y luego juega con saltos temporales para entregar piezas del puzzle que ayudan a entender la historia, creando intriga con cierta sabiduría. Quizá es todo un fatalismo desmesurado, y resulte difícil aceptar que el juego del ratón y el gato pueda prolongarse tantos años, pero a poco que se acepte la idea, la película engancha y está rodada con oficio. Cuenta además con un buen trío protagonista, Diego Peretti y Macarena Achaga y Juan Minujín, sobre todo el primero que se aleja de sus habituales papeles de comedia para crear un personaje mefistofélico, cuyas peroratas resultan la mar de inquietantes.