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“Lo que habéis llegado a entender como ‘Will Smith’, el rapero mata-alienígenas, la estrella de cine más grande que la vida, es en su mayor parte una construcción, un personaje cuidadosamente elaborado y pulido, diseñado para protegerme a mí mismo”. Así explica Will Smith su imagen pública en sus memorias recientemente publicadas bajo el título ‘Will’. En el mismo libro asegura lo siguiente: “La comedia desactiva toda negatividad. Es imposible estar enfadado, sentir odio o violencia cuando estás doblado de la risa”.

Esa frase suena especialmente irónica después de lo ocurrido en los Oscar este domingo. Precisamente un chiste desafortunado de Chris Rock sobre la alopecia de su mujer Jada Pinkett Smith tuvo como respuesta un tortazo por parte del actor de ‘El príncipe de Bel-Air’. “Quítate el nombre de mi mujer de tu puta boca”, le gritó dos veces desde la platea al volver a sentarse tras irrumpir en el escenario. Todo Hollywood y el público que veía la ceremonia desde casa se preguntaron durante unos minutos si acababan de presenciar un sketch guionizado incómodo y sin gracia.

Minutos más tarde Smith recogió su primer Oscar, obtenido gracias a su interpretación en ‘El método Williams’. “En este momento estoy sobrepasado por lo que Dios me está pidiendo que haga y sea en este mundo”, dijo en su discurso de agradecimiento, manchado por el episodio vivido unos momentos antes. “Me está pidiendo que ame a gente, que proteja a gente y que sea un río para mi gente. Denzel [Washington] hace unos minutos me dijo: ‘Ten cuidado en tu mejor momento, porque es entonces cuando el diablo viene a por ti’. El amor te hace cometer locuras”. Puede que estas palabras suenen raras, confusas e incluso problemáticas, pero no son más que un episodio más en el historial de Will Smith. En una industria llena de estrellas extravagantes, él es el rey.

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Axelle/Bauer-Griffin//Getty Images
Will Smith y Jada Pinkett Smith

Hace dos décadas era el protagonista de algunos de los éxitos comerciales más grandes (‘Independence Day’, ‘Men in Black’, ‘Soy leyenda’) hasta el punto de obtener el récord de haber acumulado ocho estrenos consecutivos que recaudaban más de 100 millones de dólares en la taquilla estadounidense. En 2009 Forbes le nombró la estrella más rentable, y sus trabajos en ‘Men in Black 3’, ‘Bright’ y ‘El método Williams’ están entre los papeles mejor pagados de la historia del cine.

Pero entonces llegó ‘After Earth’, el mayor fracaso de su carrera (y de la de M. Night Shyamalan) y una película que se convirtió en un chiste. “Lo peor de todo es que Jaden se llevó el golpe”, cuenta Smith en sus memorias sobre su hijo, protagonista de la cinta. “Los fans y la prensa fueron totalmente crueles; dijeron y escribieron cosas sobre Jaden que me niego a repetir. Jaden había hecho al dedillo todo lo que yo me había dicho que hiciera, y le había guiado hacia el peor linchamiento público que jamás había experimentado”. En ese momento empezó una nueva etapa en la carrera de Will Smith que se caracteriza por dos cosas: la pérdida de su infalibilidad en la taquilla y un exceso de sinceridad o transparencia en cuanto a su vida privada en los medios.

Will Smith, el hombre que lo contaba todo

Durante décadas las estrellas de Hollywood han recurrido a la discreción, la ambigüedad y el silencio para que el público proyectara en ellas lo que quisiera, pero Will Smith y su familia llevan años probando la estrategia opuesta. “Por favor, Señor, haz que no encuentre más información no solicitada sobre la vida sexual de Will Smith”, clamaba un periodista en un artículo de Buzzfeed. Alguien creó una petición en Change para que los medios dejen de entrevistarles a él y a su esposa, que ya han firmado más de 25.000 personas. Petición fútil en cualquier caso, porque los Smith no necesitan ser entrevistados para hablar de su vida privada: ya lo hacen en sus redes sociales, en el programa ‘Red Table Talk’ que presenta Jada Pinkett o en la citada autobiografía.

En ese libro Will Smith le cuenta al periodista Mark Manson los episodios más oscuros de su vida, como todas las veces que pensó en suicidarse cuando era niño. “Pensaba en pastillas, o en aquel niño de mi barrio que perdió las piernas en las vías del tren, o en la gente que se rajaba las venas con cuchillas en la tele. Pero también pensaba en mi abuela, que siempre me decía que suicidarse era pecado”.

O la vez en la que presenció cómo su padre pegaba una paliza a su madre, cuando él tenía nueve años. Como consecuencia, décadas después estuvo a punto de matarlo cuando cuidaba de él en la última etapa de su vida. “Una noche, según le llevaba en silla de ruedas, una oscuridad se apoderó de mí. En el camino de la habitación al baño había que pasar al lado de unas escaleras y de repente me acordé de cuando era niño y juré que vengaría a mi madre. Que cuando fuese mayor, más fuerte y menos cobarde, lo mataría. Me detuve en lo alto de las escaleras, podía empujarle y nadie sospecharía nada. Décadas de dolor, rabia y resentimiento se apaciguaron en ese momento, negué con la cabeza y procedí a llevar a papá hasta el baño”.

También confesó haber considerado quitarse la vida durante una serie documental que grabó para YouTube en la que perdió casi 10 kilogramos en 20 semanas. “Cuando empecé esta serie creía que estaba cogiendo la mejor forma de mi vida físicamente, pero mentalmente estaba en otro lugar. Acabé descubriendo un montón de cosas ocultas sobre mí”, dijo entre lágrimas a su madre, su esposa y dos de sus hijos en el documental. Para promocionar dicha serie compartió en Instagram una foto de su cuerpo en la que aseguraba estar en el peor estado físico de su vida. Para Smith, ahora que sus películas pueden ser o no ser un éxito, su vida privada y sus emociones son un producto más con el que comerciar.

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¿Demasiada información? Aún hay más. En sus memorias Will Smith revela que tras descubrir que su primera novia le había sido infiel intentó reponerse teniendo mucho sexo compulsivo con desconocidas, lo cual le llevó a desarrollar una respuesta psicosomática al orgasmo: tener arcadas o incluso vomitar. Después volvió a reconciliarse con ella, pero tuvieron una relación tormentosa que acabó con Smith quemando todos los regalos que le había hecho en una hoguera. Mientras ella miraba.

También cuenta que al principio de su carrera le pidió miles de dólares a un narcotraficante para mudarse a Los Ángeles, que le envió los papeles del divorcio a su primera esposa, Sheree Zampino, el día de San Valentín, y que soñó con tener un harén de novias entre las que estaba Halle Berry. La sinceridad es tan importante para Will Smith que está por delante de la posibilidad de quedar como un imbécil, algo que quedó demostrado en la reunión de ‘El príncipe de Bel-Air’ (disponible en HBO Max) cuando le confesó a Janet Hubert, la primera tía Vivian, que tenía algo de culpa en su salida de la serie.

Los Smith, la pareja más transparente y vulnerable de Hollywood

Pero la parte de su vida que más rumores, titulares y confesiones ha suscitado en los últimos años es su matrimonio con Jada Pinkett Smith. Casados desde 1997, Will y Jada han pasado por varias etapas que han quedado retratadas en los medios, el programa de ella y el libro de él. Se les ha llamado la pareja más transparente y vulnerable de Hollywood, llegando a airear en público una etapa polígama que no está claro si ha acabado o no. “La búsqueda de la verdad es la única forma de ser feliz en esta vida”, dijo Smith en una entrevista con GQ en septiembre. “Y nosotros llegamos a un acuerdo de que la autenticidad nos liberaba de las cadenas de la fama y el escrutinio público”.

En ‘Will’, el actor cuenta que Jada nunca quiso un matrimonio tradicional, empezando por una boda que celebraron contra su voluntad. Después se compraron un terreno de más de un kilómetro cuadrado que ella no quería adquirir. “No sale nada bueno de gastar tu dinero en una ‘casa familiar’ que tu esposa no quiere. Estás firmando un pago en desacuerdo y durante años pagarás un préstamo de miseria. O peor”, escribe en su libro. En el 40 cumpleaños de Jada en 2011, Will le homenajeó con un documental que proyectó ante su familia y amigos más cercanos. Cuando estuvieron a solas de nuevo, ella le dijo a su marido: “Eso ha sido la demostración de ego más asquerosa que he visto en mi vida”. Discutieron toda la noche hasta despertar a su hija Willow, que entonces tenía 10 años, quien les suplicó entre llantos que pararan.

Desde entonces la pareja ha pasado por diferentes etapas: se han distanciado, han tenido relaciones extramaritales (una de ellas, la de Jada Pinkett con el rapero August Alsina, documentada en los medios) y han vuelto a juntarse por el bien de la familia y los negocios que comparten. “Ha habido grandes discusiones sin fin sobre cuál es la perfección relacional. ¿Cuál es la forma perfecta de interactuar como pareja? Y durante la mayor parte de nuestra relación elegimos la monogamia, pero sin pensar en la monogamia como la única perfección relacional. Nos hemos dado el uno al otro confianza y libertad, con la creencia de que todo el mundo tiene que encontrar su propio camino. Y el matrimonio para nosotros no puede ser una prisión”, compartió el actor con GQ.

En los últimos años Will Smith, a diferencia de la mayoría de las estrellas de Hollywood, ha sido un libro abierto. Brad Pitt, Leonardo DiCaprio o Denzel Washington no se habrían levantado de sus sillas para subir al escenario a darle una bofetada a Chris Rock, fuera cual fuera el chiste. Pero Will Smith ha dejado atrás al personaje construido. Ahora le da igual que lo sepamos todo de él y que le veamos en su momento más bajo. Quién sabe, puede que acabe haciendo un documental sobre todo esto. Todo es mercancía en la vida de Will Smith.

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Javier P. Martín

Licenciado en Comunicación Audiovisual, es el típico que entró en la carrera queriendo ser director de cine hasta que se le quitó la tontería a los 15 minutos. Le encanta escribir sobre series, pero también lo hace sobre películas. Marvel, terror, HBO o dramones indies, cualquier género, forma y medio es bueno si la historia lo vale. Las entrevistas y el cine español son su debilidad, y está enganchado a ‘Drag Race’.