Amityville, una pequeña localidad del estado de Nueva York (Estados Unidos) pasará a la historia como la pieza clave que marcó un antes y un después en gran parte de la literatura y contenido audiovisual del género de terror. En concreto, una de sus casas, el número 112 de Ocean Avenue, foco aparente de todo tipo de maldiciones y horror.
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Fue en esta casa de tipo colonial cuando, la noche del 13 de noviembre de 1974, comenzó el mito de Amityville, después de que Ronald DeFeo, un joven de 23 años, asesinara a sus padres y a sus cuatro hermanos a sangre fría mientras dormían con un enorme fusil. Acusado y condenado por el parricidio, el joven aseguró durante el juicio que “unas voces de la casa” le habían empujado a cometer los terribles asesinatos.
Ronald DeFeo mató a sus padres y cuatro hermanos en 1974
Sin embargo, la fama de foco de lo paranormal de la casa comienza precisamente tras esa noche. En 1975, la familia Lutz decidía mudarse a la casa, que había conseguido comprar por una irrisoria suma de dinero, debido a la fama y a que nadie quería vivir allí tras lo sucedido. Sin embargo, el mismo día que se establecieron comenzaron los fenómenos extraños: desde pesadillas sobre los asesinatos con datos que nadie sabía, sustancias por las paredes o siniestras habitaciones secretas, a la supuesta aparición de criaturas demoníacas con apariencia de cerdo de ojos brillantes.
La familia intentó practicar un exorcismo a la casa en colaboración con un sacerdote -de quien luego se dijo que habría padecido una extraña enfermedad y varios accidentes- hasta en dos ocasiones, sin éxito; llegando a un punto que pasó algo tan “espeluznante”, que la familia huyó con lo puesto de madrugada 28 días después.
Tras los asesinatos, George y Kathy Lutz compraron la casa.
Obviamente, su caso saltó a la primera plana de la prensa y el escritor estadounidense Jay Anson publicó un libro en 1977, The Amityville Horror: A True Story donde relataba las experiencias de los Lutz en la casa de los horrores. La popularidad del libro se disparó, sobre todo por tener estampado en portada que se trataba de “una historia real”, lo que hizo que miles de apasionados por lo paranormal pusieran los ojos en la vivienda.
The Amityville Horror: A True Story
Unas de las visitas más famosas fue la de Ed y Lorraine Warren, hoy famosos por tener sus historias adaptadas en la saga The Conjuring (la primera de ellas inspirada precisamente en Amityville), que en 1976 decidieron ir al lugar a investigar sus presuntos demonios, acompañados por los reporteros de un canal de televisión local. Hoy podemos saber que, al menos para Lorraine Warren, Amityville fue el caso más terrorífico de su carrera. Así lo confirma en una entrevista con TooFab Laura Didio, una periodista de investigación que cubría el caso a finales de la década de los años 70, y que tuvo la oportunidad de entrar en la terrorífica casa con los famosos parapsicólogos.
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“Lorraine no tenía ni idea de qué había pasado en qué habitación, pero en cuanto entró en la habitación de Ronnie DeFeo, se paró en el marco de la puerta y salió diciendo que ‘no podía entrar’ en esa habitación, porque había ‘un gran mal y mucha opresión’, como si estuviese sintiendo lo que sintió Ronald, asegura Didio, que añade que la propia Lorraine confesó que el caso de Amityville había sido el más terrorífico de su carrera, incluso asegurando que ese lugar era “lo más cerca del infierno que quería estar” en su vida, y no pensaba cruzar ese límite.
Amityville, ¿fantasía o realidad?
Ahora bien, hay quien considera que el mito de Amityville no es más que una estratagema organizada por Ronald DeFeo, que actualmente continúa cumpliendo cadena perpetua en el correccional Green Haven de Beekma, en el mismo estado de Nueva York; los Lutz y Jay Anson para lucrarse. Es más, al ser preguntado, el supuesto sacerdote que había acudido a la casa aseguró que nunca puso un pie en ella, y solo había hablado en una ocasión con Kathy Lutz, que le llamó para describir sus levitaciones nocturnas. Tampoco existía la supuesta habitación secreta de paredes rojas con un pozo negro, tal y como describe el libro, ya que se trataría de un armario bajo las escaleras.
Ninguno de los dueños posteriores ha experimentado nada parecido a lo relatado por los Lutz.
Es más, el dato más importante, ninguno de los habitantes posteriores de la casa han dicho haber sufrido nada parecido a lo que contaron los Lutz. Por si fuese poco, William Weber, abogado de Ronald DeFeo, hizo alusiones a un supuesto “trato” que habría establecido su defendido con los Lutz: que, junto a Anson, contarían las historias de las voces y apariciones, para que DeFeo lograse ver defendida su sentencia.
Fuese cual fuese el objetivo, lo consiguieron de sobra, porque Amityville se ha convertido en pieza clave del género de terror, origen de muchos de sus clichés, y que ha producido un sinfín de películas, series, cortometrajes y literatura relacionada.
The Amityville Horror (2012).
En caso de atreverse, la vivienda está valorada en unos 760.000 euros, aproximadamente, aunque tiene dueño.
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