Crítica: Warhunt, Los Demonios de la Guerra
Movistar + estrenaba este fin de semana Warhunt, un film que viendo el póster y el elenco protagonista apuntaba a desastre del bueno, con un director llamado Mauro Borrelli que dirige de higos a brevas, pero uno empieza a leer alguna que otra reseña favorable y bueno, venga, vamos a animarnos a ver que tal. Y hay que decir que ni una cosa ni la otra, no es el bodrio que cabria esperar pero tampoco es para tirar cohetes.
Warhunt nos lleva hasta el escenario de la Segunda Guerra Mundial, presentándonos a un grupo de soldados que tiene la misión de adentrarse en lineas enemigas para hallar los restos de un avión que se ha estrellado, rescatar si queda a algún superviviente y recuperar un objeto de alto secreto que iba en el avión. Pero todo empieza a torcerse cuando se encuentran con unas mujeres y van cayendo de uno en uno en situaciones extrañas.
Siguiendo la estela de otras películas de la Segunda Guerra Mundial que se adentran en el terror a través de lo sobrenatural, Warhunt tiene dos grandes problemas, el primero es una evidente falta de presupuesto que hace que todo luzca bastante pobre, aunque hay que decir que Borrelli se esfuerza en realizar una dirección bastante decente y en crear una atmósfera opresiva en medio del bosque muy lograda para los medios de que dispone.
El segundo problema es un guion que no tiene mucha consistencia, estas brujas que nos muestra van haciendo de las suyas y cargándose soldados de la forma que más les apetece, no parece haber una coherencia ni en sus actos ni en sus habilidades sobrenaturales o maleficios, más que buscar el golpe de efecto del momento. Desde su planteamiento inicial que puede resultar prometedor, la cosa va desvariando a pasos agigantados una vez entramos en materia.
A esto le sumamos unos diálogos insustanciales y unos actores que muchas ganas no es que le pongan, el primero Mickey Rourke, que por mucho que le pongan en medio del póster no deja de ser un secundario que aparece tres o cuatro veces contadas diciendo frases capaces de dar vergüenza ajena. Luego tenemos a Robert Knepper que más de lo mismo, y el que se salva un poco es Jackson Rathbone, en parte porque tiene el papel más agradecido de todos.
Lo mejor que podemos decir de esta Los Demonios de la Guerra, que vaya traducción también, se han quedado a gusto, es que resulta ser una serie B relativamente divertida y que al menos se esfuerza en crear un mínimo de tensión y una atmósfera inquietante, que no es poco, y aquí hay que poner en valor a su director, que intenta con los recursos que tiene alejarse del típico telefilm de género logrando quedar un peldaño por encima.
