La pobre se va a estar preocupando... —y entre el
vórtice solemne de las sombras, sus siluetas se entremezclan con las oscuras e informes lejanías...
Antonio Domínguez Hidalgo
Sí; la vista de sus ondas fierísimas, hirviendo bajo huracán feroz, en mi alma vierte sublime inspiración y fuerza y vida. Yo contigo, sus iras no temiendo, al
vórtice rugiente me lanzara.
José María Heredia
IX Descendiendo capsular de las alturas, lejano de las torres de marfiles, un mañana inconocido en sus albores surcó superficies despobladas –detenidas en vicios circulares– y alfombrando rumores herbazales que labraban sembradíos ilímites de verdores... el salitre que escanciaba la oscuridad de mi fosa entumecida desapareció en el
vórtice de las hoces...
Antonio Domínguez Hidalgo
Todo cae doblegado entre cenizas que no apagan sus lánguido estertor y creces… y creces en brasas que me queman sin esperanza de volverte sol. ¡Oh
vórtice de enigmas!
Antonio Domínguez Hidalgo
Esas orgullosas naves, cual las que tú ser quisieras, y que, aladas y ligeras, son del mar gigantes aves; asaltadas de repente por horrísono aquilón, presto sepultadas son en el vórtice rugiente.
De otra suerte, cada individuo, cada grupo, cada gremio, cada clase, cada factor y todas las disidencias, rescatarán su egoísmo y sinrazones y el país se sumirá en un vórtice de desorden en cuyo fondo están sólo la pérdida de la libertad y el espectro de la injusticia.
¡A través de este
vórtice que crispa, y ávido de brillar, vuelo o me arrastro, oruga enamorada de una chispa o águila seducida por un astro!
Salvador Díaz Mirón
El vórtice de locura irreflexiva en el que inmediata y temerariamente me sumergí, barrió con todo lo que no fuera el pasado reciente ahogando de inmediato toda impresión sólida o seria y dejando en mi recuerdo tan sólo las cosas más triviales de mi vida anterior.
Las que hemos tomada van a significar muchos, muchísimos problemas; pero ninguno tan grave como la certidumbre garantizada y premiada de que la especulación seguirá sumiendo al país en un vórtice ruinoso.
Al despeñarse el huracán furioso, Al retumbar sobre mi frente el rayo, Palpitando gocé: vi al Oceano, Azotado por austro proceloso, Combatir mi bajel, y ante mis plantas
Vórtice hirviente abrir, y amé el peligro.
José María Heredia
El violento ojo de agua se aproximaba. Iba ya a caer en ese vórtice. Un grito estranguló mi garganta y me despeñé; la cabeza me daba de vueltas en enloquecedor vértigo: alucinaba el desierto, el venadillo santo, la Emperatriz de las Magas Luminosas, la Reina de las Magas de la Oscuridad, el Magno Efrit, los ogros, los duendecillos, los vampiros, los murciélagos, las momias, todos.
¿Ves en las aguas de apacible río blandamente flotando y graciosa vagando la delicada flor? se acerca al fin a un vórtice bravío; sus olas bramadoras la sumergen traidoras en abismo de horror.