Mientras sigue adelante la cuenta regresiva para el comienzo de la gran cita mundial en Catar el 20 de noviembre, FIFA+ repasa 100 de los mejores momentos en la historia de la Copa Mundial de la FIFA.

Dijeron que 'El Viejo Maestro' había perdido la cabeza. Tres semanas antes de hacer pública su convocatoria para la Copa Mundial de la FIFA™ de 1934, en la que la anfitriona Italia estaba bajo una presión inconmensurable, exacerbada por Benito Mussolini, Vittorio Pozzo, en contra del consejo de sus compañeros, entró en una lúgubre taberna de Roma para localizar a Attilio Ferraris. El férreo mediocampista no había jugado con Italia en 18 meses y, tras de ser despedido por Roma en marzo de 1934 por razones disciplinarias, había caído profundamente en el alcoholismo y el juego. “Deje sus cigarrillos, bebidas y billar inmediatamente, venga conmigo y tendrá la oportunidad de jugar en la Copa del Mundo”, le dijo Pozzo a Ferraris en términos inequívocos. Sorprendentemente, a pesar de estar borracho, Ferrari siguina Pozzo y se presentó en el lago Maggiore para los entrenamientos previos a la Copa del Mundo de Italia, según Pozzo, "era el que estaba más en forma de todos". El turinés tenía reservada otra sorpresa en esa reunión de los Alpes occidentales. Luis Monti y Angelo Schiavio se odiaban mutuamente: casi habían llegado a las manos durante la gira sudamericana de Bolonia en 1929 y después se enfrentaron en varias ocasiones, que culminaron cuando el duro jugador de la Juventus golpeó violentamente la rodilla de su rival durante un enfrentamiento por el título de la Serie A en 1932. La Juventus, que había ido perdiendo, ganó ese partido 3-2 y obtuvo finalmente el Scudetto, y Schiavio señal a Monti como "un criminal", un insulto todopoderoso en ese momento. Sin embargo, cuando se reunieron para los entrenamientos previos a la Copa del Mundo de Italia, Pozzo anunció que Monti y Schiavio... ¡Compartirían habitación durante los próximos dos meses! Dejó al equipo estupefacto. ¿El resultado de las locuras de Pozzo? Ferraris, Monti y Schiavio jugaron papeles fundamentales en el triunfo de Italia. Esos jugadores ya no estaban en el equipo cuatro años después. Solo cuatro de sus campeones de 1934 (Giovanni Ferrari, Guido Masetti, Giuseppe Meazza y Eraldo Monzeglio) viajaron a Francia de 1938, donde nuevas potencias como Austria, Brasil, Checoslovaquia y Hungría fueron promocionadas como posibles campeonas. Mientras los húngaros se abrían camino hacia la final, los italianos se arrastraron hasta ella, dejando a Gyorgy Sarosi y Gyula Zsengeller como los grandes favoritos. Pozzo, una vez más, mostró su valentía al elegir jugar contra Hungría con su propio juego, un ataque total, e Italia salió ganadora por 4-2. 'El Viejo Maestro' había logrado otra gran jugada. Pozzo se convirtió en el primer hombre en ganar dos Copas del Mundo como entrenador, un récord que, 84 años después, aún no se ha igualado.