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Dirección: Wes Anderson
Reparto: Owen Wilson, Adrien Brody, Jason Schwartzman, Anjelica Huston
Título en V.O: The Darjeeling Limited
Nacionalidad: USA Año: 2007 Fecha de estreno: 04-01-2008 Duración: 91 Género: Comedia Color o en B/N: Color Guión: Wes Anderson, Roman Coppola, Jason Schwartzman Fotografía: Robert Yeoman
Sinopsis: Tres hermanos que no se han hablado desde la muerte de su padre, un año antes, se embarcan en un viaje en tren por la India en busca de la amistad y fraternidad perdidas. El perfeccionista Francis (Owen Wilson), el indeciso Peter (Adrien Brody) y el enamoradizo Jack (Jason Schwartzman) verán como su plan toma un rumbo inesperado que los enfrentará a sus temores y sentimientos más íntimos.

Crítica

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Hay algo que es patrimonio de los grandes creadores: la capacidad de seguir siendo ellos mismos y, a la vez, saber poner a prueba a sus incondicionales. Este crítico confiesa que lo último de Wes Anderson no se lo ha puesto fácil: reivindicar el legado de Merchant & Ivory (aunque solo sea en lo musical), hacer bandera de la autoindulgencia y articular la trama como un viaje circular a ninguna parte no es la mejor manera de hacer amigos. Así, mi primera experiencia de Viaje a Darjeeling fue un tanto frustrante. La segunda vez... las puertas de la percepción se abrieron para apreciar el esquinado encanto de un film espiritual planteado a partir de la superficialidad, de la imposibilidad de trascender lo banal más allá de unos lazos afectivos entendidos como funcional camino de supervivencia. El cineasta puede convertir un chirriante zoom en elemento integrado en una caligrafía cool. Su sentido de la comedia es una cuestión de forma: su coreografía de movimientos de cámara, sus entradas y salidas de personajes, roza la excelencia. Los vagones de su falso tren funcionan como viñetas de una tira cómica inagotable: su poética del desamparo no ha llegado a su próxima estación, quizá porque no haya más verdad que el eterno retorno de una misma tristeza.

Lo mejor: el onírico plano secuencia a todo tren.
Lo peor: su innecesaria toma de contacto con la muerte.