Cuando pensamos en ‘Los problemas crecen’ la mayoría la recordamos como una simpática sit-com emitida en La 2 a principios de los 90 sobre una familia estadounidense de clase media. Algunos incluso se acordarán de que fue uno de los primeros trabajos de Leonardo DiCaprio, que se unió al reparto principal en la séptima y última temporada como un adolescente sin hogar que era acogido por la familia. No todo el mundo conoce la cruel historia que ocurrió entre bambalinas que puso en grave peligro la vida de una de sus protagonistas.

A principios de 1992, Tracey Gold, quien daba vida a Carol, la hija mayor de la familia Seaver, tuvo que ingresar en una clínica para tratar su anorexia. ‘Los problemas crecen’ estaba en medio de la grabación de su última temporada, y los guionistas decidieron prescindir de Gold por el aspecto físico que tenía debido a su trastorno alimenticio. Esos mismos guionistas habían convertido a Carol en objeto de chistes sobre su peso y su físico a lo largo de varias temporadas, a pesar incluso de que la actriz les había suplicado que no lo hicieran. “¡Pero es gracioso!”, le contestaban ellos.

Los problemas de Tracey Gold con la comida empezaron cuando tenía siete años, mucho antes de que la sit-com existiera. Trabajar como actriz en la televisión estadounidense le hizo ser muy consciente de su peso y le enseñó el concepto de hacer dieta desde una temprana edad. Como le preocupaba que su crecimiento le arrebatara papeles infantiles, empezó a comer menos. A los 11 años, tras un estirón y una drástica pérdida de peso, el médico avisó que evidenciaba síntomas de una incipiente anorexia. Con tratamiento y ayuda profesional, Gold controló el trastorno alimenticio durante la mayor parte de su adolescencia.

'los problemas crecen'
ABC
’Los problemas crecen’

Pero entonces consiguió uno de los papeles principales en una importante sit-com creada por Neal Marlens para la cadena ABC. Gold acabó interpretando a la hija mediana de los Seaver después de que los productores eligieran a otra actriz, Elizabeth Ward, para el piloto. El trabajo de esta no encantó al público de prueba, y entonces fue sustituida por Gold. A los 16 años realizó el sueño de todo actor televisivo: un trabajo estable y de éxito. La serie se emitió desde septiembre de 1985 hasta abril de 1992 y tuvo 166 episodios a lo largo de siete temporadas. Para Gold acabaría siendo una de las peores experiencias de su vida.

Chistes sobre su peso

En 1988, entre la tercera y la cuarta temporada de ‘Los problemas crecen’, Tracey Gold ganó peso; los guionistas, desesperados por llenar horas de comedia, empezaron a introducir chistes sobre el cambio de aspecto de Carol. Al fin y al cabo, no es raro que unos adolescentes se rían del físico de su hermana. Episodio tras episodio, pequeños gags sobre el físico de Carol se fueron sucediendo. Aunque la actriz se quejaba de los chistes en las lecturas de guion, nadie consideraba que fuera un problema serio (“¡Pero es gracioso!”), pero no tenían en cuenta que Gold era una joven con trastorno alimenticio.

“Estaban hiriendo mis sentimientos gravemente”, contó Gold años después en The Daily Beast. “No era sobre Carol Seaver. Si te ríes del cuerpo de Carol Seaver, te ríes del cuerpo de Tracey. Era algo personal a una edad muy vulnerable. No supe cómo procesarlo”. En octubre de ese año, con la temporada ya en emisión, Gold se puso a dieta con supervisión profesional y bajó 10 kilos. Sin embargo, los guionistas habían encontrado un filón (¿qué hay más fácil y efectivo que un chiste de gordos?), y no dejaron de reírse del físico de Carol. Aquí hay una recopilación de escenas en las que Mike y Ben insultan a su hermana, interpretada por una actriz que ya pesaba menos de 50 kilos. (Curiosamente Kirk Cameron, que está entre los actores que cambiaron con su actitud el rumbo de sus series, no se quejó de estos chistes.)

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Tracey Gold entró en una espiral que conocen bien muchas personas alrededor del mundo, especialmente chicas jóvenes. Entre 1989 y 1991, su obsesión por la comida y por su peso provocó que fuera adelgazando más y más. En ese periodo su problema se hizo tan evidente que llegó a acudir a un programa de terapia grupal, pero lo único que sacó de esa experiencia fue más maneras de perder peso.

Mientras tanto, los guionistas de la serie decidieron darle una pátina de seriedad al problema tan evidente que Gold estaba viviendo. En el antepenúltimo episodio de la sexta temporada, ‘Carol’s Carnival’, emitido en marzo de 1991, la joven iba a la feria en una cita doble muy desagradable. Su inseguridad y sus complejos se veían multiplicados cuando su cita le daba plantón, y Carol acababa frente a un espejo deformador, diciendo que era así como se veía a sí misma.

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Fotograma del episodio ’Carol’s Carnival’

Expulsada de la serie por su trastorno alimenticio

En su autobiografía, Tracey Gold cuenta que llegó a pesar unos 36 kilos. Sus prácticas consistían en pasar hambre e inducirse el vómito. A principios de 1992, los productores de ‘Los problemas crecen’ decidieron ingresarla en una clínica debido al aspecto insano que la actriz presentaba, y porque mantener a una persona tan enferma en el equipo podía ser un peligro financiero. Por tanto, eliminaron a Carol (que se fue a estudiar a Londres) de lo que acabarían siendo los últimos episodios de la serie. En uno de los capítulos, la familia realizaba un vídeo para mandárselo a la joven ausente que acababa con el rótulo “Carol, te echamos de menos”. El texto se transformaba en “Tracey, te echamos de menos” como cierre del episodio.

La enfermedad de Gold se convirtió en un cotilleo nacional. La prensa amarillista publicaba a menudo fotos de paparazzi comentando la delgadez extrema de la actriz, que por entonces tenía 22 años. Tracey Gold fue la primera actriz de Hollywood que habló abiertamente de su anorexia, hasta el punto de que la revista People le dedicó una portada en febrero de 1992, entrevistándola sobre su paso por una clínica. “Estoy luchando contra ello, pero es duro”, decía el titular.

‘Los problemas crecen’ fue cancelada por ABC debido a una bajada de audiencia que no pudo evitar ni el añadido de Leonardo DiCaprio en una trama delirante típica de sit-com estadounidense en la que el joven sin hogar era acogido por los Seaver (como ya os contamos en el pasado televisivo de los ganadores de los Oscar). Cuando la cadena informó a los productores de que la séptima temporada que estaban ya finalizando iba a ser la última, ellos llamaron a Tracey Gold. La actriz seguía inmersa en su tratamiento, pero no querían que Carol estuviera ausente de la despedida de la serie.

“La última temporada de ‘Los problemas crecen’ está borrosa para mí… no puedo siquiera recordar los episodios”, contó Gold a Los Angeles Times años después. “Me dijeron: ‘Nos han cancelado. Puedes volver para el último episodio’, pero yo seguía muy, muy enferma y era un riesgo para el seguro”. Carol Seaver aparece en los últimos capítulos de la temporada, tras regresar de Londres. Pero la historia de su enfermedad acabaría con un momento tan absurdo como insensible y peligroso con respecto a la situación de Gold.

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’Los problemas crecen’

No se sabe si por ignorancia, torpeza o simple maldad, los guionistas de ‘Los problemas crecen’, decidieron que la familia Seaver se despediría comiendo una pizza en medio de su salón vacío (se mudaban a Washington D.C. porque la madre había recibido una interesante oportunidad de medrar en su carrera política). “De nuevo, fue un momento muy difícil, porque yo no podía comer pizza”, recordaría décadas después Gold. “Así que fingí que comía, y muy mal. Se me había olvidado cómo se cogía un trozo de pizza. Era ridículo”. Para gran parte del público, había algo de morbo en ver si esa actriz famosa, con un muy comentado trastorno alimenticio, daba un mordisco a la pizza delante de las cámaras. No se lo dio.

Una cruel historia con final feliz

La cruel historia de Tracey Gold tiene un final feliz. Aunque su carrera como actriz no ha sido precisamente prolífica, Gold ha superado sus problemas con la comida y el peso y se ha convertido en una portavoz activa del problema, llegando a presentar un programa en el que ayudaba a otras chicas jóvenes a luchar contra los trastornos alimenticios. En la actualidad tiene marido y, a pesar de que sus problemas físicos le hicieron temer por sus capacidades reproductivas, ha dado a luz a cuatro hijos.

Pero el problema va más allá de ella, que es muy consciente de lo peligrosos y tóxicos que fueron los chistes que los guionistas de la serie lanzaron contra ella. “Creo que los chistes sobre mi gordura hicieron mucho mal a las jóvenes estadounidenses, porque nunca estuve gorda”, ha denunciado. ¿Cuántas jóvenes con trastornos alimenticios incipientes sufrieron al ver esos episodios aparentemente inocentes de ‘Los problemas crecen’?

20 años después, los ideales físicos imposibles siguen presentes, y ya no solo es un problema de las mujeres. “Siempre que veo la primera temporada de una serie de televisión veo una actriz que está de determinada forma, y entonces en la segunda temporada ves que ha bajado 5 kilos, es un ciclo”, criticó Gold a The Hollywood Reporter. Y ahora los insultos no solo vienen de la prensa amarilla o los guionistas insensibles. “La gente que está tras el ordenador, que nunca va a tener que mostrar su cara, sigue perpetuando la necesidad de encajar en cierto molde”. Mientras tanto, series enfocadas al público joven siguen llenando sus repartos exclusivamente de cuerpos delgados o musculosos.

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Javier P. Martín

Licenciado en Comunicación Audiovisual, es el típico que entró en la carrera queriendo ser director de cine hasta que se le quitó la tontería a los 15 minutos. Le encanta escribir sobre series, pero también lo hace sobre películas. Marvel, terror, HBO o dramones indies, cualquier género, forma y medio es bueno si la historia lo vale. Las entrevistas y el cine español son su debilidad, y está enganchado a ‘Drag Race’.