"Tom Hanks tiene fama de ser el tipo más encantador de Hollywood y, ¿sabes qué? Que lo es. Es tan respetuoso, tan amable, y tiene una sensibilidad tan enorme, que conectas con él inmediatamente". Esta confesión nos la hizo Marc Forster, quien acaba de dirigirlo en 'El peor vecino del mundo', un remake de la sueca 'Un hombre llamado Ove' (2015), basado en la novela del mismo título. Su compañera, la mexicana Mariana Treviño, una perfecta desconocida en el mercado estadounidense, da una idea también de cómo es Hanks (California, 1956) en la distancia corta. "Nos vimos por primera vez en un restaurante. En cuanto me vio se levantó, me llamó por mi nombre y me abrazó junto a su mujer, Rita Wilson (ambos producen el film). Yo pensé: En qué manos maravillosas he caído".

Hanks recibe a FOTOGRAMAS un lluvioso día haciendo chistes en español sobre el tiempo, y confirma por qué resulta adorable a ojos de todo el mundo. En una ocasión le preguntaron sobre cómo era posible eso y respondió: "Esto mismo lo dicen de Keanu Reeves y él contesta que, simplemente, es preferible a la competencia. Y creo que tiene razón". Su profesionalidad también es célebre en la industria: "Lo he visto cada día prepararse como un actor de teatro antes de salir a escena, repasando sus diálogos, haciendo ejercicios, como si fuera la primera vez", dice Treviño. A su hijo pequeño, Truman, que interpreta en esta película al personaje de Hanks cuando era joven, le ha dado un solo consejo: "Preséntate a tu hora, lleva aprendidas tus líneas y aporta alguna idea". No hay más que hablar.

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Sony Pictures

Sobre su protagonista en 'El peor vecino del mundo' dice: "Lo que me interesa de este hombre es la batalla que está librando contra la soledad. Ese enfado con quien no hace lo correcto y lo entiendo; yo mismo puedo ser así a veces. Pero si miro más allá, veo el gran drama con el que está lidiando y me rompe el corazón. Él cree que ya ha hecho todo lo que tenía que hacer, no quiere continuar, no le queda ninguna esperanza ni fe en el futuro. Y eso es una manera terrible de vivir". El actor hace un análisis sobre una historia prepandémica, que cobra un nuevo sentido ahora. "América está viviendo una epidemia de soledad, que no es lo mismo que querer estar solo. Para mí estar solo es saludable, todos tenemos momentos de aislarnos y nos sentimos bien así. Pero no estoy hablando de eso, hablo de soledad. Rita (Wilson) y yo coincidíamos en que es algo que debía ser abordado en una película. A mí ahora mismo me gustaría ver a un héroe, me da igual si es Luke Skywalker o Iron Man, que forme parte de algo más grande que él mismo, y por eso me gusta esta historia".

De la comedia al drama

Hanks comenzó como actor de comedia en los 80. Ahí están 'Un, dos, tres… Splash' (R. Howard, 1984), 'Esta casa es una ruina' (R. Benjamin, 1986) o 'Big' (P. Marshall, 1988), y formó con Meg Ryan una pareja inolvidable en las comedias románticas de los años 90. Sin embargo, su carrera dio un giro cuando, en plena epidemia del sida, interpretó a un abogado enfermo de VIH en 'Philadelphia' (J. Demme, 1993) que le valió el Oscar. "Empecé siendo el chico ruidoso de las audiciones, el gracioso. Eso es lo que querían en ese momento y me sentí muy afortunado. Hubo un momento en el que veía cada trabajo como una oportunidad de expandir el horizonte un poquito. Una buena comedia vale su peso en oro y es difícil de hacer. Mucha gente cree que es graciosa y, ¿sabes qué? Que no lo es. Y creen que están haciendo una película divertida y resulta que no. Así que se puede crecer haciendo eso. Pero no elijo un drama sobre una comedia o al revés, porque ambas cosas existen en todas partes. Incluso si haces una película que aborda un tremendo drama va a haber algo gracioso en ella, va a encerrar alguna dosis de humor, porque la vida funciona así. Puede suceder algo terrible e inmediatamente después ocurrir algo maravilloso. Hay cosas divertidas en 'Náufrago' (R. Zemeckis, 2000). Hubo momentos del rodaje en los que dijimos: improvisemos esto un poco. Funcionó y acabó siendo parte del tejido de la película. Hay que probar cosas y ver si encajan porque ahí puede estar el humor".

Pocas películas se mueven tan bien en ese fino equilibrio como 'Forrest Gump' (R. Zemeckis, 1994) que le valió su segundo Oscar un año después del primero. Tras esto, Hollywood le entregó un cheque en blanco. Tanto que su representante le dijo: "¿Qué te gustaría hacer ahora?" A lo que respondió: "Una película sobre el Apolo 13". Y ahí la tienen, dirigida en 1995 por Ron Howard. Hanks siempre ha dicho que a partir de ese momento tuvo claro el tipo de trabajos que quería hacer.

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Desde entonces se ha especializado en papeles de hombre decente incluso en las circunstancias más adversas: 'Salvar al soldado Ryan' (S. Spielberg, 1998), 'La milla verde' (F. Darabont, 1999), 'El puente de los espías' (S. Spielberg, 2015)… Lo ha hecho tanto que hasta 'Los Simpson' incluyeron en su película (2007) un gag en el que aparecía Hanks contratado por la Casa Blanca diciendo: "El Gobierno de los Estados Unidos ha perdido su credibilidad, así que está utilizando parte de la mía". Porque de eso le sobra. "Cada vez que acepto un trabajo analizo los pros y los contras. Cuando me enfrento a una película siento una gran presión. No quiero acabar diciendo: '¿Por qué demonios hice esto?' Sino, más bien: 'Creo que lo hice bien'. No quiero embarcarme en lo que supone hacer una película, prepararla, rodarla, hablar de ella, si no tengo una confianza instintiva en que sé cómo abordar algo. Y eso no quiere decir que tenga todas las respuestas. Este año, por ejemplo, he hecho el coronel Parker, manager de Elvis. Era un tipo enigmático, nadie sabe muy bien quién era ni de dónde venía, hablaba con un acento extraño. Eso requiere sumergirse en algo profundo y desaparecer tú mismo de una manera muy diferente a cómo lo hago en 'El peor vecino del mundo'. Aquí tengo que sumergirme en la lógica de un tipo obsesionado con las normas y que está deseando desaparecer de una vez. Ninguno de ellos soy yo, pero eso es lo maravilloso de ser artista. En el momento en el que digo ‘sí’, me voy cada noche a la cama pensando: '¿Cómo voy a hacer esto?', y eso es un sentimiento maravilloso."

Héroes a su pesar

Lo cierto es que ha interpretado una y otra vez a tipos ordinarios a los que la vida pone en circunstancias extraordinarias obligándolos a ser héroes. Él mismo se ríe de ello. Pero lo ha hecho de manera tan inteligente que jamás ha parecido repetirse. Después de 'Capitán Phillips' (P. Greengrass, 2013), donde interpretó al marino que estuvo más que a la altura durante un secuestro real, lo llamó Clint Eastwood para protagonizar 'Sully' (2016), donde era el piloto que evitó un accidente en otro caso auténtico. "Creo que ya he hecho ese papel antes", le dijo Hanks. "Sí, lo has hecho", respondió Eastwood. Y eso le bastó para asumirlo como un reto. "Ahora todo lo hago de forma más reflexionada que antes. Analizo sintácticamente las frases para sacar lo profundo de los diálogos y darles más sentidos y matices. Con una pequeña entonación puedes transmitir muchos significados. En una frase, por corta que sea, puedes incluir mucha información del personaje. Y eso es algo que cuando era joven no sabía manejar tan bien. Lo hacía todo de manera más instintiva", confiesa.

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Uno de sus nuevos proyectos es 'Masters of the Air', miniserie ambientada en la Segunda Guerra Mundial que produce junto a Steven Spielberg, como ya hizo con 'Hermanos de sangre' (2001) y 'The Pacific' (2010), dos de las mejores series de guerra de la historia. Ambos eran amigos íntimos antes de rodar las cinco películas que han hecho juntos. De hecho, en numerosas ocasiones han contado que durante años se habían resistido a trabajar juntos para evitar mezclar camaradería y negocios. "He visto grandes amistades romperse en rodajes, y preferíamos seguir yendo de vacaciones con nuestras familias". Otro gran aliado de Hanks a lo largo de su carrera es Robert Zemeckis. Juntos, y con parte del equipo de 'Forrest Gump' (Eric Roth como guionista y Robin Wright entre las protagonistas), rodarán el año que viene 'Here', basada en la novela gráfica del mismo nombre. "Todos nuestros proyectos empiezan con meses hablando y soñando con lo imposible. Hay algo en su forma de hacer cine que consiste en ir más allá de las películas que se están haciendo en un momento dado. Así sucedió con 'Forrest Gump'." Respecto a hacerse mayor y acumular experiencia, lo tiene claro: "Tengo 66 años, así que ya no puedo hacer de alguien con menos de 60. Pero cualquier personaje que deba envejecer, aprender, llegar a algo, me funciona, porque hay muchas cosas en mi propia vida que puedo incorporar. Hacerse mayor implica haber pasado por todo eso, he recorrido ya muchos territorios."

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Laura Pérez

Laura es crítica de cine y periodista cultural. La primera vez que fue al cine vio ‘E.T. el extraterrestre’, y eso no se olvida nunca.  Ha escrito sobre teatro, música, arte, fotografía, arquitectura y gastronomía en ‘Elle’ y ‘Harper’s Bazaar’. En ‘Fotogramas’ se especializa en lo que podríamos llamar ‘cine de autor’, aunque toca todos los palos.

Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y se especializó en el conflicto en Irlanda del Norte en la Queen University of Belfast. Lo que le llevó a verse ‘Agenda Oculta’ (Ken Loach, 1990), ‘En el nombre del padre’ (Jim Sheridan, 1997), ‘Bloody Sunday’ (Paul Greengrass, 2002) y todas las películas que tuvieran que ver con el IRA.

Viajó a Cuba para estudiar en la EICTV (Escuela Internacional de Cine y Televisión) de San Antonio de los Baños, donde vio mucho cine latinoamericano y bebió demasiados mojitos. También rodó un documental en la isla lleno de personajes maravillosos. Uno de sus primeros trabajos fue en el canal de televisión ‘Cineclassics’, donde coescribió el documental ‘El cine durante la Guerra Civil Española’.

Adora ‘El imperio del sol’ (Steven Spielberg, 1987), ‘Drácula de Bram Stoker’ (Francis Ford Coppola, 1992), ‘Thelma & Louise’ (Ridley Scott, 1992) y ‘La edad de la inocencia’ (Martin Scorsese, 1993). Pero, en general, siente predilección por las películas pequeñas que cuentan historias en las que nadie se fijaría si se las cruzara por la calle. Le gusta ese cine que vive más allá de los márgenes del entretenimiento.

Ha coescrito el libro ‘Cine y Moda’ (Ed. Pigmalion Edypro) y a lo largo de su carrera ha entrevistado a intérpretes y cineastas como Helen Mirren, Al Pacino, Jessica Chastain, Isabelle Huppert, Juliette Binoche, Julianne Moore, Hirokazu Koreeda, Sam Mendes, Jonathan Glazer, Margot Robbie, Ryan Gosling, Jude Law o Hugh Jackman.  

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Se perdió una mañana de instituto para ver el final de ‘Perdidos’ y, aunque la leyenda cuenta que está en FOTOGRAMAS por sus tortillas de patata, la realidad es que lleva en la revista desde 2016 como “el chico de los vídeos”. Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, un día se cansó de vivir entre muggles y, antes de que ‘Cinema Paradiso’ y ‘El espíritu de la colmena’ despertaran su fascinación por el séptimo arte, decidió (no) crecer imaginando su infancia entre hobbits y jedis. Vive enamorado de Emma Watson y Michael Scott, y está convencido de que su cima en la vida ha sido, es y será decirle a Viggo Mortensen en un ascensor que todavía guarda una figura de acción de Aragorn.