Todos los fuegos el fuego - Resumen, análisis literario, frases y más
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portada de todos los fuegos el fuego de julio cortazar

Todos los fuegos el fuego

Acerca del libro

Todos los fuegos el fuego es una obra publicada en 1966 por el escritor argentino Julio Cortázar. La misma está compuesta por 8 cuentos insertos dentro del realismo mágico. Lo que une a estos relatos son los inesperados giros que mantienen una expectativa de lectura alta hasta el último momento.

Los temas tocados en el libro son el amor, la muerte, el miedo y las debilidades existentes en las familias, entre otros.

Cabe destacar que algunos cuentos comienzan con una cita, el fragmento de una canción o con el nombre de alguien, a modo de dedicatoria.

Resumen de los cuentos

La autopista del sur

La historia comienza con la descripción de una situación causada por un gran embotellamiento, formado en una autopista que conduce hacia París, donde un ingeniero, conductor de un Peugeot 404, se encuentra rodeado de autos; entre ellos un 2HP, un Dauphine, un Caravelle, un Peugeot 203, un Simca y un Taunus.

Las horas transcurren en las filas inmóviles de autos. El calor es cada vez más insoportable y la esperanza de avanzar se vuelve casi inexistente. Muchas personas vencidas por el aburrimiento bajan de sus autos para recorrer los alrededores, conocer a sus “vecinos” y tratar de obtener información acerca de la causa del terrible embotellamiento.

El Dauphine era conducido por una linda chica y estaba ubicado a la izquierda del 404 del ingeniero, justo al lado de él.

Durante la espera, conductores, copilotos y demás pasajeros intercambiaban palabras, noticias y hasta escuchaban rumores, la mayoría falsos, acerca del origen del embotellamiento, que parecía no tener fin.

Varios días pasaron entre la monotonía de las horas interminables, el calor sofocante y la inactividad. La sed y el hambre comenzaban a dar sus primeras señales, ya que nadie estaba preparado para tal situación, haciendo que los más frágiles enfermaran a consecuencia de la debilidad.

Al parecer el panorama no mejoraría en los próximos días, así que entre todos crearon un grupo de apoyo y supervivencia con el propósito de ir en busca de provisiones al pueblo más cercano o bien intercambiar insumos con grupos vecinos. El líder designado para esta misión fue el conductor del Taunus por su personalidad seria, firme y respetable.

La situación provocó que cada quien asumiera un rol distinto: las mujeres ayudaban a los niños y ancianos, mientras que los hombres se encargaban de buscar alimentos y agua. Los insumos se repartían de manera justa, siendo los más vulnerables los que gozaban de mayor prioridad. Hasta el auto del ingeniero se convirtió en una especie de ambulancia improvisada, donde eran atendidas y cuidadas las personas que enfermaban.

Ahora era el frío el que predominaba día y noche, y este era tan inclemente que todos salían muy poco de sus autos. Fue por esos días donde surgió un romance entre el ingeniero y la chica del Dauphine, con quien había desarrollado una mayor confianza en los días anteriores.

Varios días pasaron sin obtener novedades y el avance de cada fila era de apenas pocos metros. La situación se volvía cada vez más ruda debido a la escasez de los insumos, las dificultades para conseguirlos y el deterioro de algunos integrantes del equipo.

Días después, de ponto, el embotellamiento parece llegar a su fin, pues las bocinas comenzaron a cobrar vida nuevamente y los autos realizaron continuos e importante avances. Cada uno tomó su lugar y se dedicó a conducir, sintiendo después de mucho tiempo cómo podían acelerar sin necesidad de frenar pocos metros después.

El flujo de los vehículos conocidos y la intersección de otros que venían avanzando desde atrás, hizo que el equipo se desintegrara lenta y progresivamente. El ingeniero presenciaba con asombro y nostalgia cómo los autos se hacían cada vez menos visibles, incluyendo el Dauphine de la chica que le gustaba, el cual se había adelantado tanto que era imposible ubicarlo. Fue así cómo cada uno siguió su rumbo a la normalidad de antes, esa que durante días se vio alterada por un embotellamiento.

La salud de los enfermos

Una chica relata la dinámica que ha tenido que adoptar toda la familia desde hace tiempo para evitar que la salud de su madre empeore, ya que es una mujer sumamente enfermiza y cualquier emoción fuerte podría causarle terribles daños.

Y es que meses atrás, su hijo Alejandro (hermano de la narradora) murió en un penoso accidente justo antes de establecerse en Brasil por asuntos de trabajo. Evidentemente, su madre no soportaría esa noticia, así que entre todos y bajo el consentimiento de su médico, se las arreglaron para hacerle creer que Alejandro se encontraba bien, pero que debido a la magnitud del trabajo pasaría unos cuantos meses fuera de casa.

Este juego de “mentiras justificadas” consistía en la lectura de falsas noticias, el envío y recepción de cartas de Alejandro desde Brasil (estas eran enviadas por un amigo) y hasta la visita semanal de María Laura, la novia del difunto Alejandro, quien a pesar de no estar de acuerdo con esa farsa hacía su mejor esfuerzo para disimular la tristeza.

La situación se torna más ruda cuando Clelia, tía de la narradora, enferma gravemente y es trasladada a un sanatorio donde muere días después. Ahora la familia no solo tiene que mantener el teatro de la falsa vida de Alejandro, sino también el de la tía Clelia, de quien le dicen que se encontraba en una quinta tomándose unos días de descanso.

Es así como el día a día de la familia transcurre, sosteniendo dos mentiras y dando falsas razones tanto de Alejandro como de Clelia. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, la madre de la narradora se muestra un tanto indiferente al momento de escribir o recibir las cartas para su hijo. Esto desconcierta a los demás, pero de igual manera todos siguen fingiendo, a excepción de María Laura, quien se negó a seguir participando y dejó de visitar la casa.

La salud de aquella madre se mantenía “delicada” y la ausencia de Clelia le parecía extraña, sospechando en el fondo que algo pasaba. Sintiéndose preocupada, pide que envíen una nueva carta a Alejandro para que organice un viaje y pueda visitarlos.

La familia decide inventar una excusa más fuerte para justificar la imposibilidad de Alejandro para viajar, es por eso que en la falsa carta de respuesta, este explica que se ha fracturado un tobillo, que no podrá visitarlos en mucho tiempo y que no se lo había contado para no afligirla.

Tiempo después, el médico de la familia les dice a todos que la madre irá apagándose lentamente hasta morir. Cuando llega el momento de la partida, les agradece a todos por la paciencia, los cuidados y por todo el esfuerzo que hicieron para que no sufriera (en el fondo sabía lo de Alejandro y Clelia).

Tres días después de su entierro, llega una nueva carta de Alejandro, la cual es recibida por Rosa, una de sus hermanas. Ella al leerla queda fuera de sí por un momento, pensando en la forma de darle a Alejandro la noticia de que su madre ha muerto.

Reunión

El narrador de la historia, quien es un sobreviviente de la Revolución cubana, cuenta cómo ha sido esta experiencia y comienza su relato en el momento en que desembarca en una isla junto a sus compañeros. El grupo está dividido, algunos han muerto y de los otros no se tiene ninguna noticia.

A pesar del hambre y de la incomodidad, el objetivo es llegar a la Sierra y reunirse con su compañero Luis (líder del grupo). Todos tienen la esperanza de que esté vivo, así que van en busca de refugio, al tiempo que huyen de las balas y los ataques de los enemigos.

El narrador sufre de asma y de continuos ataques durante la travesía; también padece de fiebre y, antes de dormir un poco, tiene una extraña visión en la que su compañero Luis se desprende de su rostro y se lo entrega a sus compañeros, incluyéndolo; aunque todos se niegan a recibirlo. Piensa entonces que son alucinaciones producto de la fiebre y finalmente intenta dormir.

Los días transcurren entre guardias, vigilias y el cuidado de uno de los compañeros que se encontraba herido. Su refugio entonces era una cueva y el narrador aún no recibe noticias de Luis. Por un momento teme que esté muerto, pero decide no pensar más en esa posibilidad y aferrarse a la esperanza de que estuviera con vida en algún lugar de la Sierra.

Uno de sus compañeros le asegura al narrador que, por el ruido de las armas, su equipo podría estar cerca; así que deciden hacer un enlace. Sin embargo, antes de salir llega un serrano con una deliciosa comida que disfrutan y agradecen. Este le dice al narrador que Luis está muerto, pero él hace caso omiso a su comentario.

Curiosamente, el narrador vuelve a tener aquella extraña visión donde Luis le “entrega su rostro” y justo en ese momento uno de sus compañeros le dice que Luis está vivo, noticia que provoca una alegría total entre ellos, que inician la marcha.

Durante el peligroso recorrido logran escapar de sus enemigos. Finalmente el equipo se reúne con Luis y la felicidad invade toda la atmósfera. Ambos descansan apoyados sobre un árbol, fumando y conversando sobre el futuro.

La señorita Cora

Este cuento tiene la particularidad de que muchos de los personajes realizan su propia narración, las cuales van apareciendo de forma intercalada durante el desarrollo de la historia, por lo que se obtiene un relato “de primera mano” de cada uno.

El cuento comienza con un chico de 15 años llamado Pablo que está hospitalizado para una intervención quirúrgica. Este se encuentra en compañía de sus padres, quienes se preocupan por su bienestar en todo momento, especialmente su madre, quien previamente había manifestado su inconformidad a causa de no poder pasar la noche con su hijo.

Una enfermera se encuentra en la habitación y Pablo se siente avergonzado de la actitud de su madre. Por otro lado, nota que su enfermera es una chica linda y muy joven, así que está deseoso de conocer su nombre.

Al día siguiente, otra enfermera lo examina y gracias a ella se entera de que el nombre de la joven enfermera es Cora. Ella vuelve a su habitación para tomar su temperatura y rasurar su zona íntima antes de la operación, cosa que llena de pudor a Pablo.

Todo aquello le causaba un poco de gracia a Cora, al mismo tiempo que sentía cierto enojo debido al mal trato recibido por la madre de Pablo. Ella opinaba que él solo era un chico mimado.

Pablo detalla muy bien a Cora cuando está en la habitación: le encanta el olor de su cabello y se atreve a preguntarle si su nombre es Cora. Sorprendida y con un tono firme, ella le responde que para él es la “señorita Cora”. Esto hace sentir al chico triste y un poco enojado.

Pocas horas después de su operación, Pablo presenta problemas debido al efecto de la anestesia. Tiene vómitos persistentes y un dolor muy fuerte, por lo que el médico avisa a los padres que la operación no ha sido del todo exitosa. Por otro lado, Cora está conmovida y no deja de estar pendiente del chico, quien en medio del malestar llega a confundirla con su madre.

Las horas pasan y el panorama parece no mejorar para Pablo; la fiebre no cede y Cora, quien ya siente un cariño especial por él, lo acompaña y consiente al pie de la cama. El doctor le dice a la familia que deben intervenirlo nuevamente. Cora siente que se está involucrando más de lo permitido y decide alejarse un poco.

Con el fin de cumplir su deseo, Marcial, la pareja de Cora, le dice que ha logrado que la cambien de turno. Ella enojada le dice que no dejará de cuidar a Pablo.

Tras la segunda operación, Pablo se encuentra más débil aún, no para de vomitar y Cora lo limpia, le toma la mano y hasta lo besa. Le pide que la llame Cora, pero él educadamente, llamándola “señorita Cora”, le pide que haga pasar a su mama. Cora se retira de la habitación con unas terribles ganas de llorar, sabiendo que lo peor está a punto de pasar.

La isla a mediodía

Marini es un italiano que trabaja como “steward” y cuenta que su ruta favorita es la de Roma-Teherán, ya que allí a la hora del mediodía puede contemplar la belleza de una isla griega llamada Xiros, la cual describe como una hermosa tortuga flotando sobre el mar oscuro.

En cada vuelo Marini esperaba la hora del mediodía para mirar la isla a través de la ventanilla del avión, viendo desde lejos formas y siluetas que mostraban la rutina de los pescadores, preguntándose a menudo cómo sería estar en aquel lugar.

Ver la isla al mediodía se ha convertido en una especie de ritual sagrado para Marini, al punto tal de “abandonar” su trabajo durante los minutos que se toma para visualizar el paisaje por medio de la ventanilla.

Meses después, la empresa donde trabaja le ofrece un cambio de ruta para Nueva York, pero este se niega rotundamente, a pesar de la buena remuneración que poseía la oferta y de sus vagas ganas de no pensar tanto en la isla. Además, decide llevar las cosas a otro nivel y planifica sus próximas vacaciones para ir a la isla de “Xiros”.

El día llegó y Marini emprende su tan esperado viaje. Una vez en la isla, da un recorrido para conocer mejor el lugar y las personas. Al entrar en contacto con el mar sabe de inmediato que jamás se irá, así que piensa en aprender más sobre la pesca para transformarse en un ciudadano común de allí.

Marini sigue su recorrido y llega hasta lo alto de una montaña, donde trata de olvidar su vieja vida y eliminar sus antiguas manías. En ese momento escucha el ruido de un avión (este era de la compañía donde trabajaba) y, aunque cierra los ojos para no dejarse invadir por todo lo que está dejando atrás, no puede evitar abrirlos y ver cómo el avión cae al mar, hundiéndose velozmente.

Sintiéndose impactado, Marini baja tan rápido como puede y al llegar a la playa se sumerge para rescatar a la única persona que puede visualizar. Intenta salvar al hombre brindándole respiración artificial, pero luego ve que tiene una gran herida en la garganta.

El relato termina con la escena de grupo de pobladores sorprendidos rodeando un cadáver.

Instrucciones para John Howell

Rice es el espectador de una obra teatral. Cuando concluye el primer acto, un hombre le hace una inusual e insistente invitación a los camerinos, la cual termina aceptando un poco inseguro. Al llegar, otras personas comienzan a vestirlo, le colocan una peluca, anteojos y le dicen que debe actuar en la próxima escena.

Le explican que debe interpretar a John Howell, que es esposo de Eva y que esta lo engaña con Michael. Sintiéndose sorprendido y muy nervioso, les dice a todos que él no es actor pero uno de los hombres le asegura que precisamente eso es lo que necesitan, que no queda mucho tiempo y que tiene la libertad de hacer o decir lo que quiera.

Prácticamente sin posibilidad de escapar, el hombre es conducido hasta el escenario para el comienzo del segundo acto. Está muy tenso y en un momento determinado piensa en decirle al público lo que estaba sucediendo, pero no lo hizo. Minutos después, Eva se le acerca rápidamente y le susurra al oído “no dejes que me maten”.

Esto le causa un gran desconcierto, ya que nota que se lo dijo con un tono de voz distinto al del personaje. Otros actores aparecen e interpretan su papel hasta terminar la escena, haciendo que la participación de Rice no fuera tan notoria.

Cae el telón y el hombre es conducido nuevamente a los camerinos. Esta vez le ofrecen un vaso de whisky y le dan instrucciones más específicas acerca de lo que debe hacer en el próximo acto. Después de beber todo casi de un sorbo, se dirige a iniciar el tercer acto, sintiéndose un poco mareado.

Una sensación de rebeldía, que quizá se debía al whisky, se adueña de Rice; haciendo que desobedezca las instrucciones y termine retando y hasta ridiculizando un poco a los demás actores, especialmente a Michael, quien se defiende a través de la improvisación.

Eva vuelve a acercarse a él y le suplica que se quede con ella hasta el final. Durante el desarrollo de la escena trata de pensar en la forma de salvarla, pero los demás actores logran alejarla de él. Cuando acaba la escena, los hombres del camerino están furiosos a causa del comportamiento de Rice y lo expulsan de las instalaciones del teatro.

Sin embargo, Rice no deja de pensar en las súplicas de Eva y logra entrar nuevamente, esta vez como espectador. Allí nota que otro hombre está interpretando a John Howell y que Eva está descompuesta de pánico, lo cual hace que sienta la necesidad de huir del teatro.

Sale a la calle a paso apresurado, pero siente que alguien lo sigue. No entiende por qué esta huyendo y sin embargo no se detiene. Se siente culpable de no haber ayudado a Eva.

Luego de cruzar un puente sobre el río, Rice descubre que quien lo persigue es Howell y, en medio de muchas preguntas y pocas respuestas, terminan corriendo en direcciones opuestas, huyendo sin saber por qué.

Todos los fuegos el fuego

Este cuento presenta dos historias que, aunque se cuentan de forma paralela, no pertenecen a la misma época ni lugar.

Una comienza con la batalla de dos gladiadores organizada por un procónsul romano. Marco, uno de los luchadores, se enfrenta con un reciario rubio mientras Irene, la esposa del procónsul, sufre en silencio; ya que es la amante de Marco y está casi segura de que morirá en el enfrentamiento.

Por otro lado, un segundo relato inicia cuando Roland recibe una llamada de su pareja Jeanne, quien le advierte que Sonia acaba de irse. Al fondo se escuchan voces que dictan cifras constantemente.

La batalla entre los gladiadores está a punto de comenzar y todos han hecho sus respectivas apuestas. El público está eufórico y por un momento se percibe cierta preferencia hacia el reciario rubio, cosa que parecía no importarle demasiado a Marco.

Aquella batalla estaba perfectamente organizada por el procónsul, quien sabía que existía un romance entre Irene y Marco. Esta por su parte intentaba disimular su angustia fingiendo que presenciaba un espectáculo más. Sin embargo, el repudio y aburrimiento que sentía hacia su esposo era imposible de ocultar.

La llamada telefónica aún no finaliza… Jeanne se encuentra acariciando a su gato y tiene a su alcance un tubo de pastillas. Le repite constantemente a Roland “soy yo”, y él solo prepara en silencio la mejor y más conveniente respuesta. La repetición de cifras no se detiene. Roland le dice que lamenta que Sonia le haya contado todo y que lo mejor será que hablen personalmente al día siguiente. Sintiéndose molesta, Jeanne le dice que no quiere verlo nunca más.

Aunado al calor y las condiciones de la arena, Marco brega con los ataques de su oponente y a pesar de sus numerosos intentos de esquivarlos, es herido profundamente en una pierna. No obstante, el reciario rubio también se encuentra gravemente herido. Irene angustiada piensa que está perdido y Marco recibe un mortal ataque con el que fallece.

Cuando estaba por finalizar la discusión telefónica entre Jeanne y Roland, llega Sonia al apartamento de este último, pero él le dice que ha hecho mal. Sonia comenta que se siente feliz y ambos se tienden en el sofá a fumar. Al poco tiempo ella se queda dormida y Roland, sintiéndose soñoliento, coloca ambos cigarrillos al borde de la mesa.

Los cigarrillos entran en contacto con un pañuelo de gasa y posteriormente con una botella de coñac que estaba cerca. Ahora el apartamento de Roland, quien duerme profundamente junto a Sonia, está envuelto en llamas.

El mayor deseo de Irene es salir de ese lugar y no ver cómo se llevan el cadáver de Marco. El público literalmente ha enloquecido y algunas chispas provenientes de un lienzo caen sobre el lugar y provocan un incendio. La multitud desea salir de allí pero al parecer no hay posibilidad alguna de hacerlo.

A pesar de que ambas historias son distintas en tiempo y espacio, las une un punto en común: un final protagonizado por el fuego del que no pueden escapar.

El otro cielo

Un hombre argentino relata cómo transcurrió parte de su vida entre un lugar y otro. Él era corredor de bolsa y su anhelo constante era retornar a su barrio preferido en París para olvidarse de la rutinaria y aburrida vida que llevaba junto a su madre y su prometida Irma.

La mejor parte de su escape era encontrarse con una prostituta llamada Josiane, a quien conocía desde hace mucho tiempo y con quien solía recorrer calles y galerías durante horas enteras. Ambos se veían cuando ella tenía tiempo libre.

Poco tiempo después nota que Josiane actúa con mucha cautela, debido a que en la ciudad hay un asesino de mujeres cuya lista de víctimas se hace cada vez más larga.

De este asesino se sabe muy poco, solo que estrangula con una sola mano a las féminas. Por identificarlo de alguna manera, la prensa lo ha bautizado con el nombre de Laurent. Esto tiene aterrorizada a Josiane, al punto tal de que solamente circula por un corto perímetro de su zona de trabajo y siempre bajo la protección de su jefe. Solo se relajaba y se sentía un poco más segura cuando se encontraba con el narrador.

Muchas fueron las noches que pasaron juntos, reuniéndose en bares donde todos hablaban de Laurent y del terror que dominaba a la ciudad. Uno de los bares era frecuentado por un hombre delgado y de aspecto débil apodado “el sudamericano”; este no era del agrado de Josiane, ya que le causaba cierto temor cómo la miraba.

Por un momento Josiane y sus compañeros se preguntan si el asesino (Laurent) podría ser “el sudamericano”, pero las sospechas quedan sin efecto cuando su jefe les dice que este hombre no cuenta con la fuerza suficiente para estrangular a sus víctimas con una sola mano.

Un nuevo asesinato ocurre en la ciudad y Josiane está más temerosa que nunca. El narrador debe retornar a Buenos Aires y, al llegar, su madre y los padres de Irma lo notan un poco descompuesto, así que estos últimos le proponen que se tome unos días de descanso en un chalet que tienen en una isla del Paraná.

El narrador acepta la invitación sin mucho entusiasmo, pero al día siguiente se devuelve a la ciudad. Recorre el Pasaje Güemes y no hace más que recordar y desear un próximo encuentro con Josiane.

A la madre del narrador le preocupa lo desmejorado que lo ve, e Irma, por su parte, tiene la esperanza de que el matrimonio lo haga ser nuevamente “el de antes”.

Tiempo después regresa a París y se entera de que finalmente Laurent había sido capturado. Josiane no juzga su distanciamiento y, por el contrario, comparte con él la alegría de sentirse tranquila y fuera de peligro. Por otro lado, también se entera de la muerte de “el sudamericano”, quien pereció a causa de una extraña enfermedad casi al mismo tiempo que Laurent.

Al narrador no le queda otra posibilidad que regresar a Buenos Aires para retomar el trabajo y casarse con Irma. La monotonía ahora se ha adueñado de su vida y le es más difícil ir a París, a pesar de que sueña día a día con ver a Josiane.

A veces recorre vagamente el Pasaje Güemes para recordar “su otro cielo”. Ahora su esposa está embarazada y de alguna manera cree que las muertes de Laurent y “el sudamericano” lo han matado a él también.

Análisis literario

El estilo de los cuentos se enmarca dentro del realismo mágico, ya que los relatos presentan elementos que van desde lo real hasta lo fantástico, existiendo en algunos casos el paralelismo de historias y la dualidad de personajes.

Entre los recursos literarios más visibles se encuentran el símil y la metáfora, los cuales están presentes en varios fragmentos de las historias.

Asimismo se pueden observar distintas figuras narrativas, tales como la de narrador omnisciente y otras voces yuxtapuestas o en simultáneo.

Frases

  • “Qué buenos fueron todos conmigo. Todo ese trabajo que se tomaron para que no sufriera”. (La salud de los enfermos).
  • “Tenía su gracia que el enemigo nos estuviera certificando desde el aire la bondad del desembarco”. (Reunión).
  • “¡Aquí no se rinde nadie, carajo!”. (Reunión).
  • “Mamá cree que soy un chico y me hace hacer cada papelón”. (La señorita Cora).
  • “En estos casos el análisis es más bien una desventaja”. (Instrucciones para John Howell).

Acerca del autor

Julio Cortázar nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914 y obtuvo desde niño la nacionalidad argentina. No solo se dedicó a la escritura, sino que también fue traductor y educador.

Sus obras lo han posicionado como un emblemático representante del boom latinoamericano y asimismo uno de los escritores más reconocidos en el habla hispana.

Cortázar murió el 12 de febrero de 1964 en París, a sus 69 años.

Citar artículo:
Todos los fuegos el fuego (2021). Recuperado de Portal Libros (https://portallibros.com/todos-los-fuegos-el-fuego/).