Entrevista

Timothée Chalamet: “Tal vez nunca vuelva a hacer una gran obra de arte, pero tengo confianza en lo que hago"

Timothée Chalamet encontró la fama y el reconocimiento de manera instantánea. Desde entonces, ha estado jugando al gato y al ratón con el estrellato, decidiendo el tipo de hombre que quería ser. El actor de toda una generación nos cuenta sus planes de futuro para este mundo al revés.
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Timothée Chalamet lleva abrigo de Prada y anillo de Cartier.Fotografía: Renell Medrano. Estilismo: Mobolaji Dawodu.

Tras la noche de los Oscar de 2018, todo lo que había cambiado volvió a cambiar. Timothée Chalamet llevaba varios meses siendo una cara conocida. Su interpretación en Call Me By Ypur Name le había granjeado, a sus 22 años, el honor de ser la persona más joven nominada como mejor actor en 80 años, y había recorrido todo el circuito de premios desde principios del otoño. 

Pero el día después de los Oscar, cuando el reloj dio la medianoche y su carruaje se convirtió en una calabaza, Chalamet regresó al lugar en el que había estado antes de que comenzara toda la fantasía: a Nueva York, sin tarjeta de crédito, sin apartamento, sin un penique y sin la atención de los medios. 

Durante tres semanas, se quedó en un pequeño piso que el artista callejero francés JR reservaba para sus visitas.  Allí se dedicó a aprenderse el guion de The King, su primera película desde su salto a la fama. Estaba ansioso por volver a actuar después de un período muy largo sin hacer otra cosa que hablar sobre actuar. Esas tres semanas en Nueva York en 2018 fueron el comienzo de 30 meses de vértigo con cuatro películas, dos nuevas campañas de los Oscar, algo de vida sentimental y una toma de conciencia de la confusa imagen que tenía de sí mismo como una estrella de cine mundial emergente.

Estamos en el verano de 2020 y Timothée Chalamet me habla de todo esto desde el porche de una modesta cabaña en Woodstock. "Mi mundo se había vuelto del revés", dice. "Pero si quedaba con mis amigos, era todo más o menos igual. Estaba intentando casar esas dos realidades. Pero ni siquiera creo que supiera lo que estaba haciendo. Esa disonancia era real. Y gracias a Dios. Porque siento que si no lo hubiera solucionado inmediatamente, me habría vuelto un psicópata o algo". 

Durante nuestra conversación, le lanzo diferentes versiones de la misma pregunta: ¿Qué han significado para ti como ser humano los últimos dos años y medio? Y su respuesta es un monólogo de varias horas que se podría caracterizar como intenso. Está convencido de que todo lo que diga, o haga o piense ahora mismo, sonará mal. Vuelve muchas veces sobre su discurso ("Espera, déjame intentarlo otra vez"). Salta del on al off the record ("Perdona, esto es sólo para ti"). 

Parece como si confiara en su instinto y, a la vez, cuestionara la mayoría de sus pensamientos. Es agotador vivir así. Algunas veces, de pie, en camiseta y shorts, se mesa la melena con las manos y casi puedo escuchar los engranajes de su cabeza echando humo. Desea tan desesperadamente hacerlo bien, expresar lo que quiere decir, sentirse como debería, vivir correctamente, ser el tipo de buena persona que podría o debería ser… Lo hace lo mejor que puede.

Timothée Chalamet alquiló la casa de Woodstock en julio, como una pequeña vía de escape, pero también como una oportunidad. Lo habían elegido para interpretar a Bob Dylan en un nuevo biopic sin fecha de comienzo de rodaje, lo que suponía más tiempo para sí mismo del que había tenido en años y para aspirar los vapores del Dylan de aquella época. "No es que de otro modo sufra una falta de conexión", me dijo, "pero siento que estoy conectando con algo aquí". Chalamet sabía que la cabaña podía dar la impresión de un joven actor tomándose demasiado en serio a sí mismo, "tratándose como un artista". Pero estuvo yendo y viniendo de Woodstock a Nueva York todo un mes.

Durante ese tiempo, Dylan fue lo más importante para él. Lo citaba generosamente. Se fijaba tanto en el arte como en la persona. Le maravillaba que el artista pudiera haber causado tal impacto en la audiencia durante tanto tiempo mientras mantenía a la persona real oculta detrás de la música, o los personajes de las canciones, o el lenguaje. Alquiló la casa en Woodstock, también, para tener un poco de espacio para él solo. Anhelaba esa privacidad para poder probar cosas y 'joderla' a gusto. Cometer pequeños errores ahora, sin ser visto, sólo consigo mismo, siendo aún joven, para no tener que preocuparse por eso más adelante.

Todavía no había dado muchos pasos en falso, y se sentía incómodo, receloso de que algún día los daría. Ese mes fue una especie de incendio controlado. Pudo practicar con su guitarra y armónica en paz, cocinarse su "pasta de mierda" sin que nadie lo juzgara, darse un espacio para seguir creciendo. La tranquilidad. La quietud. Esa luz del sol que se filtra entre los árboles. Podía respirar un poco. Dormir un poco. Todo le había ido muy bien hasta ese momento, pero eso le producía ansiedad. Había eliminado Instagram de su teléfono. Había dejado de publicar en Twitter. Estaba leyendo de nuevo. Escuchando álbumes de principio a fin. Ralentizando.

Timothée Chalamet lleva sudadera (propia) de Juicy Couture y anillo de Cartier.Fotografía: Renell Medrano. Estilismo: Mobolaji Dawodu.

Timothée Chalamet, el rey

Al principio de aquella carrera de 30 meses que le condujo a Woodstock, Timothée Chalamet devolvió las llaves del estudio de JR y se fue a Europa para rodar El Rey. El papel no tenía nada que ver con los que le habían dado a conocer. "Aquí estoy en el set con todos estos hombres húngaros con cicatrices en la cara, y me dicen: '¡Tú eres el centro de la acción, eres el tipo rudo! Y sabemos que te has esforzado en ganar peso, pero como estás usando la cota de malla ni se nota'. Pero si me quitaba la cota de malla, mi cuello seguía siendo así de grande…". Ahí estaba, tratando de poner en perspectiva su nueva fama, una nueva validación, una nueva tentación para el ego, mientras era arrojado hacia el núcleo de “algo llamado El puto rey”.

Cuando, en verano, volvió a Nueva York, cambió de atmósfera con otra incómoda reentrée. Se repetía el patrón de los últimos años. La inmersión serenamente intensa en el trabajo que da paso al "ruido sordo del propósito perdido", como él lo llama, al terminar. Le sucedió lo mismo en el otoño de 2018 con Mujercitas, junto a Greta Gerwig, Saoirse Ronan y el equipo de Lady Bird. Conectó fácilmente con ellos, existía "un vocabulario de amistad". La carrera de Timothée está llena de este tipo de amistades, que trascienden las barreras generacionales. Ese apego hacia las personas mayores. Armie Hammer. Kid Cudi. Greta Gerwig.

Cuando le pedí a Gerwig que comentara algo sobre ese comportamiento que ha presenciado de cerca, desde Lady Bird hasta Mujercitas, me escribió una nota sobre "mi amigo Timmy": "Ahora que soy su amiga, me resulta difícil verlo desde un punto de vista estratégico… Me encanta hablar con él. Podemos hablar por teléfono durante una hora o más sin darnos cuenta, simplemente saltando de un tema a otro, haciendo bromas, yo sintiéndome mayor y feliz y él divertido, nervioso y deliciosamente disperso".

La propia abuela de Timothée Chalamet, en una reciente visita a Nueva York, le sorprendió diciéndole: "Me gustaría que pasaras más tiempo con personas de tu edad. Debe de ser muy extraño". Le hizo reír. Incluso ella se había dado cuenta. Quizás tenía razón, pero ¿cómo resistirse a la órbita de estos genios creativos que tanto había admirado y que estaban tan llenos de conocimiento?

En el invierno de 2019, otra campaña para los Oscar lo dejó desorientado de nuevo. Todo, me dijo Timothée, era exactamente igual que la primera vez, excepto él. De nuevo había puesto sobre la mesa una actuación irreprochable, pero una interpretación que tal vez había provocado menos entusiasmo entre los académicos que ese primer beso con un extraño. Ahora estaba en los mismos almuerzos, cenas y cócteles, estrechando la mano de los mismos miembros de la Academia que le gruñían cosas siniestras, como 'Todavía no tienes mi voto…'. 

"Realmente no sé cómo hablar de estos asuntos, tío", me dijo. "Hay una energía negativa en estas cosas, y esta vez sentía que podía verla. Y, sin embargo, pensaba, ¿por qué no sucede todo igual?". No fue nominado por Beautiful Boy, pero respiró aire fresco en el plató de su nueva película: The French Dispatch, de Wes Anderson. La película va de una revista de ficción (basada en el The New Yorker de los años 50) y está estructurada como la propia revista, con pequeñas historias al comienzo y un tríptico de historias largas al final. 

Timothée Chalamet coprotagoniza la segunda historia, sobre un líder estudiantil de mayo del 68 llamado Zeffirelli y la periodista de mediana edad (Frances McDormand) que informa sobre su causa. “Había visto a Timmy en Lady Bird y Call Me By Your Name”, me escribió Anderson, "y nunca me planteé a nadie más para este papel. Sabía que él era perfecto, y además habla francés y tiene la pinta de haber salido de una película de 1985 de Éric Rohmer. Un tren que viene de París, una mochila, una playa durante 10 días con mal tiempo. No es ningún cliché, pero la New Wave habría sido un lugar perfecto para él".

El privilegio de la fama temprana que Timothée más aprecia es la capacidad de elegir a los directores con los que trabaja. Su papel en The French Dispatch es menor, pero es una película de Wes Anderson. Debido a que la película está dividida en episodios, algunas de las otras historias ya se estaban rodando cuando Timothée llegó a Angulema, un pueblo que le recordaba a aquél en el que vivió durante algún tiempo, "tan francés que era como una caricatura". Timothée Chalamet tuvo la oportunidad de estar con algunos de los 'adultos' con los que no compartía escenas, como Jeffrey Wright, Bill Murray y otros miembros experimentados de la troupe de Wes Anderson. 

"Desde el principio dio la impresión de que no era la primera vez que estaba en nuestro grupo", me explicó Anderson. "De alguna manera ya era parte de la familia. El miembro más joven". Timothée había visto a McDormand durante años, pero nunca había sentido que pudiera acercarse a ella. "Habíamos compartido un agente", me dijo. "Y no es que no me respetara, pero todavía no había aparecido en ninguna película. ¿De qué podía hablar con Frances McDormand? Pero ahora, y éste es el don de la actuación, realmente me siento entrando en mi propia comunidad, como una comunidad de protagonistas, en contraposición a la de actores. Y hombre, eso suena pretencioso, pero sólo quiero decir que no se trata de la jodida escalera del éxito y el fracaso, y ser 'el' chico o 'la' chica, y luego desaparecer de la lista… Ella me consideraba de un modo diferente en el plató. Me hablaba desde la perspectiva de una larga carrera, como una especie de matrimonio con un socio creativo. Entonces, ¿poder tener conversaciones como ésa y luego una historia en la película en la que estás en términos de igualdad? ¿Incluso si ella es una mujer sabia y experimentada y él es un niño idealista e ingenuo? Ésa es la relación exacta de intercambio que quiero con mis compañeros intergeneracionales".

Timothée Chalamet lleva abrigo, pantalones (propios) y botas de Prada y tank top de Calvin Klein Underwear.Fotografía: Renell Medrano. Estilismo: Mobolaji Dawodu.

Hay una escena particularmente memorable en The French Dispatch en la que la reportera y el activista se han acostado juntos en la cama y alguien golpea la puerta. Timothée mira a McDormand, ansioso por saber de quién se trata, y luego mortificado cuando McDormand le informa de que es su madre. Allí, en esa escena, vemos todo el deseo de Zeffirelli –este joven enérgico con todas las buenas intenciones, que se esfuerza por ser intelectual y emocionalmente más maduro– chocar con la realidad de su edad.

Me resultaba familiar y, sin duda, muy Timothée Chalamet. Es una de mis actuaciones favoritas de la película. Le pregunté a McDormand si había algo en las escenas de Chalamet que le pareciera particularmente maduro para alguien de su edad. "La madurez no es lo que más le preocupa a un actor", me dijo. "Diversión, disciplina y rigor. Recuerdo que, en nuestra escena en la cama, el equipo mostró mucho respeto por su enfoque. Él lo lanzó y nosotros nos sentamos y prestamos atención".

Anderson agrega: "Creo que mis momentos favoritos con Timmy en escena son aquellos en los que para y busca un nuevo ataque. Un nuevo ángulo, que desarrolla de forma muy clara y asertiva. Lo que me encanta de él es su modo de sorprenderte con algo nuevo, completamente inesperado y perfecto".

Una noche, mientras McDormand filmaba una escena sin Timothée, su esposo, Joel Coen, el de los Hermanos, le preguntó si quería salir a comer un bistec. Durante la cena, interrogó a Coen sobre Dylan. Sabía que Coen era fan y que se había sumergido en su mundo en la película A propósito de Llewyn Davis. 

"Casi parecía cansado incluso de hablar de estas cosas, era tan grande y potente", me dijo Timothée. Pero Coen le dijo que lo verdaderamente increíble de Dylan no era tanto la calidad de su obra, que era obvia, sino la cantidad: la rapidez con la que publicó un álbum revolucionario tras otro en tan poco tiempo durante los primeros años de su carrera. Esa comida resonó profundamente en Timothée Chalamet. Sobre todo en sus reflexiones del verano de 2020, durante la pausa, durante la época de no trabajar. Ese torrente de Dylan le hizo querer trabajar más, más duro, más tiempo, mejor, más.

Timothée Chalamet lleva chaqueta de Bottega Veneta, camisa de Kenneth Ize, pantalones de Wales Bonner, botas de Grenson y collar propio.

Fotografía: Renell Medrano. Estilismo: Mobolaji Dawodu.

Timothée Chalamet, el heredero

Una semana después de nuestra conversación en Woodstock, Timothée y yo nos volvimos a ver en Nueva York. Sentados en un banco a la orilla del Hudson, le pregunté por lo que quería hacer cuando se reanudara el trabajo. "Quiero volver al espacio indefinido de nuevo", me dijo. "Estoy persiguiendo una sensación. Cuando crees que estás haciendo algo grandioso, probablemente sea algo que hayas hecho antes, y cuando realmente no tienes ni puta idea es cuando estás haciendo algo al límite, bueno o malo". Desde Francia, la primavera pasada, fue directamente a Hungría, de regreso al apartamento exacto de Budapest en el que se había quedado mientras filmaba El rey, para comenzar a trabajar en Dune. 

Muy pocos actores se habían vuelto tan famosos sin un éxito de taquilla. Y aunque realmente había aprendido cómo actuar en el plató de una película independiente, cómo hacer que cada segundo y cada toma cuenten, sabía que esto sería algo completamente distinto. No era sólo el rodaje lo que resultaría agotador. Una película de la escala de Dune probablemente sería el abrelatas de otro estrato de prominencia en Hollywood. El director Denis Villeneuve me dijo que Timothée había sido su "primera y única opción" para interpretar a Paul Atreides. Cuando se reunieron para discutirlo,

Villeneuve le dijo a Timothée lo feliz que estaba de conocer finalmente al joven actor. Y Timothée tuvo que recordarle que se habían conocido antes, cuando hizo el casting para Prisioneros. "¡Por supuesto!", recordó Villeneuve. "Hizo un gran casting, pero no encajaba físicamente en el papel. Probablemente me estaba maldiciendo porque no lo escogí".

A Timothée le tocó vivir muchos episodios como ése antes de abrirse paso. Me recordó a la relación entre estudiantes de primer y último año de secundaria. Los estudiantes de primer año recuerdan todo sobre los estudiantes de último año; los de último año apenas se dan cuenta de que los de primer año están ahí. Pero finalmente todos nos convertimos en iguales.

"Sentí que sólo había un ser en este planeta en este momento para interpretar a Paul Atreides", dijo Villeneuve, refiriéndose al héroe de la novela de Frank Herbert de 1965, quien se transforma de un heredero modesto a una figura mesiánica, un forastero carismático y comandante de hombres y mujeres (y gusanos de arena). 

"Tiene una inteligencia muy profunda en los ojos. Algo que no puedes fingir. El chico es brillante. Muy intelectual, muy fuerte. Y lo ves en los ojos. También tiene un alma muy vieja. Sientes que ya ha vivido varias vidas. Y al mismo tiempo, parece joven delante de la cámara. A veces parecía tener 14 años. Tiene este tipo de juventud general en sus rasgos que contrasta con el alma vieja que expresan sus ojos: es un niño que sabe mucho sobre la vida para su edad. Al final tiene ese hermoso carisma, el carisma de una estrella de rock, que Paul dirigirá a toda la población de un planeta más tarde. Timothée tiene ese tipo de carisma en la pantalla que sólo a veces puedes encontrar en las estrellas del Viejo Hollywood de los años 20. Tiene algo de belleza romántica. Un cruce de aristócrata y vagabundo al mismo tiempo. Quiero decir, Timothée Chalamet es Paul Atreides para mí. Fue un gran alivio que estuviera de acuerdo, porque no tenía un plan B".

Le pregunté a Villeneuve si a Timothée le costó adaptarse a una producción a gran escala. "No se notaba cuando estaba en el set, pero creo que para él lo más importante fue aprender a crear su propia burbuja en el plató. Para no tener que intentar hacerse amigo de todo el mundo. Cuando estás en un plató más pequeño, cuando hay 25 personas, puedes ser amigable con 25 personas. Cuando hay 800 personas alrededor, no puedes ser amigo de 800 personas", se ríe. "Es demasiado. Tienes que aprender a ahorrar energía, a concentrarte, a darte permiso para estar en tu burbuja y asegurarte de que esa burbuja se respete".

Como siempre, Timothée mostró una afinidad especial con aquellas personas en el set que eran un poco mayores, un poco más sabias. Villeneuve me contó que Chalamet hablaba constantemente con él y su esposa de forma abierta y vulnerable sobre sus preocupaciones, sus miedos, cómo lidiar con ciertas presiones.

Villeneuve también me describió las relaciones de Timothée con sus colegas, en particular el trío compuesto por Josh Brolin, Oscar Isaac y Jason Momoa. "Sentí que Timothée estaba profundamente obnubilado por ellos, o tal vez no obnubilado, pero me pareció un niño que se relaciona con sus hermanos mayores", me dijo Villeneuve. "Él era más joven, era el pequeño en el set y todos lo querían".

Timothée Chalamet lleva camisa de Yohji Yamamoto, pantalones de Ami, sneakers de adidas Originals by Wales Bonner, calcetines de Falke, anillo de Cartier y pulsera propia. 

Fotografía: Renell Medrano. Estilismo: Mobolaji Dawodu.

"Su energía positiva es contagiosa", me dijo Zendaya, su compañera más cercana en la película. "Es muy divertido estar con él. Tenemos un humor muy similar y podemos mantener una broma durante horas, pero cuando las cámaras comienzan a filmar y toca trabajar, se nota que es la hora de la verdad y él simplemente saca esa brillante intensidad. Es maravilloso presenciarlo".

"Te diré que, viendo trabajar a Timothée, tuve la profunda sensación de que estaba viendo el nacimiento de algo", me dijo Villeneuve. "No es por mí, lo digo con humildad, porque siento ese 'nacimiento' en todas las películas que ha hecho hasta ahora. Siento que es alguien que tiene un potencial increíble. Cuando digo potencial, no quiero minusvalorar lo que está haciendo en este momento, en absoluto. Es sólo que a veces estás frente a alguien y tienes la sensación de que estás en contacto con un artista fuerte, un artista cuya identidad sigue creciendo, construyéndose, aprendiendo sus límites, aprendiendo a proteger una parte de ella. Creo que estamos presenciando algo hermoso en este momento".

A finales del verano de 2019, Timothée Chalamet finalmente resurgió del planeta Dune. Primero llegó el Festival de Cine de Venecia y el estreno de El rey. Hubo trajes, cameos de Kid Cudi y encantadoras entrevistas en la alfombra roja. Fue un ejemplo del modo en que Chalamet se relaja en las pausas entre rodajes, cuando puede satisfacer sus pasiones por el hip-hop y la moda y todas esas cosas que le han gustado toda la vida y, de repente, se han vuelto accesibles.

Timothée también pasó el final del verano pasado promocionando El Rey junto a su coprotagonista Lily-Rose Depp, con quien había estado saliendo durante aproximadamente un año. Chalamet es muy reacio a compartir detalles de su relación con Depp, pero sí me contó una anécdota muy dulce, muy divertida y muy triste que encapsula el espectro entre lo grande y lo terrible que caracteriza la vida privada de alguien nuevo en la megafama como Timothée.

Después de Venecia, Lily-Rose y él se tomaron unos días para ellos mismos en Capri, donde fueron fotografiados por paparazzi. En particular, circuló una imagen en la que se estaban besando en la cubierta de un barco. Timothée se retuerce en el beso y se le ve un poco incómodo. Mucha gente se rio. Y algunos incluso sugirieron que la foto era un montaje publicitario.

"Me acosté esa noche pensando que era uno de los mejores días de mi vida", me dijo Timothée. "Estuve en ese barco todo el día con alguien a quien realmente amaba, y al cerrar los ojos pensé que eso era indiscutiblemente genial. Y luego me desperté con todas esas fotos, me sentí avergonzado, viéndome como un verdadero nob.  ¿Todo pálido? Y luego la gente dice: 'Esto es un truco de relaciones públicas'. ¿Un truco de relaciones públicas? ¡¿Crees que me gusta verme así delante de todo el mundo?!".

Timothée Chalamet lleva jersey de Gucci, pantalones de Polo Ralph Lauren, zapatos de Marsèll y calcetines de Falke.

Fotografía: Renell Medrano. Estilismo: Mobolaji Dawodu.

Timothée Chalamet, la estrella

Así eran las cosas ahora. Había desaparecido en esas cuatro películas seguidas para emerger en un nuevo paradigma, uno que continuó hasta la temporada navideña del año pasado y a un nivel completamente nuevo de exposición con Mujercitas. Tenías esa película sobre la hermandad, la intimidad femenina o la crítica feminista del arte… Y, sin embargo, Timothée Chalamet seguía siendo el objeto más brillante del set para los fans. 

"Estoy muy acostumbrada a responder preguntas de chicas de 15 años sobre el cabello de Timothée", bromeó conmigo Saoirse Ronan. "Ha tenido oportunidades increíbles, pero tiene los pies en la tierra", me dijo. "Es muy amable y agradecido, en relación a su trabajo y con las personas con las que trabaja. Creo que se ha vuelto más abierto como actor. Conoce mejor su instrumento. Creo que ahora trabaja aún más duro porque hay proyectos que están sobre sus hombros de una manera en la que no le había pasado antes. Y, por supuesto, ha sido catapultado totalmente a todo este otro reino de atención y notoriedad. Así que también tiene que equilibrar ese tema de la fama, algo que me volvería loca si me pasara a mí".

Le pregunté a Ronan qué había notado sobre ese nivel de exposición. "Siempre me chocan un poco esas cosas, cuando una sola persona puede apoderarse tanto de la vida de la gente", me dijo, riendo con incredulidad. "Pero tampoco me sorprende. Simplemente no hay muchos otros jóvenes actores masculinos como él, que sean capaces de atrapar a la audiencia como él. Su mirada es tan magnética y hermosa. Una de las cosas de la que hablamos mucho cuando estábamos haciendo Mujercitas fue sobre nuestros personajes, pero en términos de mí misma y de él como personas, es que ambos tenemos esta masculinidad y feminidad por igual. Y creo que ésa es una de sus fortalezas, que puede ser increíblemente femenino, sensible y sensual, y también es un chico que, ya sabes, a las chicas les encanta. Así que cubre mucho terreno en términos de popularidad. Pero al final, siempre tendrá esta habilidad. Puede ser mono, pero eso sólo te lleva hasta cierto punto… Y por eso lo he visto aprender a separarse de todas esas otras cosas cuando está en el set, cuando está trabajando".

En Woodstock, Timothée Chalamet me había descrito con gran admiración la forma en que Ronan puede actuar en estas películas. Ella se conoce a sí misma extremadamente bien, dijo, y tiene la confianza para entregar sólo una parte de sí misma. Mientras que él siente que está calibrando constantemente cuánto de su verdadero yo revelar. "Saoirse es una de mis mejores amigas, al menos creo que somos mejores amigos. Y ella nunca me ha juzgado por… los rollos tipo Coachella y todo eso". Es decir, la parte de él que no puede resistirse a compadrear detrás del escenario con sus músicos favoritos u ocasionalmente se permite ser el centro de atención incluso cuando habla de preservar su intimidad.

Timothée pasó el final de mayo y el principio de junio preguntándose a sí mismo: ¿Qué puedo hacer? ¿Cuál es mi papel en todo esto? Se sintió en conflicto cuando se puso en acción y en conflicto cuando se quedó quieto. Pero nunca sintió que las cosas fueran menos inciertas, menos inseguras, que cuando marchó, de forma anónima, junto a cientos o miles de personas en Los Ángeles tras el asesinato de George Floyd. Era una forma activa de participar, de actuar de una manera significativa, sin llamar la atención, sin presionar ninguna de las palancas de la fama o el poder. Trató de seguir sus instintos e inclinarse por lo que le parecía humilde, responsable, correcto.

"Esta idea de que el poder es el cuerpo político de masas organizado, y cuántos cuerpos se pueden reunir, tiene sentido para mí". No desapareció, sino que se despojó de sí mismo y se convirtió en un solo cuerpo, entre muchos, ocupando espacio y participando de una declaración inequívoca. "Con una máscara, una capucha, un sombrero y gafas, mi cara se borra", explicó, "y presento literalmente una forma física, ¿sabes?". Un solo cuerpo en el espacio que, como un voto emitido en una elección, es democracia encarnada, pero anónima. La misma unidad de poder que cualquier otra persona. 

Timothée Chalamet lleva chaqueta de Post Imperial, suéter de Missoni, pantalones de Gucci y zapatillas de Vans.Fotografía: Renell Medrano. Estilismo: Mobolaji Dawodu.

"La gente puede encontrarlo falso, pero yo lo encontré realmente fundamentado", dijo. "Fue como: 'Oh mierda, no me siento fuera de lugar, y sin embargo no he estado en una multitud como esta durante años". Pasó gran parte del verano hablando con otros sobre cómo debería ser una persona en un momento cultural y político como éste. "Después de un día de protestas, le pregunté a mis amigos si 'se sentían bien'. Si lo hacemos, ¿es bueno sentirse bien o eso significa que lo estamos haciendo por las razones equivocadas? ¿Cuánto quiero poner en las redes sociales? ¿Es una señal de virtud ponerlo en las redes sociales? Pero todas las redes sociales son performativas, ¿verdad?". 

Le oí autointerrogarse con docenas de preguntas como éstas. Le importa tan genuinamente hacer lo correcto, que le vaya bien a su familia, sus amigos y sus fans. Pero no quería abusar de su privilegio o su posición En Instagram, publicó vídeos todos los días durante la primera semana de marchas en Los Ángeles, sin invectivas a la cámara, sólo un encargo implícito a sus seguidores: Apareced. Escuchad. Sed un cuerpo. 

"Tengo muchos pensamientos sobre muchas cosas, pero no veo el beneficio de ponerlo ahí para el consumo de las masas hasta que realmente haya resuelto exactamente cómo me siento al respecto. ¿Quién se beneficia de mis ideas a medias?", dice. "Me preocupo mucho por estas cosas. Pero nunca querría que malinterpretaran mi preocupación. No quiero que esta preocupación se relacione conmigo de un modo egoísta".

Está buscando el camino correcto, las personas adecuadas, con la ayuda de sus "compañeros intergeneracionales" y Dylan y cualquier otra persona que pueda encontrar. Quiere el beneficio de su conocimiento y experiencia, todavía está abierto a interpretar el papel de novato. Pero también ha habido cosas en su vida en los últimos dos años que le han hecho darse cuenta, como él dice, de que "los adultos son sólo niños un poco mayores".

Cuando regresó a Nueva York desde Los Ángeles este verano, no fue al apartamento de su infancia ni a uno prestado por un conocido. Fue a su propio apartamento, el primero, en Manhattan. Disfrutó de la mundanidad de establecer su propio lugar. Es tan joven y tan viejo. Es su don. Es paciente cuando puede reprimir su inquietud. Cuidadoso con el largo arco de una carrera cuando puede resistirse a obsesionarse con el instante. Tiene tanta confianza cuando se centra en el trabajo como dudas cuando se ve absorbido por preguntas sobre el resto de su vida. 

Timothée Chalamet lleva total look de Dries Van Noten.

Fotografía: Renell Medrano. Estilismo: Mobolaji Dawodu.

¿Siempre será de este modo, flexible y abierto, autorreflexivo y voluntarioso? Confiaba muy poco en su nueva vida, pero confiaba en su talento. Ésa fue la clave. Sabía que era tan bueno como cualquiera interpretando a otras personas, incluso si todavía estaba descubriendo cómo interpretarse a sí mismo. Aparecer en Call Me By Your Name y la nominación inmediata al Oscar lo liberaron de pasar el resto de su carrera persiguiendo cierto tipo de papel que podría conducir a cierto tipo de validación. "No voy a darme golpes contra la pared para demostrar que soy actor", me dijo.

Así que está empezando a pensar que en los próximos años encontrará el camino adecuado para él. Tiene proyectos potenciales que le entusiasman considerablemente. Está, por supuesto, la película de Dylan. Pero está la cuestión de qué hacer el resto del año, mientras la mayoría de las producciones de Hollywood todavía están en pausa. "El resto del año", dice, "sólo estoy pensando en Trump, tío". Pero después de eso… ¿Quizás Europa por un tiempo? 

El experimento de Woodstock le dio lo que esperaba: un pequeño espacio en otro lugar. Le encantaría volver a respirar un poco de aire diferente. Regresar a casa después de las aventuras surrealistas del mundo fue algo bueno y enraizador para él. "Tal vez nunca vuelva a hacer una gran obra de arte, pero siento que tengo confianza en la forma en que trato de abordar las cosas ahora, en cómo estoy configurando los ángulos", me contó en ese porche en Woodstock. "Cuando piensas en Dylan, cuando piensas en lo que dijo Joel Coen sobre la rapidez del arte, pienso: confía en el ritmo de tu propio tambor. Dale una oportunidad. Esfuérzate todo lo que puedas por tu arte".

Timothée Chalamet lleva abrigo de Loewe, tank top de Calvin Klein Underwear, vaqueros de Gucci y anillo de Cartier.Fotografía: Renell Medrano. Estilismo: Mobolaji Dawodu.

*Esta entrevista a Timothée Chalamet ha sido originalmente publicada en el número 269 de GQ España.

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