Darkness falls across the land/ The midnite hour is close at hand/ Creatures crawl in search of blood/ To terrorize y’awl’s neighbourhood, decía una voz tenebrosa que acompañaba el cortometraje que lanzaba una de las canciones que marcaría, definitivamente, la década de los 80. “La oscuridad cae sobre la tierra/ La hora de la medianoche está cerca/ Las criaturas se arrastran en busca de sangre/ Para aterrorizar al vecindario”. “Thriller” no estaba solo pensada como una canción o como el más probable del disco, sino como una pequeña obra de terror. Por eso, Peggy Lipton, actriz y esposa de Quincy Jones, contactó pronto a Vincent Price, estrella del género desde sus días en la productora Hammer, para que haga la lectura correspondiente de la tenebrosa letra concebida por el compositor Rod Temperton, que ya había contribuido con sus letras a Off the Wall, el anterior LP de . Por supuesto, con esto solo estaba cubierta una pequeña parte de la obra amplia y de múltiples lecturas que sería Thriller, considerado aun hoy uno de los hitos de la carrera del Rey de Pop.

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Tras la publicación del mencionado Off the Wall, Jackson buscaba dar un golpe en la mesa. Aún no se sentía lo suficientemente valorado como compositor, reconocido en la industria o considerado como artista negro capaz de emanar influencia en géneros distintos. Tomó lo mejor de los sonidos de aquellos años y reinterpretó otros. Así, juntó rock, pop, jazz, Ryhthm & Blues, funk o disco para canalizar no solo su inspiración, sino las sensaciones personales que experimentaba en aquel momento de su vida, una etapa de cambios drásticos y, al mismo tiempo, de abrumadora soledad. Mientras más gente aplaudía al astro en cada aparición pública, más complicado le resultaba rodearse de verdaderos amigos o gente de confianza. Entonces, consideró un deber mostrarle al mundo que un artista como él era necesario.

En la América conservadora de Ronald Reagan, un artista como él, de apenas 24 años, debía demostrar con el doble de méritos que la escena musical eminentemente blanca de entonces necesitaba más Jackson, más Stevie Wonders, más Lionel Ritchies. Tras reunirse con Quincy Jones, músico y productor vinculado a artistas de jazz o blues como Ray Charles, Charlie Parker, Miles Davis, Thelonious Monk o Billie Holiday, que, además, había dirigido a la banda de Frank Sinatra, decidió que él debía encargarse de su nuevo disco.

En el estudio

Michael Jackson entró en el estudio en abril de 1982, mientras, a miles de kilómetros de allí, estallaba la Guerra de Malvinas entre Argentina y el Reino Unido. En la música, como en la vida, los fenómenos se suceden aparentemente insensibles a la realidad, aun cuando sean consecuencia de su tiempo. De las 9 canciones que estarían incluidas en el disco, Jackson escribiría 4: “Wanna Be Startin’ Somethin’”, “Beat It”, “Billie Jean” y “The Girl Is Mine”, junto a Paul McCartney, con quien había desarrollado una cercana amistad en los últimos tiempos. Ya en 1979, en el álbum Off the Wall, Macca había escrito “Girlfriend” para su amigo. A pesar de que colaborarían más adelante con “The Man” o “Say, Say, Say”, la compra por parte de Jackson del catálogo de canciones de los Beatles marcaría el fin de su amistad. “Me pidió consejo y yo se lo di como si se tratara de un hijo, pero al cabo de un par de semanas empezó a venir con el cuento de ‘un día poseeré todas tus canciones’. Pensé que bromeaba, me fastidiaba... pero ha acabado siendo real”, contó tiempo después el ex Beatle.

La grabación de Thriller se prolongó hasta noviembre de 1982, no sin dejar evidentes algunas tensiones entre Jackson y Quincy Jones. El bailarín concebía cada canción “como un asesinato” y ya había confesado desear que Thriller fuera “el álbum más vendido de la historia”. El productor no parecía contento con el primer resultado. Trabajaron nuevamente, agregaron detalles, ensayaron nuevas mezclas, recortaron por aquí y por allá, y lo escucharon hasta hartarse. ¿Qué más podrían agregarles a esas 9 canciones para lograr un álbum rompedor, algo distinto a lo que se oía en aquellos años en cualquier radio o discoteca? “La relación entre un productor y un artista es muy especial, y no hay espacio para mierdas –ha citado el periodista Jesús Sanz a Quincy Jones recordando a Jackson- Tiene que ser puro. Tiene que haber amor e increíble respeto mutuo por el otro, porque eso es lo que hace un buen disco. Cuando ellos confían entre sí, y les dices que salten sin red, muchacho, mejor que sepas de lo que estás hablando”.

Quincy había conocido a Jackson durante la filmación de una particular versión de El mago de Oz (Scarecrow, 1978). A pesar de las diferencias creativas, desde entonces lo consideró casi como a un hijo. Desarrollaron “Billie Jean” como un tema contra las fans obsesivas, y le dieron personalidad a “Beat It” convocando a Eddie Van Halen. Es su solo de guitarra el que le da la fortaleza suficiente al tema y el aire de rock que necesitaba el disco. Como apoyo adicional, los miembros de Toto Steve Porcaro, Greg Phillinganes y David Paich colaboraron con los teclados, sintetizadores y programación y Steve Lukather hizo lo propio con bajo y guitarras, además de Jeff Porcaro en la batería. Michael Jackson tenía el elenco top que su ambicioso disco necesitaba. Finalmente, lo lanzó el 30 de noviembre de 1982, con una famosa portada –con foto de Dick Zimmerman- que lo muestra echado, con brillante terno blanco y una camisa negra. Fue el primer LP en tener 7 singles en el top 10 del Billboard Hot 100, incluyendo “Billie Jean”, “Beat It” o “Wanna Be Startin’ Somethin’” y le ayudó a obtener numerosos premios Grammy.

El 7 de febrero de 1984, menos de año y medio después, recibió el certificado del record Guinness como el álbum más vendido del mundo con 70 millones de copias estimadas, aunque las cifras siguen subiendo.

Más allá de Thriller

El videoclip duró más de 13 minutos y marcó una nueva época en cuanto a las producciones audiovisuales de apoyo a los discos. Gracias a MTV, el corto de terror dirigido por John Landis (The Blues Brothers, 1980; Un hombre lobo americano en Londres, 1981) en el que se mostraba a zombies bailando según los caprichos del divo de Gary, Indiana, llegó a las pantallas de todo el mundo. Así, cuando se hablaba de Thriller no eran solo palabras sobre un disco, sino ecos sobre un fenómeno musical, artístico, popular y social que tuvo distintos ecos en el planeta. La chaqueta roja que usó Jackson en el clip fue vendida por 1.8 millones de dólares. Su mítico guante dorado, fue también vendido por 350 mil dólares.

En agosto del 2009, apenas dos meses después de la muerte del artista, 13 mil 597 personas registraron un Record Guinness al bailar la coreografía de Thriller en las calles de Ciudad de México. Aunque no aparece en el clip, la popularidad del baile “Moonwalk” surge también en tiempos de Thriller, pues lo agrega poco después en una presentación en vivo de Billie Jean.

“Thriller dejó de venderse como un artículo de ocio —como una revista, un juguete, boletos para una exitosa película— y comenzó a vender como un producto básico para el hogar”, escribió el periodista J. Randy Taraborrelli. Hasta el antes escéptico Quincy Jones, se convenció de su producto: “La primera vez que lo escuché en el estudio, lo supe, porque se me puso la piel de gallina. Es una señal que no deja lugar a dudas. Todo el talento que Michael había desarrollado a lo largo de veinticuatro años había estallado. Yo estaba electrizado, al igual que todos los involucrados en el proyecto. Aquella energía era contagiosa, en el estudio, los altavoces ardían. Fue la primera vez que vi algo así en cuarenta años”.

Curiosamente, el video de Thriller describe la trasformación de un hombre en una criatura inexplicable. A pesar del éxito abrumador y del “boom” que el fenómeno supuso en el negocio de la música que Michael Jackson fortaleció hace 40 años, él mismo empezó entonces su propia y real transformación hacia una criatura que, a pesar de su genio musical, el mundo parece entender cada vez menos.