Paso a paso
Tenían veinte metros de tiburón en “Deep Blue Sea” para dar en el blanco, y le tuvieron que dar justo a él, pero a este tipo duro de Baltimore ni un arpón le para los pies. Cuando todavía era un desconocido en Hollywood, sobrevivió como músico callejero. Él dice que la gente le lanzaba monedas para que parase de tocar, pero seguramente lo hacían por su mirada intimidante.
A Thomas Jane nada le ha salido gratis en la vida. Cuando llegó a Hollywood con su maleta y sus sueños de actor nadie lo tomó de la mano para meterlo de lleno en la industria. Tuvo que trabajar como secundario en muchas producciones pequeñas para poder hacerse un hueco en el mundo del cine. Así llegaron Buffy, la cazavampiros o El Cuervo: Ciudad de ángeles. Él tenía claro que estos eran pasos necesarios para su carrera: “Tienes que empezar en algún sitio, en una película indie o donde sea. Todo es un comienzo. No puedes llegar de la nada y hacer una película de 80 millones. Es muy poco probable”.
Diez años después de su debut, tras muchas obras que no serán recordadas, tuvo la oportunidad de trabajar con una de las jóvenes promesas del momento: Paul Thomas Anderson. Aunque su rol en Boogie Nights fue muy secundario, su actuación llamó mucho la atención. El Sindicato de Actores lo nominó a mejor actor de reparto y este galardón le sirvió como trampolín para su carrera. Al año siguiente participó en La delgada línea roja, esa película que habló de la guerra de una forma distinta. Más tarde volvió a colaborar con Anderson en Magnolia, el drama que consagró a este director como una de las grandes esperanzas de Hollywood.
Thomas Jane había demostrado que era un buen actor de reparto y que el drama no se le quedaba grande. Sin embargo, el éxito le llegaría con el cine de acción. Sus actuaciones en Deep Blue Sea, una película de gran tiburón tan cutre como entretenida, y en Bajo sospecha descubrieron a un actor que se desenvolvía a la perfección en el papel de tío duro y fuerte, con una gruesa coraza emocional. Así le llegaron trabajos como Stander, El castigador o Tiro mortal.
Acorralado en este género, tuvo que irse a la televisión para conseguir un papel diferente. La oportunidad le llegó con Hung, una serie de la HBO. En ella interpretaba a Ray Drecker, un entrenador de baloncesto que está pasando por un mal momento y que decide prostituirse para ganar un dinero extra. Este personaje desenfadado y ridículo le vino como anillo al dedo y formó un tándem perfecto con Jane Adams. Ambos fueron nominados a los globos de oro: él como mejor actor de comedia y ella como actriz secundaria.
Thomas Jane ha trabajado como director en tres ocasiones. La primera fue en el año 2000 con la película de animación Jonni Nitro, una obra que pasó desapercibida por su poca publicidad. En 2009 nos regaló su segundo trabajo: Dark Country. Esta es una película de terror e intriga en la que una pareja recoge a un superviviente de un atropello, interpretado por el propio Jane, que les obliga a cometer una serie de crímenes. Pese a que no fue una producción muy taquillera, la película obtuvo buenas críticas y le ha valido como carta de presentación para conseguir la financiación para su última película: el western, no estrenado en España, A Magnificent Death from a Shattered Hand.
Este actor ha encontrado su lugar en el cine de acción, un género que conoce perfectamente y que ha marcado su forma de dirigir cine. Sin embargo, también ha demostrado que es capaz de desenvolverse bien tanto en la comedia como en el drama. No es una de las grandes estrellas de Hollywood, pero gracias a su esfuerzo ha conseguido convertirse en una cara conocida para el gran público.