El turista es una de esas series que tiene suficiente con una escena para convencerte de quedarte un rato más con ella. Un hombre (Jamie Dornan) conduce por la carretera en mitad del desierto de Australia. Pronto se da cuenta que el camión que va detrás suyo quiere embestirle y, cuando cree haberle perdido, su vehículo empieza a dar vueltas de campana. Cuando despierta en el hospital, no recuerda absolutamente nada y tampoco tiene identificación. Esto es un problema cuando estás en mitad de la nada, no tienes el acento local y encima tienes asesinos pisándote los talones por motivos que desconoces.
De la misma forma que este inicio puede recordar a El diablo sobre ruedas, la primera película de Steven Spielberg, es imposible no pensar en otras obras a la hora de describir esta coproducción británico-australiana que se puede ver en HBO Max. Por ejemplo, el interés del hombre anónimo en reconstruir su identidad recuerda a Memento de Christopher Nolan, por supuesto, pero posiblemente beba más del Fargo de los hermanos Coen y de la versión televisiva de Noah Hawley, sobre todo por la combinación de thriller, crímenes y un sentido del humor negro presente en todo momento.
Punto de partida
Un hombre despierta en un hospital sin recordar nada, ni su propio nombre: es un problema sobre todo si hay quienes le persiguen para liquidarle
La primera escena recuerda a 'El diablo sobre ruedas', la primera película de Steven Spielberg rodada en 1971.
Los creadores, Harry y Jack Williams, que han firmado series como Lies, no pretenden reinventar nada. The tourist, de hecho, tiene aroma de proyecto personal en clave de divertimento: como si los autores se quisieran demostrar que pueden sacar adelante una obra simpática que beba de las series y películas que tanto disfrutan. Aquí tenemos situaciones y personajes que hemos visto de alguna forma en otras ocasiones. ¿Y es malo que The tourist sea una obra derivativa? Que va, ni mucho menos.
Lo que importa es que los hermanos Williams saben colocar la acción, aislar a los personajes aprovechando el desierto de Australia que les permite adentrarse en el terreno del neo-western a nivel estético (el villano interpretado por Ólafur Darri Ólafsson lleva sombrero y actitud de vaquero de toda la vida) con la ayuda de la dirección de Chris Sweeney, y tiene dos personajes que cautivan con el paso de los episodios: el hombre anónimo y la agente Helen Chambers (Danielle Macdonald).
Danielle Macdonald, una excelente agente poco acostumbrada a la violencia.
Ella es un personaje atractivo por dos motivos: porque es una policía afable que se encuentra con un caso sangriento para el que en teoría no estaba preparada y porque tiene una subtrama sobre los malos tratos psicológicos que permite apoyarla por partida doble. Danielle Mcdonald está sobresaliente, toda ella humanidad en su descubrimiento de una valentía reveladora, y poniendo de su parte en la dinámica que establece con un Jamie Dornan que demuestra (por enésima vez) que es mejor actor de lo que dejaba entrever Cincuenta sombras de Grey.
Y es que en The Fall no palidecía al lado de Gillian Anderson (una de las bestias más pardas de la televisión) en la piel del psicópata más atractivo del Reino Unido. En Belfast de Kenneth Branagh, actualmente en cines, prueba que tiene un talento calmado y una fisonomía muy cinematográfica. Y aquí Dornan aguanta el peso de la ficción con naturalidad y humildad, permitiendo que los seis episodios de El turista sean un entretenimiento notable para quienes sienten afecto por un Fargo en las antípodas.