El extraño (2022), de Thomas M. Wright

Una extraña película australiana, más extraña todavía que el sospechoso de un asesinato que le da título. Está basada en hechos reales.

Mark logra forjar una relación con Henry, necesitado de trabajo, y al que la policía considera sospechoso de la desaparición y seguramente asesinato de un niño en 2002. El quid de la cuestión es ofrecer la sensación de que la organización clandestina donde supuestamente está empleado Mark le va a ofrecer una oscura ocupación al margen de la legalidad, y donde no habrá violencia, pero el otro debe ser honesto acerca de su “background”, le cubrirán ante cualquier delito del pasado, pero deben saberlo todo sobre él.

Se supone que lo original del film escrito y dirigido por Thomas M. Wright es el modo de contar la historia, la parsimoniosa puesta en escena, el sonido y la música, la fotografía oscura, los flash-backs de Henry con el chaval... Y sugerir que la complicidad que se crea entre el detective Mark y el otro es tal que se sentirá mal cuando el cerco se estrecha; incluso el parecido físico que muestran los personajes interpretados por Joel Edgerton y Sean Harris, ambos con barba y moñito, invita a pensar en lo que se parecen, en cierto mimetismo que lleva incluso a una dudosa atracción sexual, en que uno para los pies al otro.

Pero sea como fuere, la realidad es que todo es bastante confuso, y se podría decir que no es que las piezas acaben encajando al final, sino que simplemente. de algún modo, se acaba disipando la niebla que cubre casi toda la narración, hasta que, por fin, aleluya, entendemos. Un viaje incómodo, en que la mayoría de los espectadores acabarán mareados, sino colisionando, como ocurre literalmente en una escena del film.