The Dating Game Killer: Rodney Alcala, el asesino en serie que ganó un concurso de citas

Rodney Alcala, el asesino en serie que ganó un concurso de citas

Las caras del mal

‘The Dating Game Killer’ fue un alumno aventajado del cineasta Roman Polanski

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Rodney Alcala, el asesino en serie que ganó un concurso de citas

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“Nuestro soltero número uno es un exitoso fotógrafo cuyos inicios se remontan al día en que su padre lo encontró en un cuarto oscuro a la edad de trece años, completamente revelado”, decía el presentador The Dating Game sobre su primer participante, Rodney Alcala. El concurso de citas era una especie de Vivan los novios a lo americano donde una mujer elegía a su futura pareja entre tres candidatos. Sin embargo, cuando Cheryl optó por el descarado de Rodney no sabía que era un asesino en serie, pero sí que le infundía miedo. Al marcharse juntos, algo en él le dio escalofríos y la joven decidió no volver a verle. Fue la mejor decisión que tomó.

Hasta ese momento, el denominado The Dating Game Killer había matado ya a cuatro mujeres y violado a otras dos. Un año después de ganar este programa de televisión, la Policía detenía al que fuese alumno aventajado de Roman Polanski. Tuvieron que pasar veinte años y celebrarse tres juicios para que lograsen condenar a este asesino en serie . Veredicto: la pena de muerte.

La señal

Rodrigo Jacques Alcala Buquor, su verdadero nombre, nació el 23 de agosto de 1943 en la localidad texana de San Antonio (Estados Unidos), aunque poco después se mudaron a México. Fue allí donde su padre, Raoul Alcala Buquor, abandonó a la familia. El niño tenía 11 años. Tras este varapalo emocional, la madre cogió a sus cuatro hijos y se mudaron a un suburbio de Los Ángeles donde iniciaron una nueva vida. Las siguientes referencias sobre Rodney las encontramos cuando tenía entre dieciséis y diecisiete años.

Fue en esa época cuando el joven decidió alistarse en el ejército norteamericano, pero un fuerte episodio psicológico (un ataque de nervios) le llevó al psiquiatra. Tras su evaluación, los expertos determinaron que Alcala no era apto como soldado. Aquella fue la primera señal de que algo no iba bien en su mente, pese a su alto cociente intelectual. Tenía un IQ de 135.

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Rodney Alcala, de joven

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Como el tema del ejército no funcionó, Rodney decidió estudiar en la Escuela de Bellas Artes de la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles) y se graduó. Sin embargo, durante su etapa universitaria comenzaron a emerger sus impulsos criminales. Su primer delito: la violación y agresión de una niña de ocho años.

Todo ocurrió cuando en 1968, Rodney secuestró a la pequeña Tali Shapiro en plena calle. Había estado merodeando en busca de una víctima hasta que encontró a la pequeña. La subió a su coche y la llevó al apartamento que tenía alquilado en Hollywood. Una vez en el interior de la vivienda, el estudiante cogió una tubería de metal y golpeó brutalmente en la cabeza a la menor. Tras violarla de forma salvaje y provocarle una grave hemorragia vaginal, Alcala huyó.

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Tali Shapiro, primera víctima de Rodney Alcala

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Gracias a un testigo que vio el rapto y llamo rápidamente a la Policía alertando del suceso, Tali logró sobrevivir aunque con importantes secuelas físicas y psicológicas. “Realmente pensé que estaba muerta”, explicó uno de los agentes al ver a la niña inconsciente.

Como las autoridades lo estaban buscando, Alcala puso tierra de por medio, se mudó a Nueva York, cambió de nombre haciéndose llamar John Berger y se matriculó en la universidad para estudiar cine con el mismísimo Roman Polanski. De hecho, el criminal fue uno de los alumnos más aventajados del cineasta. Además, dio clases como profesor de arte en un campamento en New Hampshire en el verano de 1971. Pero tras esta aparente normalidad, se escondía un asesino en potencia.

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Cornelia Crilley, asesinada por Rodney Alcala

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Su primer asesinato llegó poco antes del campamento. Rodney violó, estranguló y mató en su apartamento de Manhattan a la azafata de Trans World Airways, Cornelia Crilley, de 23 años. La Policía no consiguió reunir pruebas para encontrar al culpable hasta pasados cuarenta años.

Entre tanto, las autoridades de California, que seguían buscando al responsable de la violación de Tali Shapiro, enviaron un retrato robot del agresor sexual a todas las oficinas de correos. Dos niños del campamento reconocieron a su profesor en dicha imagen y este fue inmediatamente detenido y extraditado al estado californiano.

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Rodney Alcala, en una de sus primeras detenciones

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Durante el juicio y ante la negativa de los padres de Shapiro de que la niña testificase, el tribunal condenó a Alcala a treinta y cuatro meses de prisión por abuso sexual de menores y no por intento de homicidio en primer grado. Lo registraron como delincuente sexual y tras diecisiete meses obtuvo la libertad condicional. Dos meses después, Rodney volvió a atacar a una menor, Julia, de 13 años. Por esta violación fue enviado nuevamente a prisión hasta 1977 y, al salir, volvió a asesinar.

En esta ocasión se valió de su profesión como fotógrafo para conseguir una cita y tener una sesión con una joven aspirante a modelo. “Tenía mucha facilidad de palabra y engatusaba a las chicas”, aseguró uno de los detectives que llevaron el caso. Se mostraba tan encantador que lograba convencerlas “para que posaran para él y funcionaba una y otra vez”.

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Fotografías de las víctimas de Rodney Alcala durante uno de los juicios

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Ellen Jane Hover, de 23 años, ahijada de Dean Martin y Sammy Davis Jr., fue una de las primeras chicas que cayó en la trampa de Alcala. Este depravado con una “personalidad narcisista maligna con psicopatía y sadismo sexual”, según documentó un psiquiatra militar tras evaluarlo, violó y mató de forma brutal a la joven cuyo cuerpo apareció mutilado en los alrededores de una finca en Westchester.

Los investigadores no relacionaban los asaltos ni el crimen anterior con Rodney quien, al estar registrado como delincuente sexual, utilizaba un alias falso para conseguir trabajos. Uno de ellos, le llevó a ser tipógrafo del diario Los Ángeles Times, empleo que compaginaba haciendo fotografías a mujeres, principalmente a adolescentes, siempre bajo una temática sexual. Su portafolio estaba repleto de imágenes de alto contenido erótico e, incluso, de escenas de sexo explícito que mostraba a sus compañeros para alardear.

Buscando novia en televisión

El carisma de Rodney Alcala era tal que algunos expertos llegaron a compararle con Ted Bundy, el asesino de estudiantes . Lo demostró durante su participación en The Dating Game de la cadena ABC, un concurso de citas donde una mujer elegía a su pareja entre tres candidatos después de varias pruebas y preguntas. Una especie de Vivan los novios de Telecinco pero a lo americano.

Así fue su presentación como uno de los concursantes en 1979: “Nuestro soltero número uno es un exitoso fotógrafo cuyos inicios se remontan al día en que su padre lo encontró en un cuarto oscuro a la edad de trece años, completamente revelado. Entre tomas se le puede encontrar haciendo paracaidismo o motociclismo. ¡Por favor demos la bienvenida a Rodney Alcala!”.

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Rodney Alcala, durante el concurso de 'The Dating Game'

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La soltera que terminó eligiéndolo fue Cheryl Bradshaw: cayó rendida a sus encantos. Todo el mundo (presentador, público y la propia soltera) estaba fascinado con las respuestas ingeniosas y picantes de Rodney. Cada vez que hablaba, le aplaudían. De ahí que la joven decidiese marcharse con él. Pero al salir del plató, Cheryl tuvo un mal presentimiento. La actitud lúgubre del concursante le hizo dudar. Por un lado, era “muy callado” y, por otro, “te interrumpía e intentaba imponerse. Empezó a ser muy desagradable y grosero y a mostrar una actitud intimidante. No solo acabó por no gustarme nada... creo que ha sido el tío más siniestro con el que he estado”.

Ni el programa de televisión ni la propia Cheryl podían imaginarse que tenían delante a un asesino en serie.

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Cheryl Bradshaw, la soltera que eligió a Rodney Alcala en 'The Dating Game'

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Ese mismo año, mató a Jill Barcomb, de 18 años, a la que encontraron en un barranco a la orilla de Mulholland Highway; a Georgia Wixted, de 27, en su apartamento de Malibú; a Charlotte Lamb, de 32, en el cuarto de la lavandería de un edificio de apartamentos en El Segundo; y a Jill Parenteau, de 27, en su piso de Burbank. Además, violó a Monique Hoyt, de 15 años, a la que dio por muerta tras intentar asesinarla. Afortunadamente, sobrevivió.

Su última víctima, Robin Samsoe, de 12 años, no corrió la misma suerte. “Un extraño se acercó a nosotros en la playa, y le pidió a Robin que posara para él. Se fueron juntos, y no volvimos a verla”, declararon los amigos ante la Policía dando una descripción detallada del asesino.

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Robin Samsoe, niña asesinada por Rodney Alcala

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Cuarenta años de pesquisas

A partir de ahí, los investigadores elaboraron un retrato robot del criminal y comenzaron a distribuirlo. Entre las llamadas que recibieron reconociendo a Rodney, la de su agente de la condicional. Teniendo el nombre real del presunto asesino localizaron una taquilla en Seattle. En su interior guardaba miles de fotos de mujeres jóvenes y niñas desnudas posando para él, además de una bolsa con pendientes. Uno de los pares pertenecía a Robin.

En los siguientes años se celebraron tres juicios para acusar a Rodney Alcala del asesinato de Robin Samsoe (de los anteriores tuvieron que pasar casi cuatro décadas para confirmar que The Dating Game Killer era el verdadero responsable). El primer jurado lo condenó a la pena de muerte, pero la Corte Suprema de California rechazó el veredicto al considerar que el acusado no tuvo un juicio justo. Parece ser que uno de los testigos cometió perjurio.

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Retrato robot de Rodney Alcala

Policía

En 1986 se llevó a cabo un segundo juicio donde los miembros del jurado volvieron a sentenciarlo a la pena de muerte. Pero tampoco se llevó a efecto porque la defensa de Alcala argumentó que el tribunal le impidió presentar pruebas relevantes. El juicio fue anulado y Rodney se pasó los siguientes años de apelación en apelación. Incluso en 1994 publicó un libro titulado You, the Jury en el que se quejaba del trato recibido por parte de la administración.

Tuvo que llegar el año 2010, para que Alcala se enfrentase a su tercer juicio por el asesinato de Robin Samsoe. Pero en esta ocasión, las autoridades añadieron cuatro crímenes más. Gracias a las muestras de ADN encontradas en las cuatro víctimas de Los Ángeles entre 1977 y 1979, se demostró que Rodney era culpable.

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Rodney Alcala, durante su juicio en 2003

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Ante las abrumadoras pruebas, Rodney cambió de estrategia y, emulando a Ted Bundy, se representó a sí mismo haciendo de abogado y de declarante a la vez. A lo largo de cinco horas, el acusado se autointerrogó impostando la voz y autopreguntándose cosas como: “Rodney, por favor, ¿nos hablarías sobre tu pelo?”.

En el interrogatorio ejercido por la fiscalía salieron los asesinatos de Robin y de las otras cuatro mujeres estranguladas en Los Ángeles, algo que negó rotundamente. Pero para entonces, la Policía de California tenía un as en la manga. Semanas antes del juicio, se publicó más de un centenar de fotografías (las encontradas en la taquilla) de mujeres que posaron para él. El objetivo: que alguien las reconociese y poder hablar con ellas. Y lo consiguieron.

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Christine Thornton, una de las víctimas de Rodney Alcala

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Algunas de ellas se acordaban de él y de cómo fue su encuentro fotográfico, y muchos familiares informaron que quienes aparecían en dichas imágenes seguían desaparecidas. Una de las modelos fue Cynthia Libby que por entonces tenía 16 años y que explicó cómo “era tan fácil confiar en él. Tenía una manera de hablarle a la gente que hacía que una se sintiera cómoda”. Pero tras enterarse de quién era Rodney afirmó en una entrevista que “todavía lo paso mal pensándolo. Podría haber sido una de esas chicas asesinadas”. Y no le faltaba razón, Alcala era “un monstruo depredador”, aseguró el vicefiscal del condado de Orange, Matt Murphy. Ya se lo avisó el propio asesino a Libby: “Podría hacerte lo que quisiera y no se enteraría nadie”. Ambos se encontraban en un barranco solitario al sur de California.

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Rodney Alcala en 2010

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Tras este tercer juicio, el jurado lo tenía claro: Rodney Alcala era culpable de cinco asesinatos en primer grado. Lo sentenciaron a la pena capital. A este veredicto se sumaron dos cadenas perpetuas simultáneas por los homicidios de las dos chicas de Nueva York. En 2013 pudieron demostrar que Christine Thornton, embarazada de seis meses y cuyo cuerpo fue hallado en Wyoming en 1982, era una de las modelos que aparecían en el portafolio del The Dating Game Killer. Y en 2016 las pruebas de ADN confirmaron que el asesinato de Christine Ruth fue obra de Rodney. En estos dos últimos casos tardaron casi cuarenta años en identificarlas.

A sus 75 años, Alcala espera su ejecución desde el corredor de la muerte de Corcoran (California) a falta de que se suspenda la moratoria dictada por el gobernador del estado para dichos ajusticiamientos. El día que suceda, este asesino en serie caminará por la milla verde y se sentará en la silla eléctrica.

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