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Se podría decir que Netflix está en racha porque, después de conseguir un buen estreno en febrero con 'Avatar: La leyenda de Aang', ya tiene su éxito de marzo, la serie 'The Gentlemen', creada por Guy Ritchie y basada en su propia película, estrenada en 2019 y con Matthew McConaughey, Charlie Hunnam, Hugh Grant como protagonistas. Ahora, la versión televisva, con Theo James y Kaya Scodelario, se presenta como un título palomitero que apuesta por los mafiosos y el enredo, pero con el sello autoral de su responsable presente aunque un poco diluido. Una propuesta ligera, entretenida y con un dúo principal extremadamente atractivo.
Si por algo es conocido Guy Ritchie —además de por ser exnovio de Madonna— es por la colección de granujas que pueblan sus filmes de gánsteres, las escenas de acción y persecuciones de coches disparatadas, la atmósfera cargada y los cielos grises británicos, generalmente londinenses, y unos toques de humor negro. Y todo eso está en la serie 'The Gentlemen', solo que en esta ocasión, su primera incursión en el formato seriado (dirige los dos primeros capítulos y coescribe los guiones junto a Matthew Read) tiene más espacio para desarrollar el universo, con ocho episodios de entre 40 minutos y una hora, lo cual juega a ratos a favor y otros en contra del resultado. No era aquella su mejor película (si tenemos que elegir, 'Snatch, cerdos y diamantes' era mucho mejor), pero funciona bien como base.
Aquí, el cineasta no se esfuerza en reinventarse y se aferra a una fórmula que ya tiene bien testada. Eddie Hornimans (James), el protagonista, es el segundo hijo de una familia adinerada y trabaja en las Fuerzas de paz de la ONU hasta que le llaman para volver porque su padre está a punto de morir. Cuando despicha, él descubrirá tres cosas que marcarán el transcurso de los acontecimientos: que ha sido nombrado heredero del título de duque y de todos los bienes y activos porque su hermano mayor es un tarambana, que este tiene una deuda de varios millones de libras con unos mafiosos y que bajo su palacete se esconde un negocio de plantación de marihuana que lidera una mujer llamada Susie Glass (Scodelario).
Solucionar la papeleta de su inestable hermano será el punto de partida de una trama llena de giros locos que siempre responde a una máxima del enredo: cuando la situación parece que va a solucionarse, sucede algo que la empeora. Y todo ello inmerso en un mundo de bajos fondos con criminales idiotas, peleas de boxeo, coches de lujo, mesas de billar y, sí, también caballeros de alta sociedad y buena planta que viven en mansiones con paredes forradas de madera y que cogen el helicóptero para ir a hacer negocios. Ese universo dual que nos resulta doblemente lejano al común de los mortales —los que ni traficamos con droga ni estamos podridos de dinero— es una de las grandes bazas de la serie. La otra, sus dos protagonistas que tienen una enorme química a pesar de que no se subraye una tensión sexual no resuelta.
"Hay veinticuatro duques en este país y este parece ser el único que sabe manejarse en los círculos de la alta sociedad y volarle la cabeza a alguien sin que le preocupe", dice Susie de Eddie en el tercer episodio, definiendo a la perfección cómo es el personaje pero también el leitmovit de la serie, la cual no deja de ser un batiburrillo de los greatest hits de Ritchie (incluso, los más críticos podrían ver aquí casi la obra de un imitador que la del propio autor y no les culparía) pero con suficiente carisma para que siga mereciéndonos la pena darle al botón de "siguiente episodio", especialmente por las pinceladas de humor.
Sí es cierto que la expansión de los límites de la película al formato seriado aminoran el ritmo acelerado del cineasta y a ratos acusa de demasiada exposición y, sobre todo, de reiteración. Ese es su principal problema. No es fácil mantener un ritmo espídico constante durante ocho horas, pero en general la serie es suficiente animosa y entretenida para darse al maratón.
Puntuación: 7/10
La serie de... los fans de 'Peaky Blinders' que quieran cambiar el coche de época por un Ferrari
Te gustará si... te gustan las series de mafias con la testosterona subidita.
No es para ti si... esperas que la serie pase el Test de Bechdel.
Nací en Wisteria Lane, fui compañero de piso de Hannah Horvath y 'Chicago' me volvió loco porque Roxie Hart soy yo. Tengo la lengua afilada, pero, como dijo Lola Flores, "me tenían que dar una subvención por la alegría".
