La sonrisa etrusca (2018), de Oded Binnun

El septuagenario cascarrabias Rory MacNeil está dispuesto a pasar sus últimos días en la apartada isla escocesa de Vallasay. Sólo desea sobrevivir a Campbell, último miembro de una familia con la que se ha pasado enfrentado toda la vida. Un día, el anciano visita San Francisco, donde vive su hijo Ian, con el que no se habla desde hace tiempo, que acaba de tener un bebé con Emily, su esposa. Sus anfitriones insisten en que el recién llegado se haga un chequeo médico, y cuando éste accede, recibe malas noticias. Le queda poco tiempo, pero justo en ese momento le entrarán ganas de vivir al pasar tiempo con su nieto.

Los debutantes Oded Binnun y Mihal Brezis adaptan la novela mas conocida del español José Luis Sampedro. Se mantienen fieles al texto original, salvo que el protagonista no procede de Calabria y visita Milan, sino que es escocés y acaba en Nueva York. De esta forma, resulta más creíble que lo interprete Brian Cox, nacido en Escocia. El veterano actor de Agenda oculta realiza una interpretación bastante memorable, como un hombre negativo que poco a poco trata de resolver sus conflictos, antes de su inminente muerte. Logra resultar emotivo en sus escenas de pez fuera del agua, cuando su personaje se obstina en comportarse en la gran ciudad al igual que en su pueblo, pero también consigue conmover en las escenas más dramáticas.

El film quizás no sea redondo, pues desaprovecha las numerosas subtramas, pero funciona. Además, Cox está acompañado por un sólido plantel de secundarios en el que destacan Rosanna Arquette, como conservadora de un museo, Thora Birch, en la piel de Emily, la nuera, y J.J. Feild, menos conocido pero eficaz en el rol de Ian.