The Devil's Hairpin (1957), de Cornel Wilde

Nick, un intrépido piloto de carreras de coches, se retiró después de un fatal accidente en una diabólica curva donde perdió la vida su hermano. Retirado del volante, Nick regenta ahora un café, y ha procurado pasar página. Hasta que llega un fanfarrón piloto que le desafía a una carrera. Nick recogerá el guante, aunque va a necesitar la ayuda de sus seres queridos para no morir, nunca mejor dicho, en el intento.

Típica película del subgénero deportivo de carreras de coches, con buenas escenas automovilísticas, donde el toque melodramático proviene de ese trauma del pasado que hay que superar. Por supuesto, pieza clave de apoyo es la madre –del hermano vivo y del hermano muerto–, a la que encarna Mary Astor. Cornel Wilde ejerce de hombre orquesta, por así decir, pues figura como protagonista, productor, coguionista, director y compositor musical. ¿Alguien da más?