Críticas de El proceso de Billy Mitchell (Consejo de guerra) (1955) - FilmAffinity
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El proceso de Billy Mitchell (Consejo de guerra)

Drama. Bélico Al acabar la Primera Guerra Mundial (1914-1918), cuando la aviación militar acababa de nacer y los aviones sólo servían para misiones de reconocimiento, el General Billy Mitchell vislumbra su potencial destructivo y concibe la idea de transformarlos en bombarderos y cazas de combate. Pero sus superiores se muestran muy escépticos al respecto. Cuando Mitchell emprende una campaña en favor de la creación de un Ejército del Aire, es ... [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
24 de enero de 2009
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece ser que la verdadera familia de Mitchell se quedó un tanto sorprendida del autocontrol de Billy en el film. Al parecer su genio iba más en la línea James Cagney que en la Gary Cooper. De cualquier manera esto no tiene demasiada importancia, como tampoco la tiene si las bombas lanzadas en las pruebas de eficacia aérea fueron autorizadas por el alto mando o no lo fueron. Pecata minuta. Lo realmente importante es que un hombre con principios, militar por más señas, indignado por la ceguera de unos estamentos militares que no veían más allá de sus narices y que miraban para otro lado cuando los "chalados" morían en sus "locos cacharros" se atrevió a enfrentarse al "establishment" a través del cuarto poder (¿ O es ya el primero?) y que Preminger ha transmitido su historia a través de las generaciones para que la sociedad sepa donde estaba el mítico país de los ciegos.

En el terreno cinematográfico podemos hablar de un buen trabajo de un Gary Cooper cuyo rostro delataba, más que la edad, la terrible enfermedad que le vencería pocos años después así como de las presencias interesantes de Ralph Bellamy o Rod Steiger. Preminger, como demostró en Anatomía de un asesinato, sabe manejarse bien entre las bambalinas de los juzgados y transmitir el "in-crescendo" de la tensión. Rod Steiger como "machacante" fiscal lo hace bien, pero machaca tanto que los espectadores estamos en un tris de ver destrozados todo aquello que en el curso del film habíamos ido atesorando como valores indelebles. Insistentes y machacantes filosofías etéreas en boca de un fiscal al servicio de las poltronas de dos ejércitos negándole el paso a un tercero, la Air Force, al que relegaban a sacar fotografías aéreas y poco más.

Por cierto, la predicción de Billy Mitchell del ataque japonés a Pearl Harbour no fue una frivolité de Preminger al servicio de la comercialidad de su película. No. En realidad lo dijo Billy. ¿Nostradamus revival? ¡Ahí queda eso!.
FATHER CAPRIO
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18 de noviembre de 2010
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que Otto Preminger era un director atípico. Tocaba temas polémicos y controvertidos y, en algunos casos, fue el primero en ponerse tras la cámara para desenmascarar los hechos y presentar la verdad por muy dura y descarnada que fuera. De ahí una cierta irregularidad en su carrera. Cuando se es pionero y atrevido en algo se cometen muchos fallos antes de llegar al éxito final.
Algo parecido le sucede al protagonista de esta película, Billy Mitchell. Militar de alto rango, amado por sus subalternos y odiado por los mandos superiores con los que siempre se las tuvo tiesas. Un hombre, una idea. Sin uniformes ni cortapisas. Billy Mitchell, cuya historia es totalmente cierta, tras convertirse en héroe de la Primera Guerra Mundial, se enfrentó al aparato militar, especialmente a la Marina, por defender hasta el final la tesis de que el ejército del aire debía ser cuidado y potenciado puesto que las guerras posteriores se decidirían, sobre todo, en la lucha aérea.
El ritmo de la película es pausado, como toda la obra de Preminger, aunque en esta ocasión, afortunadamente, no se excede en el metraje. Hace un buen uso del Cinemascope. Los diálogos son notables, aunque al centrarse en códigos y leyes militares, terminamos algo confusos y aturdidos. Cooper mantiene el tipo y, aunque su apostura es incuestionable, se le nota demasiado la edad para un personaje que era más joven y, además, muy vigoroso. Rod Steiger está magnífico en una de sus primeras apariciones en pantalla y, a Charles Bickford, le vienen a medida los personajes retorcidos y antipáticos.
En definitiva, una película interesante que nos cautiva más por la tenacidad e ideas del protagonista que por el resultado global de la misma.
el chulucu
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19 de febrero de 2008
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es lo que promete su título, y casi nada más. Un hombre recto y leal a su ejército, y por ende a su gran país, se rebela por una causa superior. Aquí la historia resulta que fue verídica y da que pensar si la situación de la aviación de entre-guerras era esta en EEUU qué no podría haber ocurrido con Europa de haber puesto remedio...
Preminger lo cuenta y rueda con soltura, las interpretaciones son correctas y no pude dejar de fijarme en la incipiente mala cara de Cooper, que nos dejaría por el gran mal del hombre moderno un año y medio después. De hecho, me parece que sólo rodó un par de filmes más.
Se nota que había poco presupuesto, y el que había se debió destinar a contratar al gran Gary.
Pd. Alguno recuerda al bueno de Ralph Bellamy 35 años después en una gilicomedia de Edy Murphy y el inefable Dan Aykord? Verlo joven así por sorpresa ha sido chocante.
Feldon
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8 de febrero de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Si ser un buen soldado es No ser capaz de pensar por uno mismo y decir lo que uno piensa; ser aguantador, ciego e insensible a un deber más alto… ¡pueden quedarse con mi uniforme y con lo que él representa! Si tratar de hacer algo por tu país procurando que se corrija una injusticia es ser un mal soldado, entonces me alegro de ser un mal soldado. Más allá de la justicia ciega, pesa la fe de un hombre y su conocimiento de lo que es correcto. Si ser un buen soldado es someterse silenciosamente, pasivamente ante la injusticia… ¡estoy contento de ser un mal soldado!”

Inmortal discurso que, salido de la boca de exgeneral, William Mitchell, tiene un valor enorme en tanto que hace claridad sobre el deber ser de cualquier soldado del mundo, porque, en cualquier caso, el deber sagrado de Todo hombre es servir a la Verdad y a la justicia, y esto está por encima de la patria y de las instituciones de cualquier índole.

Ya con esto, queda más que validada esta controvertida película del director, Otto Preminger, en la que se exalta la labor de, William Lendrum Mitchell (1879-1936), un piloto que había nacido en Niza, Francia, y que, durante la I Guerra Mundial, se convertiría en el máximo comandante de la Fuerza Aérea estadounidense.

Billy Mitchell, era un hombre brillante e inconforme que se dolía del escaso respaldo que tenía la aviación dentro del Ministerio de Defensa y entre los altos mandos militares que, en su contra, abogaban por estrechar más y más este presupuesto. Así, sus hombres volaban a riesgo de sus vidas, pues, los aviones contaban con muy bajo mantenimiento, y el Estado daba cuenta de una muy pobre visión de futuro, mientras que él vivía tan aventajado que ya calculaba las altísimas velocidades que un día alcanzarían los aviones, y hasta fue capaz de pronosticar el ataque aéreo de que, un día, sería víctima, Pearl Harbor.

Cuando, en 1925, uno de sus aviones se pierde en una tormenta causando la muerte a tres de sus hombres, Billy Mitchell la emprende contra el Ministerio de Defensa y hace pública una declaración que, bien sabe, lo pondría ante un consejo de guerra. Lo que sucedió entonces, haría historia… y, Mitchell, quedaría como valiosísimo ejemplo de la suerte de hombre que eligió la verdad y la justicia contra cualquier tipo de consecuencias. No por nada, en 1948 y de manera póstuma, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de Norteamérica, le daría una condecoración especial por sus valiosos servicios.

<<EL PROCESO DE BILLY MITCHELL>>, la película que sobre este famoso caso realizara el director, Otto Preminger, sufriría algunos reveses. Primero, sus guionistas, Michael Wilson, Dalton Trumbo y Ben Hecht, no pudieron aparecer en los títulos de crédito porque ya habían sido incluidos en la lista negra durante la oprobiosa Caza de Brujas, y entonces los autores de la historia, Milton Sperling y Emmet Lavery, figuraron como tales. Después, el filme fue prohibido en varios países (España y Argentina, entre estos); y como ñapa, no faltaron los “críticos de cine” que la acusaran de atacar la honorabilidad castrense.

Sin embargo, es indudable que faltó más fuerza en la ejecución de este proceso y que, al contrario de lo que se dijo, se actuó de manera muy laxa con las fuerzas militares. Pero, en cualquier caso, esta es una película necesaria porque sienta un magnífico precedente.

Titulo para Latinoamérica: CONSEJO DE GUERRA
Luis Guillermo Cardona
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17 de septiembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran Otto Preminger transmitió el injusto consejo de guerra y la sentencia contra un visionario, un general americano que perdió sus galones en defensa de la aviación y de los pilotos, de la importancia de los mismos en la siguiente Guerra Mundial, avisando a EEUU y a su ejército de un posible ataque a Pearl Harbor de los japoneses, ataque que finalmente se produjo aunque él ya había muerto.

Juicio militar sin prácticamente ninguna garantía como bien denuncia Preminger, con unos militares rancios que no admitían los avances científicos, ni los paracaídas, ni la importancia de la aviación tanto civil como militar, ni la muerte de los acorazados como el propio Billy Mitchell se encargó de demostrar y la importancia de un nuevo barco de guerra para transportar a los aviones, los portaaviones, fundamentales en la II Guerra Mundial hasta nuestros días.

Gary Cooper da vida al defenestrado general, dando muestras ya de la enfermedad que pocos años después segó su vida, en uno de sus papeles sobrios y eficientes.

Interesante, 6.

Dejo una mínima biografía de Billy Mitchell.

William Lendrum Mitchell o Billy Mitchell (Niza (Francia), 29 de diciembre de 1879 - Nueva York (Estados Unidos), 19 de febrero de 1936) fue un aviador estadounidense de origen francés.

Se alistó en la armada y prestó servicio en la Guerra Hispano-Estadounidense. Se convirtió en el máximo comandante aéreo de los Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial, iniciando bombardeos en masa y liderando un ataque que implicó a 1.500 aeronaves. Extrovertido partidario de una Fuerza Aérea autónoma, vislumbró el reemplazo del acorazado por el avión de bombardeo.

Cuando un aeróstato de la armada se perdió en una tormenta (1925), acusó a los departamentos de guerra y marina estadounidenses de incompetencia; inculpado de insubordinación, fue juzgado en consejo de guerra y suspendido de su deber. Renunció en 1926 pero continuó defendiendo a la fuerza aérea y advirtiendo de avances por parte de aviones extranjeros. En 1948 fue póstumamente homenajeado por la nueva Fuerza Aérea de los Estados Unidos con una condecoración especial.
andeltor
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