The Code

Primera imagen: Dos joyeros con un maletín se disponen a cruzar la ciudad en metro (si en metro, porque dicen que así pasarán inadvertidos, ¡inaudito!) mientras charlan animadamente. Al pasar cerca de unas obras suena un guitarreo español y unas inconfundibles castañuelas...¡¡oh my God es Antonio Banderas!! A la escenita sólo le faltaban las azúcar moreno vestidas de faralaes cantando aquello de "tus ojos bandido, robaron con cuento..."

Si, por mucho que lo intente, por mucho que quiera evitarlo (si es que realmente quiere) Antonio en Hollywood, siempre será ese españolito gracioso que se lió con Melanie Griffith y que siempre ha presumido de tener un culazo. Sus papeles siempre encasillados en el típico latino potente que se liga a la buenorra de turno puede que hace años tuvieran su gracia, ahora resultan un patético intento por no querer envejecer.

La película en si es un tanto vacía, con un guión agarrado por los pelos y muchos errores en el montaje, pero es imposible concentrarse en este tostón, teniendo a Banderas en cada plano, poniendo caritas de gigoló, con la mierda de la musiquita de fondo (como se pega la jodía!) y con ese mechón de pelo engominado que se le cae "sugerentemente" por la frente acentuando una prominente calvita.

Antonio sólo te voy a decir dos palabras: saber envejecer. Que para tus casi cincuenta años estés es buena forma y aún hagas las delicias de tu Melanie me alegra un montón, pero no puedes seguir eternamente interpretando los papeles que hacías cuando tenías 30, o pronto te convertirás en una Ana Obregón cualquiera.

Por cierto, ni el gran Morgan Freeman logra salvar este esperpento. Un desastre con todas las letras.

Efectivamente, no estamos ante una película que pasara a ser recordada, al hacer una hipotética lista, con el topkapi, (referencia cinematográfica empleada por Banderas en la película, en una conversación con Freeman, para referirse a este tipo de robos), como leiv motiv, ni será pasto de ningún medianamente sesudo coloquio, entre otras cosas, porque no creo que esa haya sido en absoluto su aspiración, (así, a vuela pluma, que yo recuerde desde la poderosa The score-2001, de Frank Oz, ninguna de las estrenadas de este género, han sido mejores que esta que nos ocupa).
Nos encontramos ante una entretenida, y a ratos divertida película, con alguna que otra escena de acción, (Banderas trepando al techo del metro neoyorquino, mientras este circula a toda pastilla, siendo a su vez vilmente tiroteado por los unos policías que pasaban por allí, tras sorprenderle en plena sirla suburbana), hecha a mayor gloria de nuestro Antonio Banderas, con un argumento mil veces visto, (preparativos y ejecución del robo de unas valiosas piezas, en este caso unos valiosísimos huevos imperiales de Fabergé), pero resultona, y que da justamente lo que ofrece, un lozano y simpático Banderas, (aquí vendrían bien unas notas de guitarra española) , poniendo otra pica en Hollywood, con una producción más o menos lujosilla, Morgan Freeman y Robert Foster acompañando la función, además de una guapísima y despampanante Radha Mitchell luciendo palmito y mirando con ojos de carnero degollado al ínclito Antonio, antes, durante y después de sus correspondientes coitos.

La recurrente pregunta "¿Ha hecho Banderas alguna película buena en Hollywood?" con la que alguien siempre responde cuando otro dice aquello de que "Banderas abrió el paso para los españoles en Estados Unidos" tiene otro ejemplo para una posible respuesta en su contra. Además, a estas alturas es significativo que sea aparecer Antonio, ponerse meloso y sonar una guitarrita a lo "Don Juan de Marco". Ya podrían pensar los Mimi Leder de turno en obviar semejante topicazo latin lover. Esta señora a la que recordarán por "Deep Impact" o "El pacificador" viene aquí a ofrecernos un thriller desganado, tan bobo que hubiera funcionado mejor si se lo tomaran en broma, pero no, va en serio, y entre bostezo y bostezo uno se pregunta 15 o 20 veces ¿Qué hace un Morgan Freeman como tú en un petardo como éste?. Historia de engaños, de robo de joyas, de mensaje ñoño y muy desnutrido argumentalmente de que el amor vale más que todo el dinero del mundo... Todo muy light, prescindible.

Jodé, qué corte. Todo en esta película está trillado, más que visto, todas las técnicas, los trucos... Lo poquito que hay, está supervisto. También hay trampas descaradas en el argumento pero ya con un sabor rancio.
Lo único que se salva son los dos o tres minutos finales (también porque ves algo aliviado que se acaba).
Además, y es una apreciación personal, definitivamente no me va Banderas con actores americanos, no me cuadra. Le veo en la pantalla y me viene a la cabeza Melanie, su hija, Puerto Banús... Y si encima de fondo tocan la guitarra, pues como que definitivamente no lo vuelvo a ver a más en el cine.
Insustancial.

Hasta las narices estoy ya de escuchar que Morgan Freeman arregla con sus actuaciones una película, o que le da categoría, u otras sandeces...

Para mí es un actor genial, pero se ha encasillado en hacer "su puto papel" de una manera bochornosa, tanto que hasta parece llevar la misma ropa en todas sus películas, y que sí, que lo hace bien, el papel del personaje experimentado en lo que sea, sereno e inteligente, pero es como las 10 ultimas películas de Sean Connery, lo mismo una y otra vez cambiando escenario y personajes adyacentes.


Después de este arrebato de genio, esta película está entretenida, con un Banderas haciendo su trabajo, mención aparte del sonido de guitarrita española que suena cuando aparece, algo patético y del todo desagradable (si fuera un actor mexicano y sonaran maracas se pondría el grito en el cielo), pero que a mi parecer es lo mejor de la cinta...

Situaciones y soluciones ilógicas, increíbles, que hacen que esta cinta sea un típico "Blockbuster" del montón, de esas películas para alquilar y ver un domingo por la tarde, que entretiene, con sus trampas de guión que pretender ser sorpresas pero resultan hasta absurdas, y la típica excusa de la chica guapa como extorsión tan manida, pero bueno, como se deja ver, y no resulta aburrida, le daré un raspadito 5.

Wolf.