Yo capitán (2023), de Matteo Garrone

Seydou y Moussa son dos primos adolescentes senegales, que tienen idealizada a Europa como una suerte de paraíso terrenal, donde podrán hacer realidad todos sus sueños, como el de convertirse en futbolistas, ambos tienen prendas deportivas del Real Madrid y el Barça. Sin decir nada a sus madres, y tras ahorrar todo el dinero que han podido, emprenden un largo viaje desde Dakar, que les obligará a atravesar el Sahara para llegar a Libia, y desde ahí cruzar el Mediterráneo para llegar a Sicilia. Ya el primer eslabón de la cadena mafiosa que debe permitirles la aventura les trata de disuadir, pero ellos, jóvenes inexpertos, no harán caso. Y les tocará pasar por múltiples calamidades, una dura bienvenida al mundo real.

Valiosa película dirigida y coescrita por el italiano Matteo Garrone, quien fue premiado en el Festival de Venecia por su pericia detrás de la cámara. Muestra sin tapujos los múltiples obstáculos que deben afrontar los inmigrantes que arriesgan su vida tratando de buscar una vida mejor en Occidente, como en la tremenda travesía del desierto, con el caso de la mujer que no puede con su alma, el modo innoble en que deben esconder el dinero para que no se lo quiten los ladrones de turno, la tortura de quien desea sonsacar a un prisionero, o el hacinamiento en camionetas o en el barco. Pero también la calidad humana de ambos primos, especialmente Seydou, cuyo talante justifica el título del film, o del hombre que le salva la vida cuando toca ser vendido como esclavo para trabajar en la construcción. O como la invocación a Dios, Alá, puede atemperar los ánimos exaltados en un momento crítico, nada como rezar cuando poco más cabe hacer ya.

En un film de corte realista como el que nos ocupa, y que exige que el ritmo no decaiga, resulta arriesgado incluir momentos oníricos, pero Garrone lo hace y propicia dos momentos muy bellos, uno en torno al sentido de culpa por no haber dicho nada el protagonista a su madre antes de su partida, antes bien, negó que estuviera haciendo algún plan al respecto. Además la fotografía es muy luminosa y hermosa casi todo el tiempo, como corresponde a los lugares donde transcurre la acción, en contraste con los aspectos oscuros de la trama, o los momentos nocturnos.

Todos los actores resultan tremendamente naturales, pero es de justicia subrayar el increíble trabajo del joven Seydou Sarr, que fue galardonado también en la Mostra como la mejor primera interpretación, el premio Mastroianni.