Biografia de Pierre Teilhard de Chardin

Pierre Teilhard de Chardin

(Orcines, 1881 - Nueva York, 1955) Sabio y fil�sofo franc�s. Descendiente de una vieja familia aristocr�tica establecida de antiguo en Auvernia, pas� su infancia en el campo, en la propiedad de sus padres. Terminados sus estudios secundarios en el colegio de jesuitas de Mongr�, cerca de Lyon, entr� en el noviciado de la Compa��a en Aix-en-Provence. La promulgaci�n de las leyes de Combes sobre las congregaciones religiosas le oblig� a continuar sus estudios en Inglaterra; estudi� teolog�a en Jersey y fue ordenado sacerdote en Hastings, en 1905.


Teilhard de Chardin

Paralelamente a la vocaci�n religiosa, la vocaci�n cient�fica de Teilhard de Chardin se hab�a despertado desde la adolescencia. Durante una estancia en Egipto (1905-1908), pudo entregarse a sus primeros estudios de geolog�a sobre las formaciones numul�ticas de Mokattan. Su inter�s esencial se dirig�a, sin embargo, a la paleontolog�a; de vuelta a Inglaterra particip� en las excavaciones emprendidas en el Sussex, que deb�an dar por resultado en 1912 el descubrimiento del "Foanthropus Dawsoni" de Piltdown (desgraciadamente parece que en esa ocasi�n los sabios fueron v�ctimas de una supercher�a).

Llegado a Par�s en 1912, Teilhard de Chardin fue agregado al laboratorio de Paleontolog�a del Museo, bajo la direcci�n de Marcellin Boule; sus trabajos hasta la Primera Guerra Mundial se consagraron principalmente a los mam�feros del terciario medio e inferior de Europa. Movilizado en 1914 como cabo-camillero en un regimiento norteafricano, se condujo heroicamente (Medalla militar, Legi�n de Honor). Incluso en las trincheras de Champagne continuaba sus b�squedas, y sus hallazgos sobre la microfauna de Cernay le dieron el tema para su tesis en la Sorbona.

Titular de la c�tedra de geolog�a del Instituto cat�lico desde 1919, se doctoró en ciencias en 1922. Un a�o despu�s partió a China, donde residiría casi sin interrupci�n durante m�s de veinte a�os. Tras una peque�a excursi�n (1923-26) por la Mongolia oriental (Ordos y el desierto de Gobi), Teilhard de Chardin fue nombrado en 1929 consejero del servicio geogr�fico nacional de China.

En 1930 participó en la expedici�n del Museo de Nueva York al Asia central, y tuvo parte importante en el descubrimiento del "Sinanthropus". Desde abril de 1931 a febrero de 1932 acompa�ó la gran misi�n transasi�tica Haardt-Citro�n (el famoso "Crucero amarillo"). Director de las excavaciones de Chukutien, cerca de Pek�n, en 1932, partió en 1935 hacia la India septentrional y central con la Yale Cambridge Expedition, y en 1936, 1937 y 1938 realizó incursiones en Java (investigaciones en los dep�sitos originarios del "Pithecanthropus"). Teilhard pasó todo el per�odo de la Segunda Guerra Mundial en Pek�n y no regresó a Francia hasta 1945.

En 1947 fue nombrado director de investigaciones en la Recherche Nationale Scientiphique y, en 1950, elegido miembro de la Academia de Ciencias. Establecido en los Estados Unidos a partir de 1951, en calidad de agregado a la Wenner-Gren Foundation, todav�a realiz� dos expediciones en �frica del Sur (1951-1953); contaba m�s de setenta a�os.

A lo largo de su vida hab�a publicado numerosos estudios t�cnicos en revistas especializadas; era un gran cristiano y muy pronto sinti� la preocupaci�n de integrar sus descubrimientos dentro de una perspectiva general del "problema humano", conciliada a la vez con el dogma cat�lico y con las exigencias de la ciencia moderna. Consign� sus meditaciones en gran n�mero de escritos que segu�an in�ditos en el momento de su muerte.

En 1955 empez� la publicaci�n póstuma de sus Obras completas, bajo el patronazgo de varias personalidades cient�ficas y filos�ficas. Los vol�menes aparecidos hasta 1957 -El fen�meno humano (1955), El grupo zool�gico humano (1956), La aparici�n del hombre (1956), La visi�n del pasado (1957), El medio divino (1957)- suscitaron inquietud en el Vaticano y levantaron vivas oposiciones en ciertos medios teol�gicos. Pero al mismo tiempo han conquistado fervorosos partidarios en amplios sectores cat�licos y no cat�licos del mundo cient�fico. Quedan todav�a por publicar numerosos vol�menes. Se�alemos tambi�n la edici�n de sus Cartas de viaje (1956-57).

Teilhard de Chardin sostuvo un evolucionismo teleol�gico; a la concepci�n materialista de Darwin y del positivismo, opuso una cosmolog�a que, pese a admitir el evolucionismo, e incluso extendi�ndolo a la realidad espiritual, rechazaba una interpretaci�n puramente mecanicista y materialista del cosmos. As� expres� su fe en relaci�n con su concepci�n del universo: Creo que el Universo es una Evoluci�n. Creo que la Evoluci�n va hacia el Esp�ritu. Creo que el Esp�ritu se realiza en algo personal. Creo que lo Personal supremo es el Cristo-Universal. La materia originaria, seg�n �l, contiene ya en s� la "conciencia" como elemento organizativo, por el que la evoluci�n se configura como un proceso no puramente mecanicista, sino teol�gico.

As�, la evoluci�n de la pre-vida (mundo inorg�nico) a la vida ("biosfera") tiende a la producci�n del mundo del hombre y del pensamiento ("noosfera"), como su culminaci�n. Pero el hombre no es el punto final. El universo, el hombre y su historia tienden a un "punto omega": el Cristo c�smico, punto de uni�n de toda la humanidad ("cristosfera"). En medio de las visiones pesimistas que se alzaron a lo largo de su siglo, la obra de Teilhard apuesta por la esperanza y la alegr�a de sentirse hombre.

C�mo citar este art�culo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].