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Veterinaria para hombres heridos

Hace unos días, pero tres décadas después de recibir su primera nominación, Robert Downey Jr se ganó el Oscar como mejor actor de reparto por su interpretación del contralmirante Lewis Strauss en la película Oppenheimer.

Durante su discurso, el actor le agradeció a su “horrible infancia”, la academia de cine y su esposa Susan Downey, a quien apodó “su veterinaria”:

“Ella me encontró siendo una mascota gruñona y me rescató, me amó hasta devolverme la vida”, dijo.

Yo, que no sabía absolutamente nada de su vida personal, empecé a leer algunos artículos que me ayudasen a entender esas referencias.

Resulta que, desde antes de los 8 años, Downey Jr. comenzó a consumir drogas y fue su propio padre, el cineasta Robert Downey Sr., quien se las dio. Con el tiempo, las drogas se convirtieron en la única forma de conexión entre ambos.

Esta exposición temprana a las estupefacientes, obviamente, dañó su vida. De hecho, cuando fue nominado al Oscar por su papel protagónico en ‘Chaplin’ (1992) ya había sido arrestado varias veces por posesión de sustancias ilegales.

Pocos años después, en 1996, su carrera se fue a pique tras un control policial en el que se le requisó una pistola y grandes cantidades de heroína y cocaína. Luego, pasó muchísimos años deambulando entre clínicas de rehabilitación y centros penitenciarios.

En ese ir y venir, Downey Jr. tuvo grandes parejas. Todas ellas hicieron hasta lo imposible por ayudarlo.

Por ejemplo, entre 1984 y 1991, el actor estuvo Sarah Jessica Parker, quien intentó –muchas veces- alejarlo de las adicciones, pero, al no conseguirlo, terminó alejándose ella: “Solo puedo rezar para que no mueras”.

Con el tiempo, él ratificó la versión de Sarah:

“Me gustaba beber, tenía problemas con las drogas, y eso no vibraba con ella, en realidad, es lo más alejado de lo que ella es. Sarah me dio un hogar y comprensión. Intentó ayudarme. Estaba muy molesta por no lograr que yo mejorase”.

En efecto, Sarah Jessica no solo le dio una casa, sino también la ayuda de un contador, lo hizo obtener su primera cuenta bancaria, le regaló dos gatos persa (el Sr Smith y el Sr Scout) y lo amo a rabiar, pero… no pudo “salvarlo”.

Años después, Robert se enamoró y casó con Deborah Falconer, una multifacética artista, con quien tuvo su primer hijo: Indio. No obstante, ni el matrimonio ni la paternidad pudieron aplacar sus demonios. Al contrario, se exacerbaron mucho más.

Tras 12 años intentando cambiarlo, mientras él se escapaba de los centros de rehabilitación, nadaba entre anfetaminas y cocaína en el cuarto de un hotel o era hallado inconsciente en un callejón, Deborah no pudo más… y se marchó con su hijo.

Finalmente, en 2005, Downey Jr. fue elegido para protagonizar la película ‘Gothika’, lo cual le permitió conocer a la productora de cine, Susan Levin, su actual “veterinaria”.

Susan, en realidad, no estaba interesa en Downey Jr. Ella sabía que dos increíbles mujeres habían intentado, sin éxito, “ayudarlo”.

Además, pensaba que el actor ya estaba lo suficientemente grande para rescatarse solo y, si de salvar se trataba, prefería adoptar “un perrito callejero”.

Pero, tras algunas semanas de trabajo, Susan empezó a verlo de otra manera. Era un hombre amable, inteligente, gracioso. Por eso, un día, luego del rodaje y mientras corrían en la cinta del gimnasio, él le dijo: “¿quieres ir a cenar?” y ella aceptó.

Tras esa salida, comenzaron su romance.

Entonces, Susan estuvo a punto de creer que todo lo que se decía de Downey Jr. era falso: en el set era súper responsable y en sus salidas era un tipo esplendido.

Sin embargo, el enigma era fácil de descifrar:

Susan formaba parte de “el mundo del cine”, pero nunca participó en las “fiestas descontroladas” de las que tanto se hablaba.

Hasta que, terminaron de filmar la película, y ella aceptó celebrar “a lo grande” y “el lado Darth Vader” de su novio le arruinó la noche.

Susan no esperó que el tiempo curara o empeorara la situación. Ella lo encaró de una vez: “Si te quieres quedar a mi lado, nada de esto puede volver a pasar“.

Entonces, el actor se detuvo en legendaria Pacific Coast Highway (California), arrojó sus drogas al océano y decidió dejarlas para siempre.

Downey Jr. se casó, y cambió de vida, se abrazó a la filosofía oriental, la meditación, las artes marciales y el pilates. Luego nacieron sus hijos: Exton y Avri.

Pero ¿por qué Downey Jr. cambió con y por Susan pero no lo hizo con Sarah Jessica o Deborah Falconer a pesar de lo mucho que las amo?

El actor dice que solo Susan logró que evitase “la depresión que le da el mirar atrás y la ansiedad que le ocasiona ver hacia adelante” para, finalmente, centrarse en el hoy:

“No tengo más que verla a ella”.

Pero ¿realmente se trató de Susan, del mismo Downey Jr., de lo que se formó entre ambos, del paso del tiempo, de haber tomado la decisión, de todo?

¿Por qué a veces nos cuesta años hacer algo, por más que lo intentemos, pero un día decimos “ya” y de verdad es “ya”?

Por: Jessica Dos Santos

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