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CINE

La derecha, a la conquista de Hollywood

El argumento de Super capers, película dirigida el año pasado por Ray Griggs, recuerda, a simple vista, el del agresivo, brutal y provocador tebeo de Mark Millar y John Romita Jr. Kick-Ass (cuya adaptación acabamos de ver en cine): un adolescente sin superpoderes, pero con vocación de justiciero, se enrola en un grupo de tronados aspirantes a superhéroe y vive una aventura delirante que subrayará ese tema eterno, la distancia entre la realidad y el deseo. Nathan Lee, crítico del New York Times, la definió como "un agujero negro de la comedia, del que ni un solo chiste, idea o molécula de entretenimiento puede escapar". Griggs —que, además de escribir y dirigir la película, encarnaba en ella a un superhéroe con forma de pez globo— no alcanzó precisamente la gloria en su debut, pero su segundo trabajo lo ha colocado en el ojo de un curioso huracán: I want your money, que tiene previsto su estreno norteamericano el próximo 15 de octubre, es un documental nacido para impugnar la política fiscal del Gobierno de Barack Obama y, de paso, afirmar a Griggs como la respuesta republicana a Michael Moore. La película pone un par de cosas de manifiesto: a) que en la industria del cine, la mirada conservadora se halla en franca minoría y empieza a estar harta de su posición marginal; y b) que una nueva generación de jóvenes leones de derechas está dispuesta a utilizar toda la artillería pesada del gran espectáculo para lanzar su mensaje.

"Reagan representa una era en la que no se avergonzaban de escorarse a la derecha"

Fan confeso del podio superheroico de la D.C. Comics y poseedor de su propio carrito de golf customizado con estética Batman, Griggs sugiere que en el Hollywood progresista se vive un clima de auténtica caza de brujas, hasta el punto de que muchos miembros del equipo solo aceptaron sumarse al proyecto con la condición de aparecer acreditados bajo nombre falso. El cineasta está convencido de que un demócrata infiltrado en el departamento de maquillaje conspiró para que Griggs no saliera demasiado favorecido en pantalla. Apple decidió rechazar una de sus más extrañas estrategias promocionales: una aplicación para iPhone que, vía GPS, lograba revelar la posición exacta de cada senador y congresista de Estados Unidos. Griggs convoca en su documental a líderes de opinión de la derecha radical, discute los planes de distribución de la riqueza del Gobierno y basa el impacto de su película en las animaciones digitales diseñadas por el caricaturista de la revista MAD Tom Richmond: en ellas, el ex presidente Ronald Reagan le da lecciones al actual ocupante del Despacho Oval.

De hecho, Reagan es el gran emblema de una era en la que Hollywood no se avergonzaba tanto de escorar su pensamiento a la derecha. El proceso que acabó llevándole a la Casa Blanca tuvo mucho que ver con esas formas leves del cine chorra que tan bien se le dan a Griggs, que también planea hacer una película sobre Lucifer y una adaptación del cuento infantil El viento en los sauces con efectos digitales de la escudería Peter Jackson. Cuenta la leyenda que Pat Brown, el competidor de Reagan en las elecciones para gobernador de California de 1966, usó parte del dinero de su campaña para que las cadenas de televisión locales programasen Bedtime for Bonzo (1951), la película en la que el futuro presidente compartía cartel… ¡con un chimpancé! El plan era, por supuesto, acabar con la carrera del candidato por la vía de la befa y la mofa: el plan R de ridículo. Pero a Brown le salió el tiro por la culata: las reiteradas emisiones de esa película en que el galán le daba biberones al carismático mono inoculó en el electorado la imagen de un Reagan bonachón, campechano, pura bonhomía… y pasó lo que pasó. Casi se fue el planeta a tomar viento, ya saben.

Esta emergencia de lo conservador en Hollywood que, de momento, es casi una trinchera —una nueva contracultura inversa acechando en la fábrica de sueños— tuvo su avanzadilla hace dos años, cuando dos reyes de la comedia, el director David Zucker y el cómico Ben Stein, enseñaron sus cartas con, respectivamente, la comedia American Carol —que convertía a Michael Moore en oronda diana de su arsenal de humor chusco— y el documental en defensa del creacionismo Expelled: No intelligence allowed. Ahora, Hollywood prepara su propio biopic de Ronald Reagan a todo lujo: una producción de 30 millones de dólares respaldada por Ralph Winter que, cerrando el círculo, ha sido productor de las películas de X-Men y Los cuatro fantásticos. Quizá la nueva derecha de Hollywood sea minoritaria y resulte algo chichinabesca, pero hay algo que está claro: sus sueños son épicos, superheroicos.

<b>Dando el biberón a un chimpancé, amamantó las ilusiones de toda una nación: Ronald Reagan en <i>Bedtime for Bonzo</i> (1951).</b>
Dando el biberón a un chimpancé, amamantó las ilusiones de toda una nación: Ronald Reagan en Bedtime for Bonzo (1951).JORDI COSTA

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