No me llevó mucho tiempo aceptar formar parte de este proyecto porque Alejandro es el director de Mar adentro, una de mis películas favoritas de todos los tiempos, afirma Stanley Tucci (Peekskill, Nueva York, 1960) durante una llamada telefónica que el actor hace personalmente, sin intermediarios, y comienza con un cálido Hi, how are you? A Tucci, lo más parecido a la definición de versatilidad en el mundo de la interpretación, le ha tocado en esta ocasión meterse en la piel del malo de la serie, Frank Wild, un aventurero norteamericano que, tras muchos años ganándose (muy bien) la vida buscando tesoros en el fondo del mar, acaba enfrentándose en los tribunales al Gobierno español por la propiedad de las monedas extraídas de La Fortuna, una fragata que se hundió en el litoral gaditano a principios del siglo XIX. Se trata de una ficción de seis episodios inspirada en El tesoro del Cisne Negro, el cómic firmado por el dibujante Paco Roca y el escritor y diplomático Guillermo Corral –con evidentes similitudes con Álex Ventura, el joven interpretado por Álvaro Mel– que narra un litigio parecido al que se conoció popularmente, entre 2007 y 2012, como el caso Odyssey.

stanley tucci y el reparto de "la fortuna" en el rodaje
Photo Teresa Isasi

Ni blanco ni negro

Es una historia fascinante porque Wild se considera un aventurero al estilo Indiana Jones, pero realmente está obsesionado con encontrar tesoros y ganar dinero. Desgraciadamente, vivimos unos tiempos en los que perseguir el éxito y la riqueza puede llevarse por delante a muchos seres humanos, reflexiona Tucci. Pero yo no lo juzgo porque no hablamos de algo evidente; es un hombre complejo que tiene muchas capas, algo clave para que me apetezca interpretarlo, lo de menos es que sea bueno o malo. Porque mi experiencia me dice que los personajes son complejos cuando están bien escritos.

Alejandro Amenábar, que debuta en televisión con La Fortuna tras el éxito de su último film, Mientras dure la guerra (2019), no tiene dudas de que Tucci era el actor perfecto para dar vida al ambicioso Wild. Él le ha aportado la humanidad necesaria para no ser un malo al uso y que el espectador pueda entender por qué actúa como lo hace. Stanley, además de un actorazo, es muy profesional y, como toda persona con talento, aporta muchas ideas pero siempre desde el respeto, apunta.

Trotamundos

Con profundas raíces en Calabria, Tucci pasó los primeros años de su carrera interpretando a mafiosos italoamericanos. Si eras moreno, esos son los papeles a los que tenías acceso, recuerda con humor. Desde su testimonial debut en El honor de los Prizzi (John Huston, 1985) a Camino a la perdición (Sam Mendes, 2002). Hasta que hizo caso a un profesor de interpretación que le decía ve más allá de lo cómodo, y decidió rechazar papeles que eran más de lo mismo y asumir riesgos. Entonces llegaron los personajes que le dieron popularidad, como el de Nigel en El diablo viste de Prada (David Frankel, 2006), y prestigio, como el asesino de The Lovely Bones (Peter Jackson, 2009), por el que fue nominado al Oscar. Lo que más me gusta de mi profesión es la posibilidad de transformarme en personas diferentes y de trabajaren otros países, afirma. Pasé seis semanas en Madrid rodando La Fortuna y, aunque apenas pude hacer nada debido a la COVID-19, disfruté mucho porque el equipo era estupendo. Como se refleja en esta serie, la forma de ser y de entender la vida en los países mediterráneos es muy diferente a la de EstadosUnidos, y más en un momento en que allí ha desaparecido la ironía y todo se toma en sentido literal. Por eso el actor, afincado en Londres desde hace una década, celebra que se estén diluyendo las fronteras en la industria audiovisual. Las cosas han cambiado y ahora se rueda en muchos sitios porque hay grandes directores, actores y técnicos repartidos por todo el mundo. Vivimos un momento maravilloso, dice.

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Polifacético

Tucci aprovechó este viento a favor para poner en marcha un proyecto que le rondaba la cabeza desde hace más de una década: Searching for Italy. Un programa gastronómico de la CNN en el que muestra su pasión por la cocina y por el que acaba de recibir un Emmy como mejor serie especial de no ficción. En breve comenzará a rodar la segunda temporada. Me encanta mi profesión y es muy importante para mí porque me ha convertido en la persona que soy, pero mi actitud ha cambiado con los años. Ahora soy diferente y, afortunadamente, tengo varias carreras: como actor, como director, como escritor de libros de cocina, como conductor de un programa de televisión..., explica. Y también reconoce, medio en serio medio en broma, que ser padre de cinco hijos –los dos menores con Felicity Blunt, agente literaria y hermana de Emily Blunt que los presentó en su boda con John Krasinski– le obliga a trabajar más de lo que le gustaría. Tengo que ganar dinero y eso supone que a veces hago cosas que no me apetecen pero, como nunca se sabe, puedo acabar disfrutándolas, comenta.

Tras el objetivo

Lo cierto es que Stanley Tucci nunca se conformó con ser un secundario de lujo. Desde que debutó en la dirección con Big Night (Una gran noche) en 1996, ha firmado cinco películas–la última, Final Portrait. El arte de la amistad, en 2017–, ha producido una docena de proyectos y ya pone fecha a su regreso detrás de la cámara. Me encanta dirigir, pero no es fácil fichar a los actores, encontrar financiación... Ahora hay alguna historia por ahí y espero poder rodarla en un par de años, cuenta. ¿Sabe separar su faceta de actor de la de director? ¡Por supuesto! A veces es inevitable pensar qué harías tú, pero debes asumir tu rol si no quieres volverte loco, reconoce. Y en algunos rodajes he aprendido mucho. Por ejemplo Amenábar es el director más relajado con el que he trabajado, muy paciente, muy preciso... Siempre sabe lo que quiere y cómo transmitirlo, algo que no puedo decir de otros, afirma.

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