Gracias a sus numerosos gobernantes a lo largo de la historia (romanos, austríacos y yugoslavos, por nombrar algunos), Split es una ciudad europea como ninguna otra. El resultado es una combinación única de arquitectura e historia detrás de cada rincón empedrado: ruinas antiguas, rastros al aire libre y catedrales centenarias. La ciudad parece congelada en el tiempo. Y un poco más allá encontrarás el mar Adriático, con sus preciosas playas y tranquilas aguas turquesas. Split es una ciudad perfecta para ir andando y la gente tiende a pasar estar mucho al aire libre. El Riva, conocido como la sala de estar de Split, es el paseo marítimo de la ciudad y un lugar popular para tomar un expreso y ver a la gente pasar. Relájate en las playas de Kašjuni o Bačvice o utilízalas como punto de partida hacia otras islas cercanas. Hay muchas más cosas que hacer y, a continuación, te ofrecemos algunas recomendaciones.