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Siobhan Finneran, la criada chunga de ‘Downton Abbey’ persigue a un asesino en su nueva serie

Hablamos con la actriz inglesa que se suelta la melena en ‘Loch Ness', se confiesa tímida y recuerda la vez que le confundieron con un hombre

Siobhan Finneran saltó a la fama mundial en 'Downton Abbey' dando vida a la criada Sarah O'Brien.
Siobhan Finneran saltó a la fama mundial en 'Downton Abbey' dando vida a la criada Sarah O'Brien.

La mansión de los Crawley no era Manderley, pero algo tenía de siniestra cuando aparecía la desagradable señorita O’Brien, cuyas maquiavélicas intenciones algunas veces recordaban a las de la señora Danvers de la Rebeca de Alfred Hitchcock.

La veterana actriz televisiva Siobhan Finneran (Lancashire, 1967) daba el salto a la fama mundial en Downton Abbey (2010-2015) con un personaje del que se muestra especialmente orgullosa (“Fue genial interpretar a un ser tan mezquino como ella”), pero del que renegó en 2012 tras la tercera temporada de la serie: “En principio, firmé solamente por tres entregas. Me lo pasé genial, pero decidí no continuar porque soy de esas personas que necesita amar lo que hace”. Una razón de peso, en la que la elección del personaje es definitiva. “Está claro que, como todo el mundo, yo también tengo que pagar mis facturas, pero sí necesito disfrutar con el personaje, que no pierda la razón de ser si sufre una evolución”.

Nos encontramos con la actriz en Glasgow, en el rodaje de su nueva serie, Loch Ness, que Calle 13 estrena el 24 de octubre. Dice que, en esta ocasión, tres han sido los factores que le “obligaron” a aceptar el proyecto: “Conocía al director Brian Kelly (Fortitude), con el que ya había coincidido en Downton Abbey. Me habían hablado maravillas del productor Alan Wands (Jonathan Strange & Mr Norrell). Y cuando me dijeron que estaba Laura Fraser (Breaking Bad) no pude decir que no”.

El título, Loch Ness (Lago Ness), no remite a la enigmática criatura, si no a un serial killer, el verdadero monstruo de este thriller en el que la actriz se pone en la piel de Lauren Quigley, una inspectora jefe que deberá ayudar en su investigación a una policía local (Laura Fraser). “La historia me gustó bastante”, explica. “Me gusta el hecho de que mi personaje llegue a un lugar lleno de gente rara y maravillosa. La mayoría de los personajes que pululan por aquí son fascinantes”.

En cuanto a su personaje, la actriz destaca su fortaleza, que es de esas mujeres a las que nadie le ha regalado nada. “Es buena en su trabajo, ha luchado por conseguir tener la posición que tiene, es una mujer dura”. Y bromea al comentar que, incluso, en el rodaje algunos se referían a ella como “señorita O’Brien”. “Aunque no creo que se parezcan para nada”, recalca. Lauren Quigley, tal vez, recuerde a otras policías televisivas como la de Fargo que salen del despacho para enfrentarse al horror en las calles. “No he visto Fargo, pero no creo que sea una tipa dura sin más, no es un robot. Mientras el personaje de Laura contacta más con la vida personal de la gente del pueblo, yo soy la detective que va allí a resolver el caso. Su dedicación ha provocado que no tenga vida personal, algo que, por ejemplo, no tiene nada que ver con mi personaje de Happy Valley”.

“Está claro que, como todo el mundo, yo también tengo que pagar mis facturas, pero sí necesito disfrutar con el personaje, que no pierda la razón de ser si sufre una evolución”

Palabras mayores, porque Happy Valley (2014-) se ha convertido en una de esas ficciones británicas de culto, una pequeña joya televisiva de la que esperamos una tercera temporada que no acaba de confirmarse. “La razón por la que se está retrasando habría que preguntársela a sus creadores, pero creo que lo que hace la guionista, Sally Wainwright, es brillante porque cuenta las historias que quiere contar, no lo hace porque haya que hacerlo”.

En Happy Valley, Siobhan Finneran nos muestra su lado más vulnerable, nada que ver con la señorita O’Brien. Aquí es Clare Cartwright, una ex alcohólica, que lucha contra su adicción mientras ayuda como buenamente puede a su hermana policía, papel que defiende de forma excepcional Sarah Lancashire. Pero, ¿podría ser ella misma un agente ahora que interpreta a uno en Loch Ness? “Nunca”, contesta tajante. “Soy demasiado tímida. No tengo ninguna de las cualidades que hay que tener. Algunos son héroes y yo sería una inútil. ¡No sé ni usar la radio del coche de policía!”.

En' Loch Ness' interpreta a Lauren Quigley, una inspectora jefe muy luchadora.
En' Loch Ness' interpreta a Lauren Quigley, una inspectora jefe muy luchadora.

Tras su encorsetamiento victoriano da gusto verla interpretar a una mujer de su época, sin esa marcada cara de acelga que le afea y le hace parecer mucho mayor de lo que es. Algo que, como ha comentado en más de una ocasión, lleva con absoluta deportividad (“Hay personas que me han dicho que no soy tan fea en persona. Cuando me dicen cosas así siento como si me dieran una bofetada, pero no me lo tomo en serio”), como el mismo hecho de envejecer, un handicap para algunas actrices maduras que ella, sin embargo, ha sabido aprovechar. “Envejecer ha sido lo mejor que me podía pasar porque mi carrera ha funcionado mucho mejor desde que cumplí los 40. Ahora es cuando me ofrecen más personajes que son mujeres de mi edad”.

Prueba de ello es la detective Lauren Quigley, con cuyo look se siente mucho más liberada, y es que detalles aparentemente nimios como el pelo, ella lo sabe muy bien, hacen mucho. “En Downton Abbey casi todo lo que ves era mi pelo, no llevaba peluca, sólo los rizos de la frente no eran míos. La señorita O’Brien, al igual que la misma serie, eran opresivos. Ahora, puedo dejar suelto mi pelo, lucirlo rubio y fuerte, y sentirme mucho más libre”, razona, sin cerrar la puerta a un cambio físico más agresivo: “No me importa afearme, cortarme el pelo o lo que surja, pero siempre que tenga que ver con el personaje. No dudaría en hacerlo porque en eso consiste mi trabajo”. No hay más que verla en bikini como una turista más en Benidorm (2007-2015), sitcom en la que se parodiaban las vacaciones de guiris como su personaje quemados por el sol y cebados a base de cervezas, en un resort casposo de la ciudad alicantina.

“Me llamaron ‘señor Cinnamon’. Me río al recordarlo ahora, pero entonces me pareció lo peor que me había pasado”.

Además de una apariencia más natural, otra ventaja al rodar Loch Ness ha sido la de no tener que modificar su forma de hablar: “Aunque no soy escocesa del todo ha sido genial no cambiar el acento. Yo soy de Manchester [no es del United ni del City, por si a alguien le interesa] y la verdad es que la gente de Glasgow es muy parecida, son igual de generosos y con gran profundidad de espíritu”. Un tema peliagudo el de la pronunciación si le mentamos su propio nombre. Busca un vídeo en YouTube donde varios dublineses intentan pronunciar “un nombre muy particular” que no es otro que el suyo, “Siobhan”. La actriz recuerda entonces cómo una vez, en la recepción de un hotel, pensaron que era un hombre. “Me llamaron ‘señor Cinnamon’. Me río al recordarlo ahora, pero entonces me pareció lo peor que me había pasado”.

Ventajas de no ser una persona famosa, como ella reconoce. “En EE UU no soy muy conocida, aunque la gente suele ser muy amable conmigo. Eso sí, no me gusta nada que me interrumpan cuando estoy comiendo. ¡Me gusta comer!”. No puede decir lo mismo de Reino Unido, donde la prensa especializada ha celebrado con nostalgia el estreno de Rita, Sue y también Bob, comedia de culto que protagonizó hace ahora 30 años. “No sueño con triunfar en Hollywood, lo que quiero es seguir trabajando, querer seguir trabajando en esto”.

Loch Ness se estrena en Calle 13 el 24 de octubre

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