Simone Moro defiende que su manera de hacer alpinismo no es contraria a la de Krzysztof Wielicki, Leszek Cichy o Jerzy Kukuczka, los primeros polacos que alcanzaron las cimas de los ochomiles en invierno en la década de 1980. “Era la época de los pioneros y, cuando lo eres, haces lo que es mejor para realizar algo que era imposible”, explica. “Hoy sabemos que se puede subir en invierno. Los «gigantes» de los polacos hicieron ascensiones en estilo (pesado) y nosotros, simplemente, tratamos de hacerlo diferente”.
“En otro ejemplo, en las primeras vías de escalada importaba solo subir, mientras que hoy también se mira si el estilo es top rope, red point, en libre. Todos estos son estilos modernos no son contrarios a la época de los pioneros, solo diferentes. Me gusta que la gente entienda que mi visión sobre el invierno no es contraria al estilo de 1985, solo un estilo actualizado”.
«No se hace historia en un momento, sino con años y generaciones de intentos»
¿Cómo se afronta una expedición invernal?
En invierno necesitas suerte, como en verano pero más, la meteorología es el 50% de la expedición. Es importante mantener las motivaciones y regresar, regresar, regresa cada año. No se hace historia en un momento, sino con años y generaciones de intentos.
El Nanga lleva ya décadas de intentos…
El primer intento al Nanga Parbat fue en 1987, han sido 30 años en los que los mejores alpinistas han intentado subir esta montaña de 8.000 metros. Esto demuestra cómo de difícil es hacer alpinismo de aventura y de exploración. Si estas expediciones lo hubieran intentado en verano, la mayoría habrían llegado a la cumbre. La exploración no está relacionada con la enfermedad de los resultados, no hay que ser un enfermo de la cima porque la mejor forma de no conseguirla es ir en invierno.
«Soy un hombre comunicativo pero no un enfermo de la comunicación»
¿La situación política de Pakistán puede afectar a la expedición?
Creo que la situación en el campo base es segura con la Army Security en todo el valle. Los terroristas no están tan locos como para ir al mismo lugar a repetir un ataque, cambian cada vez. Yo he construido un hospital en un pueblo del valle del Nanga, teóricamente tendría que ser el hombre más amado. Yo solamente me he encontrado con personas normales, no tengo miedo.
¿Tamara y tú vais a comunicar vuestra actividad?
Este año es el primero que no voy a comunicar nada porque creo que estaremos emborrachados de comunicaciones que llegarán del Nanga. Hay muchos equipos. Es un privilegio que, por una vez en la vida, vaya de expedición y solo piense en la escalada.
Suena raro…
Soy un hombre comunicativo pero no un enfermo de la comunicación. Mucha gente cree que voy a hacer comunicación y luego alpinismo y es justo a la inversa. He hecho un alpinismo de exploración con mis proyectos invernales, sietemiles vírgenes, nuevas vías… y la comunicación es una manera de compartir la experiencia e inspirar a otras generaciones de alpinistas. Estoy seguro de que este año habrá personas que comuniquen muy bien e inspiren, por eso me quedo tranquilo.
«Muchas historias alpinísticas de las que no tenemos dudas no tienen foto, nos fiamos de la palabra del autor»
¿Cuáles son los principales errores al comunicar?
El riesgo es hacer comunicación y luego alpinismo, es decir, poner este al servicio de aquella. La comunicación debe ser auténtica y, cuando uno tiene delante cosas que no cumplen este criterio, siempre puede cerrar la página web y no mirarla más. El problema afecta a más campos, hoy vivimos todo pegados al teléfono y al ordenador, hay exuberancia de comunicación y es importante hacer cosas auténticas y de calidad. Cumplir estas dos cosas en alpinismo cansa, cuesta tiempo y también dinero.
¿Qué hay que hacer?
La comunicación no puede ser humo. No es un contorno, es buena si es importante, verdadera e inspiradora. Si es solo marketing o notas de prensa no me gusta. Se ve rápido, cuando lees una entrevista o escuchas una historia y a los pocos minutos cambias de canal significa que las palabras no tienen alma y cuando eso pasa es una comunicación inútil.
«La gente debe pensar que hay personas que no necesitan mentir y que hay otras que sí necesitan fotos»
¿Qué opinas de las fotos para demostrar que se ha llegado a la cumbre?
Muchas historias alpinísticas de las que no tenemos dudas no tienen foto porque se hicieron en épocas en las que nos fiamos de la palabra del autor, Bonatti, Messner, Shackleton, Colón… El hombre es hoy más mentiroso porque es el estilo de nuestra sociedad para sobrevivir, pero en otros tiempos era una cosa menos frecuente. Ahora se pueden sacar fotos pero aún así no tengo dudas de la subida de Ueli Steck al Annapurna. La verdad no llega con una foto, llega con la historia personal de un hombre. Ueli no necesita esta subida para ser él, sin o con la cumbre es el mismo. Igual que me pasa a mí sin o con el Nanga Parbat. Cuando has hecho tantas cosas no cambia nada si te falta una. La gente debe pensar que hay personas que no necesitan mentir y que hay otras que sí necesitan fotos. La credibilidad de un hombre la da su vida, su carrera.
«El alpinismo mentiroso ha muerto o muere muy rápido»
¿Los alpinistas mienten mucho?
El alpinismo mentiroso ha muerto o muere muy rápido. Es un fenómenos social, pero honestamente creo que el alpinismo es más limpio que otras actividades.
¿Tienes algún lema que te inspire?
No existe el imposible ni los sueños imposibles. La exploración es una manera de conseguir realizar sueños, no solo viajar a lugares desconocidos y peligrosos, explorar es creer en los propios sueños y no poner excusas para no empezar el camino en dirección a esos sueños.
