El primer australiano en conseguir el título de hombre más elegante del mundo se quitó su traje de surf, dejó a su familia en su casa en la playa para teletransportarse al Chateau de Chantilly, a pocos kilómetros de París, antes de ir a las carreras de caballos del Grand Prix Longines. No cabe duda de que el mentalista es un bon vivant. La excusa era presentar el nuevo Longines Record, un modelo con caja de acero inoxidable y lámina de oro rosa de 18 quilates, esfera plateada con efecto rayos de sol, agujas de oro color rosa y brazalete de acero inoxidable.

Bonito reloj...
¡Sí! Es muy ligero. Creo que este modelo se va a convertir en uno de los clásicos de Longines

¿Cuál fue el primer modelo de tu colección?
Un Flagship Heritage con rayas luminosas en la oscuridad.

Eres un tipo de compromisos a largo plazo. Siete años con El Mentalista, siete como embajador de Longines, con tu mujer no sé cuántos...
¡Miles! bueno... Si los cuento son 28... o sea... un milenio. Soy un tipo insistente. Creo que solo si te quedas en un sitio puedes explorar y profundizar en él. Es lo que hace la vida interesante.

Dicen que eres uno de los hombres más elegantes del mundo, el primer australiano en llegar a ese escalafón...
Los franceses han sido siempre los más elegantes, y la verdad es que lo son... van perfectos en cada ocasión. Pero creo que la elegancia es una virtud que tiene que ver con la persona concreta y con sentirse a gusto en la propia piel. No es una cuestión de adornos, sino de cómo se siente uno en su papel.

“Ser director de cine es mucho más difícil, pero increíblemente más gratificante”

Te levantas en tu casa de Australia y haces surf por la mañana, vives con tu mujer y tus hijos, haces jardinería... Tienes cierta habilidad para elegir las cosas buenas de la vida. Si hubieras vivido en Hollywood... ¿habría sido igual?
No quise vivir en Hollywood porque no quiero que lo que me defina como persona sean mis películas. Lo que marca mi identidad son muchas cosas además de mi trabajo y, esencialmente, me definen mis hijos. Nunca he querido que mi identidad dependa de mi éxito como actor.

La gente cree que el éxito es conseguir muchas cosas buenas.
Yo también quiero conseguir muchas cosas, pero no siempre son materiales. Busco experiencias que me dan placer, como trabajar en mi jardín, disfrutar de la naturaleza y de la compañía de los míos. Mi filosofía de vida es simple, como la canción de los Beatles: The love you take is the love you make. Creo que el amor que pones en hacer cada cosa es lo que después te vuelve.

EL JARDINERO FIEL

Baker asegura que no sufre la crisis de los 50, aunque su cuerpo y sus hijos se encargan de recordarle constantemente su edad. Parece que sus objetivos en la vida se focalizan en su familia, en sus hobbies y en cuestiones de cinematografía, proyectos interesantes y que puedan perdurar. Atrás han quedado los extenuantes rodajes de El Mentalista.

Los nombres de tus hijos son Stella Breeze, Claude Blue, Harry Friday... Son nombres más propios de tribus indígenas indias. Si pudieras elegir tu nombre, ¿qué habrías querido ponerte?
Nadie debería elegir su nombre. Tienen que elegir tu nombre los otros. Mi mujer me llama Capable.

No suena muy exótico...
Era un jardinero famosísimo de los grandes palacios del siglo XVIII. Se llamaba Capability Brown.

¿Qué lección has aprendido de tus últimos trabajos?
Como actor, tienes que aportar mucho a tu papel para convencer a los demás de que eres un tipo fantástico. Como director [habla por su película Breath, estrenada en 2018] tienes que conseguir que todo, los matices, los detalles y el producto final, sea fantástico. Y eso es muy difícil.

¿Y por qué te metes en esas?
Porque es mucho más gratificante.