Shirley MacLaine, a sus 85 años: "Descubrí que mi marido daba mi dinero a su amante japonesa" - Chic
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Shirley MacLaine, a sus 85 años: "Descubrí que mi marido daba mi dinero a su amante japonesa"

Shirley, hermana de Warren Beaty, se apellida realmente MacLean Beatty.

Shirley, hermana de Warren Beaty, se apellida realmente MacLean Beatty.
Shirley MacLaine | Cordon Press

Ochenta y cinco años celebra Shirley MacLaine este 24 de abril. Nacida en Richmond, Virginia, Estados Unidos, en el seno de una familia de clase media. Sus padres, profesores. Ella y su hermano, Warren Beatty, recibieron ya en casa buenas lecciones para su futura carrera de actores. Lo que resulta algo anecdótico es comprobar una ligera alteración en los apellidos de ambos. Shirley se apellida realmente MacLean Beatty. Si se observa, Warren añadió una "t" a su apelativo, en tanto ella modificó el suyo asimismo, inventándose lo de "Laine". Por una razón: cuando se fue a vivir a Nueva York un director teatral la llamaba así, aduciendo que le era complicado pronunciar "MacLaine". Una torpeza, pero Shirley acabó por recurrir a ello al adoptar su definitivo sobrenombre artístico.

La verdad es que ella quiso desde muy niña ser bailarina, con sólo cuatro años, al sufrir una descalcificación de sus huesos. Aquel contratiempo en su salud fue aprovechado por su madre, alentándola para que practicara la danza. No faltaba día alguno a clase. Conforme iba cumpliendo años, por su elevada estatura, le otorgaban en cada función de "ballet" personajes masculinos, sin ninguna otra connotación. Su debut como actriz acaeció en 1954, paralelamente en el teatro y en el cine, donde la dirigió Alfred Hitchcock en Pero... ¿quién mató a Harry? Un año decisivo para la futura gran estrella de la pantalla, pues fue cuando se casó con un hombre de negocios llamado Steve Parker, con quien al año siguiente tuvo una hija, Estefanía Sachico, Sachi en la intimidad. Vivieron un tiempo en Japón pero la pareja se rompió en 1961 y ella regresó a los Estados Unidos, dejando a su pequeña con el padre. Las razones de esa separación fueron ocultadas por Shirley el mayor tiempo posible, hasta que pudo descubrirse que el señor Parker le ponía unos escandalosos cuernos con una jovencita nipona, que convirtió en amante durante mucho tiempo. No se contentó con eso, pues con el mayor de los descaros se apropió de la cuenta corriente de su esposa para abrir otra a nombre de su querida. Los chismosos de Hollywood criticaron algún tiempo el comportamiento de Shirley, creyendo que había abdicado de su papel de madre, alejándose de Sachi. Ignoraban lo que acabamos de contarles. Por las razones que fueran, quizás es que no tenía prisa para iniciar el papeleo del divorcio, éste no se produjo hasta 1983.

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Shirley MacLaine en La calumnia (1961) | Cordon Press

Shirley MacLaine no tuvo otros amores en su vida, que se conozcan, salvo un par de ellos. Curiosamente con dos políticos. Uno el australiano Andrew Peacock y el otro un diputado norteamericano demócrata, Dennis Kucinich. La biografía fílmica de Shirley MacLaine tiene títulos magníficos, a partir de 1958, que es cuando fue candidata al Oscar por su papel en Como un torrente, cuyo rodaje tuvo un cambio en el guión a propuesta del protagonista masculino, Frank Sinatra, quien insinuó al director, Vincent Minnelli que no le parecía bien que su personaje muriera, sugiriéndole que sería mejor que quien "palmara" fuera el que correspondía a Shirley. Frankie se salió con la suya. Otra película importante fue El apartamento, de 1960, divertida comedia que la emparejó con el magnífico Jack Lemmon, con quien dos años más tarde coincidiría nuevamente en Irma la dulce, en el "rol" de una fulana que, antes que a ella, se lo ofrecieron a Marilyn Monroe. Y entre medias, año 1961, fue protagonista de La calumnia, cuyo argumento generó cierto escándalo tras su estreno.

Película donde compartía cartelera junto a la deliciosa Audrey Hepburn, donde se abordaba el siempre, al menos en aquella época, espinoso tema de la homosexualidad. Sesenta es el número de películas en las que ha intervenido hasta la fecha Shirley MacLaine, la última de hace tres años. Lista en la que se encuentran otras joyas como Ella y sus maridos, Dos mulas y una mujer, Magnolias de acero... En una rueda de prensa a la que asistí en Madrid con motivo de la presencia de Shirley, que promocionaba en 1989, Madame Sousatzka, le preguntaron cómo es que en más de una ocasión tuvo que representar en la pantalla a una prostituta. Bienhumorada, respondió lacónicamente: "Eso ha sido un problema de mi vida pasada". Pelirroja a menudo, con unos ojos algo achinados, nos pareció entonces una mujer de vida interesante, tan brillante actriz como conversadora, muy sensible, alejada del hieratismo de otras colegas empeñadas en sus encuentros con los periodistas en hablar sólo de sus películas. Alguna vez parece que llegó a insultar, incluso a agredir, a algún informador. Mas en aquel encuentro, nos pareció una dama encantadora. También cuando años atrás, en 1977, vino a Madrid para actuar en una gala de Televisión Española. Y en Barcelona, rodando un "spot" navideño en el que anunciaba una marca de cava. O en los 90 al convertirse en peregrina en el Camino de Santiago.

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MacLaine con Frank Sinatra | Cordon Press

Siempre se ha interesado por asuntos espirituales, paranormales, esotéricos, firme creyente de la reencarnación de los humanos en el otro mundo. A tal fin dedicó tiempo en investigaciones, que le depararon la publicación de varios libros al respecto, aparte de sus memorias, y una novela, Lo que sé de mí. Tras ser en más de una ocasión candidata al Oscar por fin lo consiguió en 1982 por su extraordinaria interpretación en La fuerza del cariño. Llevaba unos años muy relacionada con los Rat Pack, mote con el que se autollamaban los componentes de un "clan" capitaneado por Frank Sinatra, del que formaban parte Dean Martín, Peter Lawford, Sammy Davis junior y en el que tenían como una especie de madrina a Shirley. Con ellos pasó muy buenos ratos en su vida, compartió actuaciones musicales y algunas películas. Por supuesto también fiestas y reuniones donde pudo comprobar hasta dónde podían llegar aquellos amigos, entre borracheras y comilonas. Capítulo aparte fue la gira que en 1992 Shirley MacLaine realizó con La Voz. Recorrieron un montón de ciudades de los Estados Unidos, en la mayoría de las cuáles Sinatra tenía unos amigos muy especiales con quienes se reunía en torno a un abundante menú de espaguetis y otras viandas de la cocina italiana. Comidas en las que Shirley era invitada, absorta al contemplar a sus vecinos de mesa: todos ellos de la "Cosa Nostra". Peor eran los saraos a los que era convidada por Sammy Davis junior, al que no le importó confesar que se ponía ciego de cocaína y alcohol, cuando no practicaba satanismo o visitaba locales de porno duro en directo. Solía alquilar una sala de Los Ángeles, el teatro Pussycat, y reunía a sus mejores amigos, entre ellos Shirley MacLaine, quien recordaba la vez que asistió a la proyección de la película Deep Throat, o Garganta Profunda, donde Linda Lovelace se hizo muy popular por sus escenas de "cunnilingus".

Ni que decir que también Shirley conoció muchas veladas en las que la droga circulaba de mesa en mesa sin el menor disimulo. Le ofrecieron en cierta ocasión unas papelinas, que ella confesaba, no sé si inocentemente o no, que le parecieron sacarina en polvo, vaciando su contenido en el café que se estaba tomando. Ha llegado Shirley a la senectud sin aspavientos ni reproches ni lamentos. Como jamás basó su carrera en el físico no ha sufrido trastorno alguno al ir envejeciendo. Ni siquiera le importó últimamente ejercer de abuela de Cameron Díaz en la pantalla. Ni antes haber sido protagonista de un serial incorporando la vida de una ya achacosa Coco Chanel. Sencillamente porque es una mujer que ha sabido vivir todas las etapas de su larga existencia, disfrutar de ellas, adaptarse a las circunstancias y llegar dignamente a los ochenta y cinco años, que estos días celebra.

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