Las claves del fichaje de Sergio Ramos por el Sevilla

El verano se le ha hecho largu�simo a Sergio Ramos. Desde que hiciese las maletas en Par�s rumbo a su finca de Sevilla s�lo una idea rondaba su cabeza: regresar al S�nchez-Pizju�n como futbolista del Sevilla. Un deseo que pensaba poder cumplir, pero que tambi�n intu�a no iba a ser sencillo. Deb�a esperar una llamada del club al que lleg� como un ni�o. Que los dirigentes obviasen esa divisi�n en la opini�n p�blica local acerca de la figura del propio Sergio. Le tocaba esperar e ir desechando las ofertas millonarias que le llegasen a trav�s de su hermano Ren�. Quer�a jugar en el Sevilla. No quedaba otra. �Qui�n deb�a dar el paso?

Porque en la entidad de Nervi�n, sus dirigentes tampoco estaban demasiado por la labor. Sab�an de primera mano que el fichaje del camero pod�a influir negativamente en su ya da�ada imagen p�blica. Desde fuera se percibe distinto, pero ellos saben el sentir de parte del sevillismo. Encima, la persona que pod�a haber aunado voluntades en un asunto espinoso como Monchi, sal�a del Sevilla a principios de verano. Estaba harto de ciertas injerencias, las mismas que se conocen en el propio fichaje final de Sergio Ramos por los sevillistas. Fichaje de club, no de Direcci�n Deportiva.

Las negativas del Sevilla

Sergio dej� pasar las semanas, mientras s�lo escuchaba de boca de los responsables del Sevilla en las comparecencias p�blicas que nunca se iba a acometer su fichaje. V�ctor Orta, el 8 de agosto, dej� claro que con "seis centrales en la plantilla" no era viable su regreso. Adem�s, explic� que el modelo de negocio de firmar j�venes y sacar plusval�as chocaba directamente con el regreso de un jugador ya veterano. El presidente, Pepe Castro, incluso brome� en la previa de la Supercopa cuando le dijeron que Sergio deseaba regresar a Nervi�n. "Y yo quiero un avi�n", espet�.

La relaci�n Ramos - vestuario del Sevilla

Sergio ha estado todo el verano hablando con su �ntimo amigo Jes�s Navas. Mensajes al capit�n sevillista y a otros miembros del vestuario. En la plantilla era visto con buenos ojos el fichaje de un hombre como Ramos. Este deseo de Sergio se le traslad� al club de forma informal. No se inmutaron. No era posible. El Sevilla ten�a otras prioridades en el mercado. El frenes� de los �ltimos d�as, rescindiendo contratos y buscando opciones barat�simas desvelan la situaci�n econ�mica y deportiva de un club en plena reconstrucci�n. Y en ella no entraba Sergio. S�lo le quedaba agarrarse al siempre eficaz temor a los malos resultados. 0 de 9. Ah� hab�a esperanza.

El d�a clave

El Sevilla viaj� a Madrid el domingo por la ma�ana, con la suspensi�n del choque ante el Atl�tico en el aire. El d�a anterior explicaba su director deportivo que hab�an dejado una ficha libre para enero y que contaban con centrales de sobra, incluso valorando el haberse quedado con el canterano Kike Salas. Sin embargo, Jos� Mar�a del Nido Carrasco, vicepresidente primero y presidente a finales de a�o, tom� la iniciativa de pulsar a �ltima hora la posibilidad de firmar a Sergio Ramos, quien estaba a punto de aceptar 20 millones por a�o del Al Ittihad. Una decisi�n no consensuada con la Direcci�n Deportiva. De motu propio. Negociaci�n Del Nido - Ramos directamente. De hecho, el vicepresidente fue quien puso su nombre en la mesa en el �ltimo d�a de mercado, al caerse todas las opciones para ocupar el espacio de central. V�ctor Orta no lo ve�a. Incluso d�as antes recibi� un mensaje de Del Nido Benavente (padre) pidi�ndole el fichaje de Sergio. Jugador y expresidente tambi�n hab�an hablado. La presi�n de su regreso llegaba por todas partes.

Y era lo que Sergio siempre hab�a so�ado. Esperaba esa llamada desde inicios del verano y se produc�a con el mercado cerrado y habiendo ya descartado la posibilidad de regresar. Unas pocas horas para decidir qu� camino emprender. Si el contrato con el Sevilla, de un mill�n neto fijo, o el retiro dorado de Arabia Saud�. La familia ha pesado en su decisi�n de quedarse. Y m�s si cabe esa revancha interna que tiene Sergio Ramos con pisar el S�nchez-Pizju�n y convertir los silbidos en aplausos. No quer�a terminar su carrera sin esta �ltimas oportunidad. El destino se la ha brindado. Regresa a casa 18 a�os despu�s.