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Sergio del Molino: "Felipe Gonz�lez traicion� a todo y a todos"

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El escritor aragon�s indaga en 'Un tal Gonz�lez' en el origen, gloria y debacle del felipismo. De 1969 a 1997. Y lo hace con una novela generacional "fascinada" por la figura del pol�tico m�s aclamado de la democracia espa�ola

Felipe Gonz�lez durante un mitin en Murcia, en 1982.
Felipe Gonz�lez durante un mitin en Murcia, en 1982.EFE

Al enfilar la lectura de la �ltima parte del libro, la madre del escritor Sergio del Molino le dijo: "Quiz� ten�amos que haberle votado". Hace 25 a�os que Felipe Gonz�lez aparc� la pol�tica
-aunque no por eso ha dejado de controlar la espuela socialista-. Sergio del Molino naci� en 1979. Tiene 43 a�os. Espig� en un territorio hostil hacia el protagonista de esta historia. Una adversidad que el escritor fue remontando hasta llegar a esto de ahora. Exactamente a una novela. Concretamente a Un tal Gonz�lez, publicada por Alfaguara. 373 p�ginas para recorrer la peripecia del presidente del Gobierno m�s aclamado de la historia de la democracia en Espa�a. Alguien disecado en miles de cr�nicas, pero del que no exist�a novela. Aquel que en 1982 ech� a rodar una ma�ana radiante en plena noche desde una ventana del Hotel Palace de Madrid. Hab�a ganado a Tierno Galv�n y a Carrillo en la gesta de salir heroico de la clandestinidad.

Sergio del Molino ten�a tres a�os cuando Felipe Gonz�lez y Alfonso Guerra armaron la tremolina socialista. Cuando naci�, Franco ya empezaba a acumular su condici�n siniestra de nostalgia. A Felipe aprendi� a admirarlo m�s de tres d�cadas despu�s, con el mito ya plateado y la leyenda asent�ndose. �He tenido una conversi�n tard�a. Me ha costado encontrarle la grandeza. De donde vengo lo natural era despreciarlo. Tuve que educar la mirada para entender el papel y la dimensi�n de alguien as��, explica. Durante algo m�s de a�o y medio ley� todo lo que Felipe Gonz�lez gener�: la materia descomunal de una novela que es una vida que es la de un hombre que a�n activa suspicacia y pasiones.

Existe un piloto autom�tico al hablar de Gonz�lez. Pero m�s all� del sujeto hecho estatua de s� mismo, Del Molino hace un viaje a la semilla del joven sevillano, hijo de vaqueros educado por los curas, r�pido como la sangre, abogado despu�s, centella en el Suresnes de donde sali� alabado como el ni�odios del socialismo, y activ�simo presidente hasta convertirse en el individuo que, abatido, deja la secretar�a general del PSOE con 54 a�os, despu�s de 14 al tim�n del Gobierno.

Para saber m�s

En Un tal Gonz�lez sopla un relente admirativo de primera mano. Tambi�n r�fagas de fascinaci�n. Y est� lejos del ajuste de cuentas generacional. "Lo que intento es fijar de qu� manera le debemos el ser la sociedad que somos", explica Del Molino. "El prop�sito es modelar la acidez de mi generaci�n hacia la suya y dejar atr�s cierta adolescencia para observar de manera m�s adulta, serena y comprensiva esa �poca y a quien la impuls�.

Hubo un momento espa�ol en que los �nicos valores eternos cotizados del felipismo parec�an ser el felipismo mismo: acceso a la modernidad, progreso, consolidaci�n de la democracia, agilidad para el pelotazo econ�mico, ingreso en Europa, entrada en la OTAN... Pero hab�a un reverso punible: crimen de Estado, corrupci�n... Esto tambi�n cruza por la novela. Una novela escrita de tal manera que podr�a ser otra cosa y, sin embargo, aloja literatura. Poca ficci�n y firme literatura: "Tengo posiciones claras en este libro sobre las espacios oscuros de sus Gobiernos, no hay tibiezas", dice Del Molino. "Pero esa penumbra no domina la narraci�n porque ya se ha apoderado de la memoria de aquellos d�as durante demasiado tiempo y creo que en el futuro, por comparaci�n con otras corrupciones, la del felipismo no ser� tan relevante. Igual que la guerra sucia se va a relativizar despu�s de otras guerras sucias. Intent� no ensombrecer lo que importa: la consolidaci�n de una democracia tan robusta que les sorprende a ellos mismos". De ah� que en el libro exista esta frase: �Por m�s que busco no encuentro razones para una enmienda�.

Sergio del Molino.
Sergio del Molino.Antonio Heredia

- �Qu� traicion� Felipe Gonz�lez?

- A todo y a todos. Para llevar a cabo su proyecto comprendi� que deb�a luchar contra su propia tradici�n ideol�gica, matar a los padres y no tener piedad con compa�eros y compa�eras. Fue cruel e implacable, pero la gente que lo trat� de cerca le es leal. Para �l todo es instrumental.

- �Y qu� rastro queda en el socialismo actual?

- En el socialismo opositor, mucho. Pedro S�nchez, igual que hizo Felipe en su juventud, borr� toda huella de lo anterior y est� convencido de que su supervivencia pol�tica pasa por quitarse el lastre del PSOE del pasado. Pero la sombra de Felipe Gonz�lez sigue en la militancia. Hay un alma felipista en el socialismo joven espa�ol. Y eso provoca la guerra civil soterrada que hay en el partido. El PSOE de S�nchez se est� esforzando mucho por perder las elecciones.

Del Molino sostiene que Felipe Gonz�lez y Alfonso Guerra fueron amigos. Y detiene el relato en 1997. "A partir de ese momento �l me interesa menos porque est� ya, relativamente, alejado del poder", asegura. "Y digo relativamente porque siempre ha mantenido v�nculos e intenta influir en los acontecimientos. Pero sin poder su presencia es m�s endeble, cuestionable y a veces cae en la caricatura. Aunque la grandeza pol�tica del personaje es muy seductora".

Abierto en canal, Gonz�lez es algo m�s que el s�mbolo cumplido del ayer.

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