Críticas de Un gran amor (1989) - FilmAffinity
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Un gran amor

Romance. Comedia Lloyd Dobler, que es muy optimista, trata de conquistar el corazón de Diane Court, la chica más guapa del instituto y, además, una excelente estudiante. Lo sorprendente para todos es que ella le corresponde. El único problema es que el posesivo padre de Diane, que está divorciado, no aprueba esa relación. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
9 de marzo de 2008
28 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cameron Crowe, director de la infravalorada Casi famosos y cronista de Rolling Stones debutó en 1989 con Un gran amor, meritoria, brillante e inteligente comedia romántica, juvenil y ochentera. El director, de merecido crédito gracias a Jerry Maguire y aun más merecido descrédito por encargarse de la versión americana de Abre los ojos o el reciente descalabro llamado Elizabethtown, sabía como hacer una buena comedia romántica. Lástima que después se le olvidara.
Es cierto que la historia no es precisamente un alarde de originalidad (perdedor-se-enamora-de-la-chica-más-lista-y-guapa-de-la-clase), y que está llena de tópicos. Pero si Un gran amor se diferencia en algo de sus congéneres de la década, es por utilizar gestos y silencios en lugar de palabras. O por reflejar las cosas cotidianas de la vida, aquellas simplicidades a las que más nos aferramos. Lo que podría parecer otra simple vuelta de tuerca al tema de la pareja despareja se convierte en una historia sensible, en la que no hay arquetipos sino gente de carne y hueso.
Ione Skye es Diane, la tradicional chica cautivadora que todas las chicas alguna vez hemos querido ser. Encantadora, coqueta, dulce, y lo mejor: tiene al protagonista colado por ella. John Cusack, tímido y torpón, pero, ¿cómo no enamorarse de ese chico que hace los mil y un esfuerzos por conquistarla? Lloyd Dobler está hecho un mar de líos, lo único que sabe es lo que no quiere hacer (estupenda la escena en la que expresa las infinitas maneras en las que no quiere vender ni procesar nada), y aunque diga que le gustaría probar suerte con el kickboxing, en el fondo entiende que las patadas no van a llevarlo muy lejos. Bueno, sí sabe algo más: quiere invitar a salir a Diane Court, que es inalcanzable. Y no precisamente por ser una despampanante rubia animadora y popular. John Mahoney (Frasier), severo padre e incipiente estafador, el principal escollo en la relación. Las amigas de Lloyd -como Lili Taylor- aportan el punto necesario de drama o de comedia, según conviene y avanza la película.
La película entera está repleta de momentos inolvidables. ¿Cómo olvidar esa escena en que él se ubica bajo la ventana de ella, sujetando uno de esos armatostes -las radios portátiles de esa época- sobre su cabeza, dedicándole In Your Eyes, de Peter Gabriel, a todo volumen? Las cosas que uno a esa edad cree que van a pasar…. “En tus ojos están la luz, la solución a todas las búsquedas” y que a pesar de irse siempre vuelve al lugar donde “tú estás”... Romeo y Julieta en estado puro.
Recordad la primera fotografía que se hacen juntos. El final de la fiesta, cuando la toma en sus brazos para que no pise los vidrios desperdigados por la calle. O las lecciones de coche. Lloyd es el hombre más paciente al momento de enseñarle a una mujer a conducir... de la historia. Aquella memorable frase: Ella me regaló un bolígrafo. Yo le dí mi corazón, y ella me regaló un bolígrafo.
Me falta espacio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Naran
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17 de octubre de 2011
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La belleza de esta película es que a cada momento estás esperando una sorpresa inesperada o algo que te impacte por inimaginable, sin embargo todo lo que ocurre y transcurre entre los dos protagonistas principales es maravillosamente simple, es genialmente llano, es asombrosamente normal, es felicidad corriente, es excepcional vida ordinaria a base de un par de jóvenes recién salidos de la escuela secundaria o de los estudios preuniversitarios.

Él (que es un muchacho del montón), se atreve contra todo pronóstico a invitarla a ella (que es una estudiante de la más alta consideración u honores escolares) para asistir a una fiesta con el resto de los alumnos que han acabado la graduación, ahí surgirá la imantación mutua, luego salen juntos otras veces, se van gustando cada vez más, hasta que el amor hace que ambos se necesiten existencialmente y ya no puedan vivir el uno sin el otro.

Una agradable y bien contada historia de noviazgo, a la usanza de respeto y buenas formas, que gustará a todos los que alguna vez han vivido o viven tales circunstancias y sentimientos.

Entresaco del filme dos frases que merecen la pena reflexionarse:

*Las cosas buenas siempre ocurren con las malas.

*Cuidar de la gente “no es rentable”.


Fej Delvahe
Ehavled Jef
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10 de marzo de 2009
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las pelis de Cameron tienen de bueno que no son sólo románticas, aunque lo sean también, y mucho. Detrás está una especie de realidad. La clase de realidad que crean las buenas personas. Un tipo legal, como es Cameron, usa un filtro especial para retratar a sus personajes. No puedes odiar a ninguno. No le sale ser malo con la gente. Ahí está su grandeza, y su límite. Habrá quien piense que esa visión de la vida es poco realista. Y tienen razón, seguramente. Hay mucha mala gente por ahí, vaya. Lo que yo pienso es que nadie se mete con ese pensamiento en el cine - ni tampoco en una librería o en una tienda de discos. Necesitamos algo más que ser realistas. Las historias son eso mismo, historias, mundos especiales, en los que no podemos vivir aunque querríamos con toda el alma formar parte de ellos.

En USA, el personaje de Lloyd (John Cusack) ha quedado como parte de la cultura popular. La gente recuerda algo de ese chaval sincero y estrafalario. Recuerda su honestidad, su apabullante amor por su chica, sus ganas de cuidar de ella, de empezar algo. Recuerda su soledad, porque no era convencional, no encajaba con los chicos que iban tras las chicas y se las daban de expertos. Si de verdad te gusta la película, puede que acabes sintiéndote como él: solo. Yo la he prestado varias veces, y nadie ha sabido conectar con la historia como yo. Sin embargo, no es una peli para marginados. Es la clase de historias que te dan fuerzas para buscar a alguien especial, alguien como tú. Te hace creer que esa persona existe. Que aparecerá, si abres bien los ojos. Y te advierte que, si la encuentras, debes prepararte a conciencia. Porque lo vas a pasar mal.

Hay pocas películas en las que haya podido sentir eso que llaman amor. Esa mezcla de vulnerabilidad, ilusión, torpeza y dolor. Me pasa con algunos clásicos ("Tú y yo", "El fantasma y la señora Muir", "Retrato de Jennie"...), y algunas pelis modernas ("Los hermanos Mcmullen", "Mumford", "La chica del café"...). Recientemente me ha pasado con "Crepúsculo". "Say Anything" es para mí una de las diez mejores pelis románticas de siempre. Todo está ahí. No sobra nada. Querer a alguien es exponerse a recibir bofetadas en abundancia, y ponerse en sus manos. Aquí sienten igual el chico y la chica, se equivocan por igual, y sufren lo mismo. El mérito de la historia es su sencillez. Dos buenas personas que descubren que, pese a ser la noche y el día, necesitan estar juntos. Todo lo demás es negociable. Y, junto a ellos, está Lili Taylor con su guitarra, o Eric Stolz disfrazado de gallina, o esa profesora tan cercana.

Es difícil explicar el amor. Pero Cameron lo consiguió. Tiene pelis más resultonas, y más premiables. Pero "Say Anything", para mí, es la más meritoria, la que visitaría - si pudiera meterme en una de sus historias -, la que reclama una secuela (como él mismo ha comentado alguna vez).
antoniomarty
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20 de noviembre de 2007
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobrevalorada comedia romántica siendo ésta pero superior a la media de películas de este estilo. En este caso nos encontramos con una excelente estudiante, guapa pero autoexcluida del resto del mundo excepto de su padre aunque todos los demás opinen lo contrario (...). Objetivo amoroso de un chico desgarbado y simpático que al conseguir una cita con ella se siente totalmente realizado sin importarle todo lo demás que ocurra en su vida. Todo es agradable y bastante previsible y poco novedoso, supongo que el exito que ha tenido será por la madurez mostrada por la chica que contrasta favorablemente con la típica " niña de papá" que solemos ver en estas historias y sobretodo ante un bastante inmaduro John Cusack que hace de panoli agradable todo el metraje. Se intenta dar cierto dramatismo añadiendo una historia incómoda y delicada que no ayuda en nada al desarrollo de lo acontecido ya que no le da mucho sentido al conjunto y hace que nos desviemos bastante de este interesante romance juvenil.
pere adrover
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18 de octubre de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1989, un tal Cameron Crowe desembarcaba en el mundo de Hollywood a través de ‘Un gran amor’ (Say anything…), película de la que se servía para romper el hielo y comenzar a desfogarse en las artes del celuloide. Como primera película, no es que Crowe decidiera con ella cambiar el panorama cinematográfico. La apuesta no es arriesgada, pero sí cuenta con un argumento ciertamente nostálgico con claro aroma al cine teen de los años 80. En éste, un jovencísimo John Cusack y una seductora Ione Skye, daban vida a la pareja de tortolitos protagonista del film. La historia se sitúa en el verano posterior a la graduación (bachillerato) y previo al mundo universitario. Cuatro meses tendrá Lloyd para, por fin, hacerse con el corazón de Diane. ¿Se atreverá a coger el teléfono y llamarla?

Comedia romántica digna, rodeada de adolescentes con toda una vida por delante, también con adultos a los que la vida, al contrario, comienza a echárseles encima, y con dos jovencitos dispuestos a todo por conseguir estar juntos. Su mensaje es rebelde (en sintonía con el cine de Hughes), en clara referencia a la contraposición de la muchacha frente a la figura autoritaria del padre (un poco de ácidez extra con el tema de hacienda y los ancianos), y, sobre todo, al personaje de Cusack, quién se olvida de su futuro laboral, de su puesta en mercado y demás, centrándose en un aspecto más mundano: el amor por su chica (¿ocupación? estar con su hija). Tierna y divertida película en la que, entre otras cosas, se atisban ciertos rasgos del mejor Crowe.
The Motorcycle Boy
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