Hablar del Sassuolo es hablar del equipo que, con permiso del Atalanta, ha crecido más en el último lustro en Italia. A pesar de que juega en la Serie A desde hace diez temporadas, ha conseguido afianzarse en la parte izquierda de la clasificación en un periodo de tiempo relativamente corto.
El Sassuolo ha convertido en su virtud el desarrollo de futbolistas jóvenes y de prospectiva, con potencial para generar una importante plusvalía. Es el caso de Gianluca Scamacca, inminente fichaje del West Ham y venta más valiosa de la historia de la entidad ‘neroverde’.
El delantero centro será ‘hammer’ a cambio de 36 millones de euros fijos, 6 millones variables y un porcentaje relativo a un futuro traspaso. Dicha cantidad contrasta con los 500.000 euros que el Sassuolo pagó por él al PSV en 2017. Los italianos consiguen una plusvalía de 35,865 millones, según el portal especializado ‘Calcio e Finanza’.
La estrategia del Sassuolo consiste precisamente en aprovechar las oportunidades de mercado para incrementar el valor de sus jugadores. Ha ocurrido con Scamacca, que encadenó hasta cuatro cesiones antes de anotar 16 goles con el Sassuolo en Serie A, pero también sabe desarrollar sus jugadores en su propia disciplina.
Es el caso, por ejemplo, de Manuel Locatelli. El Sassuolo confió en el centrocampista, un descarte del Milan, y explotó el potencial que no encontraron los ‘rossoneri’. Locatelli llegó a convertirse en una referencia de la ‘Azzurra’ campeona de Europa, antes de firmar por la Juve a cambio de 30 millones, generando una plusvalía de 24,685 'kilos'
Stefano Sensi, por su parte, llegó al Sassuolo desde el Cesena por 5,25 millones en enero de 2016. Tres años y medio después, el Inter pagó 25 millones por el mediocentro. Aunque Sensi no tuvo tanta suerte en San Siro como en el Mapei Stadium, el Sassuolo logró una plusvalía de 23,615 millones, la tercera más alta de su historia según ‘Calcio e Finanza’.
Se podría añadir un largo elenco de jugadores: Politano, Boga, Demiral, Acerbi, Sansone, Zaza… Una política tremendamente efectiva, que tiene su piedra angular en el banquillo. Roberto de Zerbi antes y Alessio Dionisi actualmente son los técnicos que han logrado que el Sassuolo pueda hacer crecer a sus jugadores, al tiempo que brinda un fructífero presente al equipo. Y es que los ‘neroverdi’ no han bajado del undécimo puesto en el último lustro.
El Sassuolo se ha convertido de esta forma en un destino atractivo para los jóvenes. El conjunto emiliano siempre busca potenciales oportunidades, a las que asegura tiempo de juego y crecimiento en una gran liga. Este año ya ha firmado a Agustín Álvarez (Peñarol) y Thorstvedt (Genk).
La gestión del Sassuolo y de su CEO Giovanni Carnevali, sin embargo, no es siempre aplaudida. Su política de altos precios se ha criticado por, supuestamente, ir en contra de la prosperidad del fútbol italiano mediante la inflación de los jóvenes nacionales, como Raspadori, Frattesi, Berardi o el propio Scamacca.
Los altos precios que fija el Sassuolo a veces sí que son contraproducentes. Domenico Berardi refleja esta situación: un jugador codiciado por los grandes de Italia e incluso algunos clubes británicos que, sin embargo, no están dispuestos a colmar las cifras que exige el Sassuolo. Un problema que dura ya varios años, y que retiene a Berardi en Reggio Emilia más años de los quizá necesarios.
Esta es la estrategia del Sassuolo, guste más o menos. Una gran atención al desarrollo de los futbolistas en el primer nivel que pueda asegurar la prosperidad financiera del club pasados unos años. El futuro cuenta tanto como el presente en el Mapei Stadium.