Y La Cartuja se convirtió en San Mamés por un día

Y La Cartuja se convirtió en San Mamés por un día

COPA DEL REY

Los cerca de 80.000 zurigorris desplazados llevaron en volandas a los suyos en Sevilla

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La marea zurigorri inundó La Cartuja para llevar en volandas a los suyos

Julio Muñoz / EFE

Un día para recordar toda la vida. Por ganar de una vez por todas y después de 40 años la ansiada Copa y por la manera de llegar. Parecía que veíamos una nueva versión del Athletic de las finales, sin embargo hubo reacción en la segunda parte para goce, disfrute y llanto de la marea zurigorri que tomó las calles de Sevilla. Y sufrimiento como nunca desde los once metros.

Unos días que nunca se olvidarán en los libros de historia de los leones. La Cartuja fue la guinda a una jornada inolvidable. Sevilla se transformó en Bilbao. Triana fue Pozas. La Athletic Hiria, un día cualquier del BBK Live. Y el estadio mutó en San Mamés. Se calcula que se desplazaron cerca de 80.000 zurigorris hasta tierras andaluzas. Mucho que llorar. Y sin pasar por alto a varios ‘infiltrados’ en la zona del Mallorca.

La jornada transcurrió en un gran ambiente festivo. Aunque siempre hay unos pocos que lo empañan. Aficionados de ambos equipos protagonizaron unos aislados incidentes en la Alameda de Hércules a media tarde, eso sí, no hubo heridos de gravedad.

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Una mancha mínima. Lo de Sevilla, desde la óptica del Athletic, es algo que no se puede explicar con palabras si no lo has vivido. Los que estuvieron cerca tendrán anécdotas que contar a sus descendientes como hicieron los que acudieron al Bernabéu en el 84. Por fin habrá legado, en el verde y en las gradas. Sentimiento puro. San Mamés se volcó tanto o más. También llegó el aliento desde Bilbao. Se vendieron 50.848 localidades. Llenazo para mandar fuerzas a 850 kilómetros.

La parte del Mallorca tomó colorido con anticipo. Ganaron la primera batalla, pero la última palabra le correspondió a la del Athletic. Su ‘fan zone’ estaba mucho más alejada, pero se hizo escuchar desde que accedió al campo. Ibaigane había solicitado que no hubiera pitos al himno y no los hubo. Pidió respeto y es lo que se encontró. La marea rojiblanca tapó los acordes con un bufandeo y cánticos de ánimo. Desde La Cartuja costaba escucharlo. Tifo espectacular, mosaico ‘made in San Mamés’ y a jugar.

Se quería trasladar el ambiente de los encuentros en casa y se logró. Pero solo en la segunda parte. Porque el gol de Dani Rodríguez provocó una explosión de júbilo en el lado del Mallorca y silenció el bando bilbaíno. Así estuvieron varios minutos hasta que llegó el arreón del Athletic antes del descanso.

Luego vino la devolución de la moneda con las tablas de Sancet. La afición bilbaína creyó de nuevo y apretó de los lindo en los mejores minutos de la tropa de Valverde. Después entró la fase del miedo y emergió la prórroga, para corazones fuertes... y una tanda de penaltis perfecta que ya es historia del Athletic.

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